¿Somos buenos o malos por naturaleza? Muchas tradiciones filosóficas se han formulado esa pregunta a lo largo de la historia. En esta reseña ofrezco unas pinceladas acerca de la visión confuciana sobre el tema.
Grosso modo, la gran apuesta antropológica del confucianismo es que las personas nacen esencialmente buenas.
Si bien el pensamiento de Confucio se limitaba a suponer que la naturaleza del ser humano era proclive al bien, 孟子 Mencio (372-289 a. C.) declara y expresa su bondad originaria. Mencio nos dice: “La compasión es la semilla de la humanidad, el sentimiento de vergüenza es la semilla de la equidad, la modestia es la semilla de la cortesía y la capacidad de discernimiento la semilla de la sabiduría”. Vemos que, como punto de partida, Mencio se sirve de la compasión, “un corazón que no soporta el sufrimiento de otros seres humanos”.
Esta concepción optimista no fue compartida por todos los confucianos de los siglos IV y III a. C. El filósofo 荀子 Xunzi (313-328 a. C.) defendió justo lo contrario: que el hombre es malo por naturaleza. Según Xunzi, “la bondad humana se fabrica, pues el hombre posee desde el nacimiento la codicia y el lucro, por eso necesita la influencia de la educación, etcétera”.
Siglos después, el Libro de los Tres Caracteres (三字经) arranca con la siguiente sentencia: “Las personas nacen esencialmente buenas. Esa bondad original nos acerca. Las diferentes costumbres nos separan” (Sanzijing, capítulo 1).
El Clásico de los Tres Caracteres está considerado como una joya de la pedagogía y moral chinas. Escrito durante la dinastía Song del Sur (1127-1279), época de turbulencias políticas pero también de gran esplendor cultural, en este libro de corte neoconfuciano se condensa la quintaesencia de la educación, la historia y la filosofía chinas.
Nótese la diferencia fundamental entre el pensamiento confuciano y el cristiano: mientras que el confucianismo considera que las personas nacen puras, los cristianos creen que las personas nacen pecadoras.
Es importante tener en cuenta que para la tradición confuciana, la cuestión moral y la sabiduría van de la mano. Dice Confucio: 君子喻于义,小人喻于利, “la persona ejemplar entiende lo que es moral; la persona mezquina se ciñe exclusivamente al beneficio/rentabilidad”.
En esta línea argumental, 卢照邻 (Lú Zhàolín) poeta de la dinastía Tang (618-917), nos dice lo siguiente: «智者不背时而徼幸,明者不违道以干非» (zhì zhe bù beìshí ér jiào xīn, míng zhe bù wéi dào yǐ gàn fēi). El significado de este dicho es que un hombre sabio no espera éxito fortuito cuando no es el momento oportuno, ni va contra la moral o la justicia en busca de aspiraciones indebidas. Es decir, que el momento adecuado y los principios morales son los requisitos precisos para progresar en la vida.