Estados Unidos parece estar dispuesto a retroceder y desescalar la guerra comercial que comenzó contra China tras imponerle unos aranceles del 145% en marzo. Tras un fin de semana en el que se han reunido en Ginebra representantes de los dos países por primera vez desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, ambos gobiernos han dado avances y han acordado, según ha anunciado China, el establecimiento de un mecanismo de consultas comerciales y económicas para rebajar las tensiones económicas y construir sobre el diálogo una resolución al conflicto económico. Ambas delegaciones han calificado los encuentros de «productivos» tras haber logrado «avances sustanciales» con el objetivo de rebajar las tensiones económicas y generar «certidumbre», en palabras del viceprimer ministro chino He Lifeng, a la economía mundial.
«Sinceras, profundas y constructivas». Son las palabras con las que He Lifeng ha calificado las reuniones con el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, celebradas en Ginebra como un primer paso para poner fin, o por lo menos rebajar, la guerra comercial. De esta forma, las diferencias parecen haber quedado atrás, o así intenta mostrarlo la parte estadounidense tras las rápidas conversaciones de esta semana: «Es importante comprender la rapidez con la que logramos un acuerdo, lo que refleja que quizás las diferencias no fueron tan grandes como se creía», asegura el Gobierno estadounidense en un comunicado publicado este domingo. Será, no obstante, este lunes cuando el secretario del Tesoro informe al detalle de los acuerdos alcanzados con la delegación china en Suiza.
Pero pese a esa voluntad de acuerdo, Estados Unidos, que ha emplazado a este lunes la explicación de los acuerdos alcanzados con el Gobierno chino, ha justificado las medidas económicas aplicadas a China en una «emergencia nacional» al tener «Estados Unidos un enorme déficit comercial de 1,2 billones de dólares». Es por lo que asegura se impuso a China unos gravámenes tan elevados. Pero ahora, y a pesar de los numerosos llamados al diálogo por parte del Gobierno chino, Estados Unidos confía en que «el acuerdo alcanzado con nuestros socios chinos nos ayudará a trabajar para resolver esta emergencia nacional».
Una posición de diálogo, la de China, que el viceprimer ministro ha reiterado a la parte estadounidense, aunque recordando que la posición de China en la guerra comercial es «clara»: «China no quiere luchar una guerra comercial, pero si Estados Unidos insisten, China no tendrá miedo y luchará hasta el final», aseguró tras las reuniones He Lifeng al pedir a EEUU que las diferencias hay que resolverlas, como han acordado, «mediante el diálogo».