La denominada Segunda Guerra Mundial se desarrolló principalmente en dos grandes espacios geográficos, Asia y Europa. Finalizaron las operaciones militares en septiembre con la rendición de Japón y en mayo con la rendición de Alemania, en 1945. Las consecuencias de aquel conflicto armado, determinaron la configuración política del mundo durante la segunda mitad del siglo XX y sus rescoldos todavía hoy, están presentes en el siglo XXI. Es lógico o ilógico, según se mire, pero acontecimientos como el actual genocidio que se perpetra en los territorios ocupados de Palestina, se pueden rastrear en la IIGM e incluso en la IGM.
Veamos, las celebraciones del fin de la IIGM en Europa han tenido lugar este año 2025 el 8 y 9 de mayo. Las celebraciones del fin de la IIGM en Asia han tenido lugar el 2 de septiembre. En ambos casos coinciden con la rendición de Alemania y Japón respectivamente.
En Europa no hubo tratado de paz que pusiera fin a la guerra. Lo que se firmó el 8 de mayo fué la rendición incondicional de Alemania en Berlín. En Asia la rendición incondicional de Japón se materializó en el barco de guerra estadounidense Missouri el 2 de septiembre, y en la ciudad china de Nankin el 9 del mismo mes, tampoco entonces se firmó tratado de paz.
Si volvemos la mirada y la memoria hacia atrás en el tiempo, hasta la IGM, veremos diferencias considerables. El tratado de Versalles puso fin a la guerra, si bien no fué suficiente para afrontar los cambios políticos trascendentales que tuvieron lugar, entre otros el desmembramiento de los imperios austrohúngaro y otomano.
Por diferentes motivos, ni China ni Rusia (URSS) fueron estados parte en ese tratado de Versalles. China no quiso firmarlo, la URSS no fué admitida.
China que había contribuido con un contingente de 140.000 trabajadores al esfuerzo bélico de los aliados frente a los imperios centrales alemán y austrohúngaro, no firmó el tratado. En 1911 se había transformado en una República, derrocando el régimen imperial. Parte de su territorio durante la IGM estuvo bajo soberanía alemana. Los gobiernos chinos intentaron que esos territorios coloniales alemanes, fueran retornados al país, pero, finalmente en el tratado de Versalles, fueron adjudicados a Japón. El rechazo generalizado del pueblo chino a esa decisión de las potencias vencedoras llevó al gobierno, tras una fortísima protesta popular a no firmar el tratado. También fué el desencadenante de un fuerte nacionalismo y del nacimiento del Partido Comunista que entre sus objetivos, presentes todavía en la actualidad, tiene la construcción de un país poderoso, reconocido y presente en el escenario mundial. Ese objetivo inicial, se materializó en 1949 con la fundación de la República Popular y la reunificación de todos los territorios chinos, a través de su propuesta de “un país dos sistemas”, así como la gobernanza multipolar y el futuro compartido para la Humanidad.
La Rusia zarista que durante la IGM fué un oponente decisivo de los imperios centrales, se transformó mediante la Revolución de Octubre de 1917. El imperio de los zares dió paso al gobierno de los soviets y después a la Unión Soviética, tras guerra civil e intervención militar extranjera. El poder soviético fué el primero en firmar un tratado de paz con Alemania al retirar sus ejércitos del frente, Pero los firmantes del tratado de Versalles no permitieron que la Rusia soviética lo firmase, por no reconocer su régimen político y con la esperanza de que la guerra civil y la intervención militar extranjera dieran al traste con el poder soviético.
Así que el tratado de Versalles que puso fin a la IGM, tuvo como ausencias significativas a China y Rusia (URSS). Disueltos los imperios austro húngaro y otomano, siendo la India entonces colonia del imperio británico. El tratado de Versalles que “puso fin” a la IGM excluyó a quienes durante la segunda mitad del SXX y XXI, serían y son algunas de las potencias más importantes y desde luego más pobladas y extensas del mundo. Ni esas “pequeñas” circunstancias ni los holocaustos en Asia y Europa, fueron suficientes para configurar un orden mundial que tuviera suficientemente en cuenta la realidad del mundo global. Por el contrario, tras la IIGM se configuró un desorden mundial unipolar sobre estructuras financieras y políticas trucadas, reforzadas con más de 700 bases militares, mayoritariamente estadounidenses repartidas por todo el planeta. Pero eso es otro tema.
El final de la IGM sembró las bases para el posterior desencadenamiento de la Segunda y varios de los conflictos armados posteriores, algunos de plena actualidad, como la ocupación de Palestina y el genocidio en Gaza.
Los nazis alemanes y los imperiales japoneses obsesionados por el supremacismo racial y necesidad de “espacios vitales”, pusieron el ojo en territorios de la URSS y Manchuria. Los nazionalsocialistas convencieron y forzaron a los alemanes, y los imperiales japoneses ya en 1931, iniciaron su expansion bélica en Asia.
En 1921 se fundaron el Partido Comunista chino y el japonés. Este último no fué legalizado y en 1928 en elecciones a la Duma Imperial, pese a no estar legalizado consiguió una representación significativa. Las autoridades imperiales decidieron eliminar a 1800 personas tras aquel pequeño éxito electoral, y nunca más ni antes ni después de la IIGM cualquier fuerza política que oliera a comunista tuvo posibilidades en el Japón imperial.
El holocausto en Asia durante la IIGM, poco conocido en otros continentes, generó más muertes que el sufrido en Europa. En Europa comenzó con la llegada al gobierno del Partido Nazi en Alemania en 1933 y la apertura de 300 lugares de detención, antes de poner en pié el primer campo de concentración. El Holocausto en Europa alcanzó las dimensiones conocidas durante la IIGM.
En Asia, comenzó con la ocupación japonesa de Manchuria en 1931, se profundizó en 1937 contra China, hasta el fin de la IIGM en septiembre de 1945.
La rendición de Japón.
La Alemania gobernada por los nazis, se rindió incondicionalmente tras el suicidio de Hitler y varios de sus más allegados, en el Bunker de Berlín. Los altos mandos de la Wermacht firmaron la rendición primero en París después En Berlín. El régimen político nacionalsocialista fué destruído en Alemania y Austria que fueron ocupadas por los ejércitos aliados, como anteriormente lo fueron otros estados europeos aliados de los nazis.
En Japón las cosas fueron de otra manera. Tras la rendición incondicional de Alemania, Japón continuó la guerra. Sus capacidades militares estaban muy mermadas, pero intentaron resistir y buscar un acuerdo de paz que pusiera fin a la derrota que estaba sufriendo. Con anterioridad a los bombardeos nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki, la destrucción en Japón por los bombardeos de todo tipo, mayoritariamente incendiarios, provocaron más víctimas que las bombas nucleares.
Las autoridades japonesas, algo poco conocido, intentaron que la URSS mediara con EEUU, para obtener un acuerdo de paz. Desde 1941 Japón y la URSS tenían un “pacto de no agresión”, que permitió a los soviéticos concentrar sus esfuerzos militares contra la invasión alemana, y a Japón su expansión por el sur, sureste asiático y el Pacífico. Fruto de aquel pacto, permitió al general Zukov trasladar a las tropas de Siberia hacia el Oeste, organizar la defensa de Moscú, el cerco y captura del VI Ejército alemán en Stalingrado y finalnte llegar a Berlín para presidir la rendición de la Wermacht. La URSS rechazó los intentos de mediación que le propuso Japón y el Ejército Rojo se lanzó en ofensiva contra el ejército japonés en Manchuria llegando hasta las Islas Kuriles. Fué entonces, y tras el bombardeo nuclear sobre Hiroshima y Nagasaki, cuando Japón decidió y propuso su rendición a EEUU, ante el temor de una bolchevización del país.
La narrativa de Japón sobre su rendición tampoco es muy conocida fuera de Asia. La rendición no se presenta como tal. Se presenta como una decisión llena de sabiduría del Emperador Dios, entonces el joven Hiro Hito, que decidió poner fin a la guerra para proteger a su pueblo y evitarle sufrimientos.
La realidad fué que, a diferencia de los estados europeos del Eje, el régimen imperial no fué destruido ni desmantelado, si bien se introdujeron en sus seno elementos demoliberales. Las tropas japonesas, la mayoría, desplegadas en China recibieron orden de rendirse al Ejercito Nacionalista y entregarle sus armas. La realidad de la guerra propició que algunas de las tropas japonesas se rindieran y entregaran sus armas al Ejército Popular.
El máximo responsable del Holocausto en Asia perpetrado por el Ejército Imperial, el emperador, siguió en su cargo hasta su muerte por causas naturales décadas después. Hasta el día de hoy, las autoridades japonesas no han pedido disculpas a las víctimas y países que agredió su ejército imperial desde 1931 hasta 1945.
Pero sí, la Segunda Guerra Mundial terminó con la rendición de Japón en septiembre de 1945.