XV Plan Quinquenal, la China que viene

El plan ha sido debatido en reuniones del Comité Central del Partido Comunista Chino (PCCh), lideradas por Xi Jinping, y donde participan altos funcionarios, expertos y académicos

Ya se ha finalizado el proceso de formulación el XV Plan Quinquenal de la República Popular de China para el período 2026-2030. Este plan, al igual que sus antecesores, será la brújula (invento chino) que guiará la política de China en los próximos cinco años.

Los planes quinquenales comenzaron en la Unión Soviética en 1928, en la época de Stalin. El Primer Plan Quinquenal se ejecutó en la URSS entre 1928 y 1932. A la vista de los resultados, China tomó nota y comenzó a implementarlos en 1953 con Mao Zedong (毛泽东) a la cabeza y, desde entonces, los planes quinquenales se han convertido en la materialización del éxito político de la política del Partido Comunista Chino (PCCH), le pese a quien le pese.

El plan ha sido debatido en reuniones del Comité Central del Partido Comunista Chino (PCCh), lideradas por Xi Jinping, y donde participan altos funcionarios, expertos y académicos. Tradicionalmente, los detalles específicos se publican de manera progresiva tras la clausura de los congresos y el texto final suele aprobarse formalmente durante la sesión anual del poder legislativo en marzo del año correspondiente.​

La comparación entre el XIV (2021-2025) y el XV Plan Quinquenal (2026-2030) de China muestra una continuidad estratégica basada en la búsqueda de un desarrollo de alta calidad, aunque con un énfasis más pronunciado en la seguridad, la autonomía tecnológica y la resiliencia económica.​

El XV Plan Quinquenal (2026-2030) da una especial relevancia a:

• la autosuficiencia tecnológica total antes de 2035, con inversiones masivas en inteligencia artificial, semiconductores, biotecnología y sector aeroespacial.

• crear una estrategia de “doble circulación reforzada”, donde el mercado interno es el eje principal con la firme intención de reducir la dependencia de mercados externos cambiantes o distorsionados por las sanciones ilegales de EE.UU. y sus acólitos. 

• reforzar la seguridad en sectores estratégicos.

• acelerar la transición energética, con metas más ambiciosas en energías limpias y reducción de emisiones.

• erradicar la pobreza extrema y mejorar la calidad de vida básica.

• incorporar más participación pública y revisión crítica del plan anterior, con expertos en educación, industria y economía danto mayor transparencia al proceso.

En síntesis, el XIV Plan Quinquenal es una etapa de transición estructural, centrada en el equilibrio entre innovación, ecología y bienestar social. El XV Plan, en cambio, asume una posición más estratégica y defensiva, priorizando la autonomía, seguridad y liderazgo global en innovación, con la meta específica de sustentar la modernización socialista hacia 2035.

El XV Plan Quinquenal es un trampolín que pondrá a China en disposición de alcanzar sus grandes metas en 2035:

1. Ser líder global en innovación, con un ecosistema científico robusto y totalmente autónomo(independiente de las cadenas de suministro internacionales que puedan ser cortadas o manipuladas por países extranjeros).

2. Conseguir una transición energética acelerada, con fuerte inversión en energías renovables y reducción de emisiones contaminantes (tanto por cuestiones medioambientales como por independencia energética, ya que la energía es el motor que impulsa la sociedad en todos sus aspectos).

3. Duplicar la renta per cápita respecto a 2020, reducir las desigualdades regionales y mejorar el acceso a servicios públicos (para así conseguir una sociedad más cohesionada y feliz, a la par de convertirse en la esencia del consumo interno que el país necesita para garantizar su independencia económica).

4. China fortalecerá su capacidad de defensa y seguridad económica, con especial atención a la protección de datos, infraestructuras críticas y soberanía digital(porque China es muy consciente del escenario geopolítico actual y se prepara ante él).

Como era de esperar, y siguiendo la política de juzgar a los adversarios geopolíticos, en Occidente no cesan las críticas al XV Plan, incluso antes de que estuviera definitivamente terminado. Repasemos las más significativas:

o EE. UU. y Europa ponen en duda públicamente la capacidad de China para alcanzar tales objetivos,tachándolos de ‘propaganda comunista’, pero internamente saben que siempre el PCCH ha cumplido sus planes quinquenales y que en no pocas ocasiones ha cumplido sus objetivos antes de los plazos estipulados. Se justifica este hipotético incumplimiento por cuestiones estructurales de la sociedad china, como el envejecimiento poblacional, el desempleo juvenil y una crisis inmobiliaria supuestamente de magnitudes bíblicas. Expertos en general y economistas occidentales en particular llevan vaticinando el colapso de la economía china desde hace varios lustros, pero ese ansiado día (para ellos) sigue sin llegar; tendrán que seguir esperando, parece.

o Algunos expertos piensan que, con el estímulo del consumo interno, el PCCh está dando un giro hacia un proteccionismo que reducirá la inversión extranjera y, por tanto, que perjudicará a la economía. Entiendo que estos expertos deben de ser de la misma escuela de los que dirigen las hundidas economías de Alemania y Francia, y los que aconsejan aranceles como si fueran la varita mágica de un mago enajenado.

o También se anuncia desde occidente el peligro del dominio tecnológico chino en todos los campos científicos críticos: inteligencia artificial, computación cuántica, microchips, láseres, telecomunicaciones 6G, sector aeroespacial, etc.; parece claro que a occidente no le gusta que los demás hagan lo que ellos mismos han hecho durante siglos.

o La crítica sobre la falta de transparencia me parece de lo más jocosa, especialmente si la comparamos con la cristalina transparencia que tenemos en occidente,donde nunca jamás un partido político en el poder ha cumplido ni la mitad de su programa electoral.

Algo que no se critica públicamente, porque no se puede, es que China va a alcanzar unas fuerzas armadas en 2030 de clase mundial; es decir, su despliegue militar va a poder acompañar a su expansión comercial, para así asegurar que ningún país pueda establecer un bloqueo de sus líneas comerciales. Ésta sí que es una cuestión que preocupa en Occidente, porque si hoy en día la modernización del Ejército de Liberación de China ha llegado a unos niveles superiores a cualquier otro país, con diferencias tecnológicas que marcan la diferencia frente a EE. UU.,como son los misiles hipersónicos, los aviones de 6ª generación, los láseres militares y los enjambres de drones terrestres, aéreos y marítimos, igualmente su armada es más numerosa y moderna que las de sus contrapartes. Por todo ello, es imposible, a día de hoy, que China pierda una guerra cerca de sus fronteras; además, como indica el XV Plan Quinquenal, dentro de cinco años la superioridad militar china va a ser manifiesta, contundente e incontestable.

En resumen, el PCCh es muy consciente del teatro geopolítico actual y de la dirección proteccionista y belicista que el occidente colectivo está tomando para resolver los irresolubles problemas del Gran Hermano del Norte, que sin pudor utiliza a los países europeos y a otros acólitos asiáticos, como Japón o Filipinas, como arietes contra China, sin obviar su adicción a saltarse el derecho internacional sin rubor, convirtiéndose esta adicción en su marchamo nacional. Es realmente muy preocupante que dicho Occidente se haya embarcado en un keynesianismo militar para rescatar sus maltrechas economías con el agravante de que, una vez que se reconvierten las industrias civiles en militares, ya no hay vuelta atrás; porque ningún gobernante es capaz de retroceder este proceso, que irremediablemente llevará a la tan ansiada guerra que sólo beneficiará a unas élites de la angloesfera. ¡Ojalá me equivoque rotundamente!, pero el cronograma de las élites corporativas que gobierna occidente se va cumpliendo paso a paso, y mientras tanto, China blinda su economía y ejército, a la vez que sigue siendo el punto de referencia del resto del planeta en lo que se refiere al libre comercio, el respeto por las leyes y la soberanía de las naciones. 

La China que viene trae paz, prosperidad compartida y soberanía a todos los rincones del planeta. La verdad hay que buscarla en los hechos ―dice el refrán― y los hechos dicen que esa es la auténtica verdad de China que montañas de propaganda occidental no pueden enterrar. Sólo espero que en Europa no nos demos cuenta de todo ello demasiado tarde.