Camarada Confucio: el mantenimiento de las «dos integraciones»

En esta reflexión queremos destacar que el socialismo con peculiaridades chinas se ha venido construyendo con las aportaciones de los pensadores marxistas chinos, y que, aunque se afiance como aportación teórica en los últimos tiempos, se ha ido enriqueciendo con todos ellos. Y, a la vez, en todos ellos, la tradición china ha venido tiñendo ese pensamiento para, integrándolo, traer la esencia de esa tradición, como el confucianismo (y no solo), al marxismo chino. Es lo que se conoce como «las dos integraciones», no existiendo una contradicción marxismo/confucianismo, más bien lo que en Occidente llamaríamos una fusión.

 ara poder hablar de cómo la tradición china, ha influido en el diseño de la peculiaridad del socialismo chino, y en concreto la influencia de Confucio, hay que hacer una pequeña introducción del personaje. No sin pasar por alto que la tradición China no es solo Confucio; el taoísmo también forma parte de ella, al igual que otras líneas de pensamiento filosófico y religioso. Si bien es cierto que las ideas y la filosoḱa confuciana podrían ocupar el primer lugar en cuanto a influencia en el pensamiento, no solo de los chinos de la República Popular China, sino también de muchas comunidades de Asia.

¿Quién fue el personaje que llamamos Confucio? Fue un filósofo y político que creó una doctrina a la que se ha dado el nombre de confucianismo. Su nombre era Kong Qiu, y parece que su nacimiento fue el 28 de septiembre de 551 a. C. y la fecha de su fallecimiento el 11 de abril del 479 a. C.

No pertenecía a la aristocracia, pero tampoco era un campesino ni pertenecía a la gente común; parece que pertenecía a una clase acomodada, situación que le permitió realizar una carrera política en su región. Se ganó una reputación considerable a través de sus enseñanzas, mientras que las familias gobernantes valoraron positivamente su conducta adecuada y la rectitud de sus actos. Así con cincuenta años llegó a ser nombrado gobernador de una ciudad, ascen- diendo posteriormente a ministro. La inestabilidad de la época lo llevó a vivir en el exilio; y, al volver con 68 años, es cuando en uno de los libros del confu- cianismo, las Analectas,se lo describe, ubicándolo en ese tiempo, enseñando a sus discípulos. Hay que decir que aquí hay algo que asimila al maestro Kong con otro personaje, el maestro Jesús de Nazaret, y es que habiendo influido am- bos con una línea de pensamiento que marca una civilización, no se conserva directamente ningún texto, hasta la fecha, de su puño y letra. Todo los docu- mentos y relatos sobre sus pensamientos son de «testigos de referencia», sus discípulos, que realmente fueron los creadores de su escuela de pensamiento. Al igual que en el cristianismo los nuevos evangelios van definiendo ese pensamiento; son los Cinco clásicos y su compendio los que definen el pensamiento del maestro Kong, y al igual que con el cristianismo, eso que dicen que han di- cho y enseñado ha sido lo que se ha definido aposteriori como confucianismo.

Se puede resumir la doctrina confuciana en una serie de mandatos que deberían ser los principales deberes de todo hombre de gobierno.

  1. Amar al pueblo, renovarlo moralmente y procurarle los medios necesarios para la vida cotidiana.
  2. Por este motivo, debe servirse en primer término con soberano respeto a aquel que es el primer dominador.
  3. Cultivar la virtud personal y tender sin cesar a la perfección.
  4. En la vida privada como en la pública, observar siempre el sendero superior del «justo medio».
  5. Tener en cuenta las dos clases de inclinación propias del hombre: unas proceden de la carne y son peligrosas; las otras pertenecen a la razón y son muy sutiles y fáciles de perder.
  6. Practicar los deberes de las cinco relaciones sociales (explicadas más abajo).
  7. Tener por objeto final la paz universal y la armonía general.

Como veremos, son principios orientadores también del PCCh desde que se encargó del gobierno de la República Popular China, e incluso de tiempo antes, en la propia gobernanza interna del Partido, y de las zonas donde este desarrolló su administración.

  1. En la época de Confucio las mujeres no tenían papel relevante y por eso, en los cinco libros, incluidos las Analectas,los consejos que se dan son para «hombres». Hoy entendemos que per- fectamente valen para cualquier persona.

Por lo tanto, el Partido Comunista Chino y las peculiaridades de su socialismo, como la propia sociedad china, se han visto influidas de manera positiva por esas ideas filosóficas, y mucho más cuando ha sido consciente de ello y han sido defendidas y adheridas a la propia ideología del Partido, creando un marxismo-leninismo peculiar, adaptado a esa realidad actual de China, y a su propia civilización tradicional y cultura propia. Todo un acierto ideológico. Es lo que se ha llamado, o los propios documentos del partido llaman, las dosintegraciones.

La discusión que se da en algunas mentes occidentales de que el PCCh es más confuciano que marxista (y/o al revés) es un error que se plantea por no conocer la historia del PCCh y por ignorar la importancia de esa aportación ideológica de las «dos integraciones».

La historia del PCCh es un hilo incesante de la chinización del marxismo y la adaptación a su realidad temporal, así como su constante innovación y creación teórica. Sin este peculiar actuar, no hubiese sido posible el triunfo de la revolución socialista, con la estrategia autóctona de cercar las ciudades desde las zonas rurales y conquistar el poder con la fuerza de las armas, por solo poner un ejemplo. O el de haberse liberado del imperialismo nipón y haber sido una de las fuerzas vencedoras de la Segunda Guerra Mundial.

En lo teórico hay que señalar las obras en las que se inicia esa peculiaridad del socialismo chino. En concreto habría que señalar como una de las primeras la obra de Mao Zedong de 1937 Lapráctica.2 En ella trata de mostrar cómo descubrir la verdad por medio de la práctica.

El mejoramiento continuo y la búsqueda de la verdad son una de las influencias que dan entrada a la especial flexibilidad y eficiencia del socialismo chino. Aquí aparece un término que se ha mantenido desde entonces en el ideario, donde ya se mezcla la dialéctica marxista con las influencias tradicio- nales confucianas: «buscar la verdad en los hechos».

Directamente continuador en el tiempo está Elmovimientoideológicode Yanán, a partir de 1942. Es otro momento donde el socialismo chino se diferencia de otros socialismos de la época. De esa época son dos escritos también de Mao: Rectifiquemos el estilo de trabajo del partido 3 y Contra el estilo de cliché del partido. 4

Desde el estudio de los clásicos, y la realidad de la práctica, Mao se enfrenta con la burocracia y el sectarismo. Comienza a desarrollar un marxismo distanciado del modelo soviético.

Mao propone un Marxismo con forma nacional: «Debemos sintetizar nuestro pasado desde confucio a sun-yat-sen, y tomar posesión de un valioso

  1. En Obras escogidas de Mao Tse-Tung, tomo i, p. 317, Ed. En Lenguas Extranjeras, 1968.
  2. En idem,tomo iii, p. 31.
  3. En idem,tomo iii, p. 49.

legado».5 Aboga en este texto por «poner el pasado al servicio del presente» y enfatiza la necesidad de «utilizar plenamente y de manera crítica el patrimonio cultural de China… eliminando su escoria feudal y asimilando su quinta esencia democrática… para tomarlo en propiedad». Su hábil empleo de la excelente cultura tradicional china queda de manifiesto en su explotación a fondo del valor que tenía esta, en clave de época y en su impregnación de nuevo sentido a los proverbios clásicos con que exponía el método marxista tanto en lo ideológico como en la práctica, enfocando el hacer todo partien- do de la realidad, con el tradicional, buscar la verdad en los hechos o el dis- parar la flecha al banco.

Otro de los importantes pensamientos que se han conservado como guía, desde entonces hasta la fecha, y que define ese socialismo, es la idea de cimen- tarse en el pueblo, servir al pueblo, es decir, en primer lugar el pueblo.

  Otro escrito de Mao en este sentido es Inclusión y búsqueda de lo común a partir de la diferencia.Es consciente de la necesidad de contar con cuantos más aliados mejor. Establece el sistema de asambleas populares, el de cooperación multipartidista y la consulta política, todos dirigidos por el PCCh y que con retoques y modernizaciones, han funcionado hasta la fecha, a todos los niveles.

En el periodo posterior de reforma y apertura, se siguió profundizando en la convivencia armónica de las «dos integraciones». Deng Xiaoping dijo:

«El país socialista que nos hemos propuesto construir no solo debe dotarse de un alto grado de civilización material, sino también moral, y solamente puede calificarse de socialismo con peculiaridades chinas al que realice un buen trabajo en los dos ámbitos de la civilización: el material y el moral». Aquí, resalta la necesidad de transmitir y desarrollar la excelente tradición cultural de la nación y la bella tradición del partido; luchar contra la influencia remanente del feudalismo y resistir la corrosión de las ideas decadentes del capitalismo, imprimiendo una nueva connotación de época al ideal de «nivel de vida modestamente acomodado» milenariamente anhelado con gran celo por el pueblo (recogido en la tradición china como objetivo para el buen gobernante).

Jiang Zeming, el padre de la triple representatividad, continuó en esa línea, recogiendo esas aportaciones, tanto marxistas como confucianas, y mantuvo: «Solo emancipando la mente, perseverando en la búsqueda de la verdad a partir de los hechos, actuando de acuerdo a la realidad y vinculando la teoría a la práctica nuestro impulso de modernización socialista podrá funcionar sin problemas».

Y sin ruptura de continuidad, el creador de la concepción científica del desarrollo Hu Jintao continuó con el impulso de esa combinación de ideas marxistas y confucianas. Él fue el que desarrolló el concepto de sociedad modestamente próspera y señaló la necesidad de crecimiento no a cualquier precio. Se planteó como objetivo ayudar a los desfavorecidos y lograr una sociedad próspera y armoniosa. Acuñando en 2005 el concepto de sociedad armoniosa, mundo armonioso. Un año después proclamó los ocho honores y ocho deshonras como guía ética.

  1. Ama al pueblo, no hagas daño.
  2. Sirve a la gente, no perjudiques.
  3. Sigue a la ciencia, rechaza la ignorancia.
  4. Sé diligente, no indolente.
  5. Estemos unidos, ayudemos a otros. No hagas ganancia a costa de otros.
  6. Sé honesto y confiable. No niegues la ética para obtener de otros ganan- cias.
  7. Sé disciplinado y respetuoso de la ley. No seas caótico y anárquico.
  8. Vive con sencillez, lucha duro, no te ciegues por lujos y placeres.

Puntos que nos recuerdan a los enunciados al principio del escrito, como los mandatos del confucianismo.

A partir del XVIII Congreso del Partido, el socialismo con peculiaridades chinas entró en una nueva era. Persistiendo en esa integración de los principios fundamentales del marxismo con la realidad concreta de China y su cultura tradicional, los comunistas chinos, con su secretario general a la cabeza, crearon el pensamiento Xi Jinping, dando lugar a un nuevo salto en la chinización del marxismo y su adaptación a los tiempos. Basándose en la nueva posición histórica del desarrollo de la RPCh y con la mirada puesta en la realidad, el PCCh ha conseguido incesantes avances innovadores, cualitativos en términos de teoría y práctica, y ha conducido al pueblo en la conquista de los grandes éxitos del socialismo con peculiaridades chinas de la nueva era. Y en ese proceso práctico de mantenerlo y desarrollarlo, Xi Jinping ha prestado una gran atención a la trasmisión y desarrollo de la cultura tradicional china y ha profundizado sin cesar en la comprensión de las leyes objetivas de la «dos integraciones», y en particular, de las de la «segunda integración». Así, ha mantenido:

«Los principios fundamentales del marxismo deben integrarse estrechamente con la realidad concreta de China, y hay que tratar de manera científica a la cultura tradicional nacional y también a las culturas de los diversos países del mundo en procura de armarse con todos los espléndidos frutos ideológicos y culturales creados por la humanidad». «Debemos prestar especial interés a la explotación de la quintaesencia de la cinco veces milenaria civilización china, combinando el desarrollo de la excelente cultura tradicional con las posiciones, puntos de vista y métodos marxistas, para seguir con firmeza el camino socialista con peculiaridades chinas».

En el discurso pronunciado en el acto de celebración del centenario de la fundación del PCCh 6 dio un paso más y planteó la importante conclusión de las «dos integraciones» al situar la «segunda integración» y la «primera integración» en un mismo plano. En el mismo se reitera la concepción del desarro- llo centrada en el pueblo, usando ideas de gobernanza de la China tradicional, como la de que «el pueblo es el fundamento del país» o la de «tranquilizar, hacer prosperar y deleitar al pueblo». Por supuesto sin desviarse del concepto de pueblo y de masas del marxismo. Y en el mismo sentido la concepción ecológica de coexistencia armoniosa del ser humano y la naturaleza fusionados con el propio pensamiento del presidente sobre la civilización ecológica. En esa parte del discurso, se puede destacar cómo se integran perfectamente las ideas tradicionales chinas de «la unidad entre naturaleza y ser humano» y «todas las cosas crecen juntas», con las marxistas de la relación del ser humano con la naturaleza y la estructuración del concepto socialista chino, de la comunidad de futuro compartido de la humanidad, que a la vez y de forma circular nos vuelve a acercar a los conceptos clásicos del beneficio mutuo, y la concordia entre todas las naciones.

Por lo tanto, y a nuestro modesto entender, las «dos integraciones» expresadas por Xi Jinping son una perfecta síntesis dialéctica de la práctica y larga trasmisión generacional del desarrollo de la cultura tradicional china y la aplicación y profundización de la integración de los principios fundamentales del marxismo con esa realidad. Esta última sería la primera integración, y la primera la segunda.

Y la pregunta que deberíamos resolver es de qué manera y cuál es la razón de que ambas se integren con tanta facilidad, armonía y eficacia.

Es evidente que ambas, el marxismo y la cultura tradicional china, vienen de diferentes orígenes. Y la innovación teórica de las dos integraciones nos explica según palabras del propio Xi Jinping que la premisa de esa integración es la concordancia mutua. Y plantea en el discurso del aniversario, del que estamos extrayendo esta aportación, varias ideas bases de esa cultura tradicional china; en concreto habla de las siguientes: «el mundo es de todos», «el pueblo es el fundamento del país», «gobernar mediante la moral», «suprimir lo viejo y establecer lo nuevo», «nombramiento de personas por méritos», «unidad ente naturaleza y ser humano», «constante autosuperación», «con más honda virtud se acoge dentro todo lo del mundo», «acento de la fiabilidad y cultivo de la armonía», «benevolencia y buena vecindad» y más.

A continuación, explica que estas ideas son reflejo significativo de la visión del universo, del mundo, de la sociedad y de la moral adquiridos por el pueblo chino en su largo periodo de actividad productiva y vital, y lo más importante que estos guardan un alto grado de concordancia con las postulados de los valores del socialismo científico. Y con ello concluye que: «solo una recíproca concordancia produce una integración orgánica».

Por lo tanto, dicha integración ha creado una comunidad de cultura orgánica y unificada, de manera que se convierte al marxismo en algo de China, a la cultura tradicional china en algo moderno y a la nueva cultura nacida de la integración en una forma cultural de modernización china. El marxismo ha cambiado profundamente China, y esta también lo ha enriquecido grandemente. Del mismo modo, la tradición china ha dado rico sustento cultural al marxismo dotándolo de aires, estilos y peculiaridades distintivos chinos.

Xi Jinping: «El seguimiento del camino socialista con peculiaridades chinas es inseparable de su cultura. El seguimiento de este camino tiene su código genético secreto aquí: el gen de la excelente cultura tradicional china».

Con ello, «la integración» consigue además que el camino socialista tenga un fondo histórico más amplio y con largo alcance, expandiendo sus fundamentos culturales. La modernización china ha dado fuerza moderna a la civilización china, y esta le ha dado a aquella hondos y propios sentimientos. Convirtiéndose de esta manera en una modernización que trasmite y no anula la civilización antigua, que nace del territorio chino, en vez de copiar mecánicamente a otras culturas de otros países, y que viene a ser resultado de la renovación de la civilización y no de su ruptura.

Y todo ello teniendo claro lo que es preservar los principios fundamen- tales, sin aferrarse a viejas reglas. Y la diferencia entre respetar la cultura antigua sin tener que copiarla. Con estas máximas, la integración ha abierto en China, un amplio espacio de innovación teórica y práctica. La integración impulsa la sabiduría ideológica y combina y activa las verdades de la razón, de la teoría y de la filosofía, llevando a decir a Xi Jinping que «nos ha permitido dominar la iniciativa ideológica y cultural y hacerla valer con energía en el camino, la teoría y el sistema».

Y ello nos lleva directamente a descubrir la característica más distintiva del socialismo con peculiaridades chinas, o lo que algunos llaman pensamiento XiJinping, que es que dicho socialismo es un sistema y constituye un conjunto orgánico consistente en: camino, teoría, sistema y cultura. Y que la fuerza y solera de dicha cultura va perfectamente fusionada, de manera dialéctica, con el camino, la teoría y el sistema. Y con ello, el PCCh ha conseguido la apertura de un camino (socialista) acertado, el desarrollo de una teoría científica y el establecimiento de un sistema eficiente, junto al desarrollo de una cultura avanzada y propia. De modo que el camino, la teoría, el sistema y la cultura china, aferrándose a los principios del socialismo científico, también posee las peculiaridades distintivas de China, su civilización milenaria, y de la época actual. En base a ello, y volviendo al discurso del centenario, Xi Jinping dice: «La segunda integración ha activado enérgicamente el vigor innovador y creativo propio de la excelente cultura tradicional china, ofreciendo una sólida garantía ideológica, poderoso soporte espiritual y rica nutrición moral para que nuestro partido pueda obrar en apertura de un camino acertado, en desarrollo de una teoría científica y en establecimiento de un sistema eficiente, así como generando innovaciones teóricas e institucionales más numerosas y nuevas, y logros de innovación en distintos terrenos».

Es evidente que a lo largo de la historia de la humanidad ha habido una parte de ella que se ha identificado durante milenios con una cultura propia y definitoria. Y ha tenido una conciencia cultural, superando momentos difíciles, pero con una identidad propia, característica y continuada en el tiempo. Es la civilización china. Y ha sido la cultura, mantenida durante ese tiempo, la que ha sido siempre vital durante miles de años de penalidades, la que ha ayudado principalmente a conservar esa realidad definitoria.

  Y ha sido el oportuno uso de esta el que ha servido en el momento álgido de China en el mundo actual, para dar a China un protagonismo junto a otros grupos civilizatorios en el mundo. No puede existir, o es dificultoso que exista, una independencia y una autodeterminación de un pueblo, y de una nación, en lo material, de no existir una civilización propia que la complemente

en la independencia y autodetermine en lo espiritual, para poder encontrarse y relacionarse en situación de igualdad con el resto de naciones y civilizaciones que operan en el mundo. Y por ello el PCCh se ha propuesto en base a que el mundo está experimentando singulares cambios, nunca vistos en nuestro tiempo, con el choque de diversas ideologías y culturas, y mayor frecuencia de intercambios, integraciones y confrontaciones, preservar el carácter protagonista de la cultura china, siempre en resuelta oposición al nihilismo cultural y en resistencia, con postura bien definida a la deschinización, la desideologización, la negación de la corriente principal y la deshistorización. Es decir, la cultura china como herramienta para luchar contra el imperialismo cultural y político del occidente antichino y del revisionismo antimarxista.

De la lectura de todos los informes políticos y resoluciones de los distintos congresos del PCCh, se muestra, como hemos visto, la existencia de elementos confucianos que guían la toma de decisiones de los dirigentes chinos y que han contribuido de manera directa al desarrollo político y económico del país. Aunque donde realmente se trasforman en aportación teórico política es en la última etapa, con la aparición del pensamiento Xi Jinping. Y es en este momento, y de cara a los años venideros del siglo XXI donde se pro- pone, desde este pensamiento, que el PCCh debe mantenerse invacilante en los principios fundamentales del marxismo, adherirse al sistema fundamental de la posición rectora de este en el terreno ideológico, seguir firmemente el camino de desarrollo de la cultura socialista con peculiaridades chinas y llevar a buen término la trasformación creativa y desarrollo innovador de la cultura tradicional china. Planteándose como tarea conectar la quintaesencia

ideológica del marxismo con la esencia de la excelente cultura tradicional china, integrada con los valores comúnmente asumidos de forma inconsciente como cosa ordinaria por las masas populares, y trasmitir y desarrollar la cultura tradicional china, a la vez que se promueve la adaptación de la cultura foránea a la situación china.

Es pues la culminación de esa simbiosis marxismo/confucianismo (y res- to de elementos filosófico-religiosos de la tradición china) para el momento actual. Simbiosis o «dos integraciones», que tanto éxito han dado al socialismo chino por haber conectado perfectamente, en momentos de forma inconsciente, en la actualidad de forma firmemente cocinada en los fogones de los pensadores chinos, constatadas en la práctica y corregidas a lo largo de los años para desechar lo que no encajaba en esa apuesta por rejuvenecer a China. Hay pues un camino socialista, hay un sistema que da frutos positivos, hay una ideología que se ha demostrado acertada y se ha sistematizado una cultura propia, con papel de civilización, que sirve para salir al mundo y poder mostrar que China tiene una alternativa viable, para dar soluciones a los problemas de la humanidad. Y que ese sistema flexible, pero con un fundamento ideológico firme, puede contribuir, como ya lo ha hecho dentro de su territorio y cada vez más fuera de él, a la construcción de una sociedad de futuro compartido para la humanidad, donde, en armonía con la naturaleza, poder dar al pueblo una sociedad acomodada, armoniosa, donde la paz sea el tiempo natural donde se desarrolle esa sociedad, y donde los encuentros civilizatorios sean encuentros de colaboración e integración, donde el «gana-gana», no solo económico, sustituya al «suma cero». Una sociedad donde sin duda Confucio, de vivir, forma- ría parte del buró político del PCCh, o al menos tendría una responsabilidad en su Comité Central.

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