Un nuevo orden global compartido

La OCS, fundada en 2001 y ya con una larga trayectoria, ha celebrado la mayor cumbre de su historia, reuniendo a 27 países miembros y más de 50 dignatarios de todo el mundo, entre ellos el Secretario General de Naciones Unidas

En estos días, la Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) ha marcado un punto de inflexión en la política internacional. Lo que allí se ha debatido y gestado no es menos que la consolidación de un nuevo orden mundial compartido, inclusivo y libre de hegemonismos.

La OCS, fundada en 2001 y ya con una larga trayectoria, ha celebrado la mayor cumbre de su historia, reuniendo a 27 países miembros y más de 50 dignatarios de todo el mundo, entre ellos el Secretario General de Naciones Unidas, el Presidente de Turquía, el de Indonesia, el de Birmania y el Primer Ministro de Egipto. Intervenciones como las del Primer Ministro indio o el Presidente iraní subrayaron la relevancia de un foro que, después de la ONU, es hoy el espacio multilateral más amplio y representativo del planeta.

La amplia representación del Sur Global, los BRICS y las potencias emergentes confirma un hecho incontrovertible: el área del Pacífico se ha convertido en la fuerza determinante del presente y del futuro.

La fuerza de un multilateralismo inclusivo

La decisión más clara emanada de esta Cumbre ha sido la de convertir a la OCS en un organismo abierto de gobernanza global, interlocutor indispensable en este nuevo tiempo. A diferencia de las alianzas occidentales, la OCS no busca hegemonías ni exclusiones, sino pluralidad, diálogo y respeto a las diferencias.

Su legitimidad se apoya en cifras contundentes: más de la mitad de la población mundial, el 45% del PIB global, casi todas las potencias nucleares, las grandes civilizaciones históricas y un conjunto equilibrado de potencias emergentes y medias.

El mensaje es inequívoco: la OCS ya no es solo una organización regional; es la mayor expresión del multilateralismo contemporáneo, con la firme exclusión de la guerra como instrumento y la apuesta por la paz y la cooperación como principios rectores.

El liderazgo de China y el Presidente Xi Jinping

China, como anfitriona y promotora, ha dado a esta Cumbre su sello estratégico. El Presidente Xi Jinping ha sido el líder indiscutible del encuentro. Con discursos claros y directos, ha delineado los ejes de este nuevo orden:

  • Reforzar el papel de la ONU como principal institución de gobernanza global, adaptándola a la realidad actual.
  • Promover la paz y la estabilidad regional, superando la mentalidad de guerra fría.
  • Impulsar la cooperación económica, comercial y tecnológica, con un enfoque en la innovación y la industria verde.
  • Luchar unidos contra el terrorismo, el separatismo y el extremismo.

Xi Jinping no solo propuso, sino que se ofreció a liderar con consenso este proyecto compartido de futuro.

Resultados concretos de la Cumbre

El coordinador Wang Yi resumió en ocho grandes resultados los frutos de esta histórica reunión:

  1. Estrategia de desarrollo para la próxima década, en favor de un mundo multipolar.
  2. Defensa de la victoria antifascista de la Segunda Guerra Mundial, compromiso firme por la paz y el rechazo a toda guerra.
  3. Apoyo al sistema multilateral de comercio con la OMC como núcleo, promoviendo justicia frente a hegemonía.
  4. Creación de centros de seguridad: contra el crimen transnacional, el terrorismo y las drogas.
  5. Proyecto para un Banco de Desarrollo de la OCS y cooperación en ciencia, tecnología y educación.
  6. (Incluido en la redacción de Wang Yi) Avances en cooperación educativa y técnica de alto nivel.
  7. Elaboración de seis planes de acción para un desarrollo de alta calidad en energía sostenible, economía verde, digitalización, inteligencia artificial, innovación tecnológica, comercio e inversión.
  8. Reforma de la OCS, unificando Estados observadores y socios de diálogo en la categoría de “socios de la OCS”, fortaleciendo su operatividad.

Una Cumbre histórica

La Cumbre de Tianjin ha sido, en cifras, la más grande del mundo en términos políticos:

  • Cubre el 80% de Eurasia y el 40% de la población mundial.
  • Su PIB combinado representa ya un 35% del PIB global.

Más allá de los números, representa un clamor compartido por la paz y un rechazo al hegemonismo excluyente. Se abre paso así un nuevo paradigma: un mundo de cooperación, desarrollo común y gobernanza global inclusiva.

El desfile en la Plaza de Tian’anmen y la gran gala en el Gran Palacio del Pueblo, con más de 6.000 personalidades internacionales, simbolizaron la trascendencia de esta Cumbre: el nacimiento de un nuevo tiempo, en el que la voz del Sur Global y de las potencias emergentes ya no puede ser ignorada.

Conclusión

La Organización de Cooperación de Shanghái ha dado un paso decisivo para convertirse en el pilar de un nuevo orden mundial compartido. Frente a los conflictos, ofrece paz. Frente al unilateralismo, cooperación. Frente al hegemonismo, inclusión.

El mensaje de Tianjin resuena con fuerza: el futuro ya no pertenece a una sola potencia, sino a la comunidad internacional en su conjunto.