El ‘círculo de vida de 15 minutos’, un modelo urbanístico en expansión en China

El Gobierno se ha comprometido a proporcionar al menos 30 metros cuadrados de instalaciones de servicio comunitario por cada 100 hogares

Un centro de Medicina Tradicional China, un gimnasio, un salón social, una sala de actividades para cuidado de niños o un centro de servicio comunitario. Son los servicios con los que cada vez más ciudadanos chinos cuentan en un radio de 15 minutos a pie o en bicicleta, gracias a la implementación del concepto de ‘Círculo de vida de 15 minutos’. Esta política nacional, que busca mejorar la calidad de vida y la felicidad de los ciudadanos, va más allá de la simple comodidad: es un proyecto integral de gobernanza que combina planificación urbana, servicios sociales y tecnología digital.

El concepto se incorporó formalmente en el XIV Plan Quinquenal, tras ser puesto de manera pionera con éxito en Shanghái, donde el distrito de Yangpu se convirtió en modelo nacional al regenerar zonas industriales en declive mediante la transformación de fábricas abandonadas en centros culturales y espacios residuales en parques públicos. En 2021, se seleccionaron 80 ciudades para construir estos círculos, y para finales de 2024, China ya había establecido aproximadamente 4335 círculos comunitarios de 15 minutos, beneficiando a más de 107 millones de personas.

Este modelo, cuya implementación recae en los comités vecinales de los distritos, no solo acerca los servicios, sino que también es una medida eficaz contra el cambio climático al reducir los desplazamientos en vehículo. Su éxito se basa en una combinación de planificación estatal y retroalimentación local, donde los comités actúan como «canalizadores de las demandas de los vecinos».

En ellos, además, la transformación digital es clave. Los residentes suelen utilizar plataformas digitales integradas en WeChat o Alipay para reservar instalaciones, solicitar servicios a domicilio o votar en asuntos comunitarios, creando un «cerebro digital del barrio». Bajo esta estructura, que se sustenta en trabajadores sociales y voluntarios, se ha implementado un sistema de recompensas comunitarias donde los participantes pueden obtener bienes básicos o descuentos en servicios por colaborar en actividades, fomentando así la participación ciudadana y el sentido de pertenencia a la comunidad.

El plan se expande ahora con mayor ambición: China pretende crear para 2030 10.000 círculos de vida convenientes en diversas ciudades. Así lo establece la nueva directriz emitida por el Ministerio de Comercio y otros ocho organismos. Estos espacios concentran servicios esenciales, siendo la piedra angular del modelo.

Un pilar fundamental es el cuidado «integrado» para ancianos, una respuesta directa al rápido envejecimiento poblacional. Los servicios incluyen centros de día, cuidado a domicilio y camas hospitalarias adaptadas en las viviendas, permitiendo a los mayores envejecer en su entorno familiar.

La estrategia no se limita a construir barrios nuevos, sino que a menudo implica la reconversión de distritos antiguos, siguiendo el modelo pionero de Yangpu donde la regeneración urbana demostró ser más eficiente que la construcción desde cero, transformando almacenes abandonados en centros comunitarios o aprovechando solares para crear pequeños parques deportivos.

Para garantizar su alcance, el gobierno se ha comprometido a proporcionar al menos 30 metros cuadrados de instalaciones de servicio comunitario por cada 100 hogares. Ciudades como Chongqing —donde la Comunidad Petróleo es un ejemplo visible— ya implementan este modelo, que incluirá de manera obligatoria servicios de cuidado para ancianos. A pesar de los desafíos, como la estandarización de servicios y la presión financiera, este proyecto representa uno de los esfuerzos de planificación urbana y gestión social más ambiciosos a escala global.