70 años de Xinjiang: de la Ruta de la Seda al motor económico moderno de China

La apuesta por las energías limpias convierte a Xinjiang en un referente de futuro: alberga el mayor parque eólico del mundo, con una capacidad planificada de 66 GW, y desempeña un papel estratégico como nodo central terrestre de la Iniciativa de la Franja y la Ruta

Cada mañana, con temperaturas extremas que oscilan entre los 40 °C del verano y los inviernos bajo cero, la Puerta Este de la Ciudad Vieja de Kashgar se llena de sonidos tradicionales: el rawap, los tambores y otros instrumentos uigures evocan siglos de historia en esta remota urbe china. Con más de 2.000 años de antigüedad, Kashgar fue un epicentro de la Ruta de la Seda y hoy es uno de los símbolos de Xinjiang, región que combina su legado cultural con la modernización energética y que actúa como puente entre China y Europa.

Durante siglos, comerciantes orientales y occidentales intercambiaban enseres en sus calles, dando forma a un entramado de callejuelas con arquitectura islámica tradicional y casas de adobe, llenas de talleres, cerrajerías, especias y alfombras. Situada entre las fronteras con Kirguistán, Tayikistán, Afganistán y Pakistán, y próxima al desierto de Taklamakán, Kashgar consolidó la identidad cultural uigur, hoy reconocida por la UNESCO como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. El contraste entre la Ciudad Vieja y las avenidas modernas de la ciudad nueva, así como su mercado dominical —uno de los mayores de Asia—, reflejan la fusión entre pasado y presente.

El 70 aniversario de la Región Autónoma Uigur de Xinjiang llega acompañado de un balance de estabilidad y progreso. A finales del siglo XX y principios del XXI, la Ciudad Vieja de Kashgar afrontaba riesgos graves: construcciones vulnerables a terremotos, incendios y falta de infraestructura básica. El Proyecto de Protección y Renovación transformó este panorama, preservando la estética uigur de los edificios, reforzándolos con técnicas modernas y dotando a las viviendas de agua potable, electricidad y alcantarillado. Hoy, esta evolución se exhibe en la “Sala de Exposición Conmemorativa de la Renovación de la Ciudad Vieja de Kashgar”, un museo que muestra cómo tradición y modernidad conviven en armonía.

En paralelo, la vitalidad cultural sigue siendo seña de identidad. La música y la danza uigures mantienen su fuerza en Kashgar, Turpan y Urumqi. Sus melodías y coreografías transmiten historias de amor, vida cotidiana y alegría, y son ejemplo de cómo la tradición ha resistido y florecido en un entorno cada vez más moderno.

La economía de Xinjiang refuerza este dinamismo cultural con cifras contundentes: la región produce más del 90 % del algodón de China —5,11 millones de toneladas en 2023— y es un centro agrícola clave para frutas y frutos secos, con especial protagonismo de la vid en Turpan, que alcanzó una producción de más de 3 millones de toneladas. Además, Xinjiang es el primer productor nacional de petróleo y gas, con 41.700 millones de metros cúbicos extraídos en 2023.

La apuesta por las energías limpias convierte a Xinjiang en un referente de futuro: alberga el mayor parque eólico del mundo, con una capacidad planificada de 66 GW, y desempeña un papel estratégico como nodo central terrestre de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, conectando a China con Europa a través de más de 9.000 km de ferrocarriles.

Así, la región que durante siglos fue un cruce de civilizaciones en la Ruta de la Seda se presenta hoy como uno de los motores económicos y logísticos de China. Entre los sonidos de la música uigur y las infraestructuras modernas, Xinjiang celebra sus 70 años como símbolo de una China diversa, próspera y proyectada hacia el futuro.