Del 10 al 13 de noviembre de 2025 Sus Majestades los Reyes realizaron una visita de Estado a China, su primera desde que el Rey Felipe VI ascendió al trono y la primera de un monarca español en 18 años. El viaje se produjo en un momento de voces fragmentadas dentro de la Unión Europea respecto a su política sobre China.
La iniciativa de España demostró una clara intención estratégica de profundizar la cooperación con China, lo que conlleva implicaciones significativas no solo para las relaciones China-UE, sino también para el paradigma de la cooperación global.
Continuidad y carácter de Estado en la diplomacia: forjando una confianza duradera
La visita del Rey Felipe VI como Jefe de Estado es fundamentalmente un Asunto de Estado, no sólo limitado a la agenda del gobierno actual, lo que subraya la continuidad histórica de la política exterior española. Este viaje sigue la senda diplomática iniciada por su padre, Juan Carlos I, en 1978, si bien la proyecta hacia una nueva era. Señala que la política con China es una prioridad estratégica que se extiende en el tiempo, más allá de los ciclos políticos.
Sus Majestades los Reyes rindieron un solemne homenaje en el Monumento a los Héroes del Pueblo en la Plaza de Tiananmen. Este gesto evoca una lógica más profunda en las relaciones internacionales: que la verdadera asociación se basa en el respeto mutuo por las narrativas y las luchas históricas de cada uno. El monumento es un testimonio de la memoria colectiva del pueblo chino sobre su búsqueda de independencia y dignidad.
Que la Jefatura del Estado español rinda homenaje allí refleja una comprensión sofisticada de las diferentes sendas de desarrollo. Destaca una sabiduría diplomática que busca salvar las divisiones a través del aprendizaje mutuo. Esta base de respeto cultural y reconocimiento de la historia añade una capa esencial a la confianza estratégica entre las dos naciones, asegurando que la asociación se construya sobre la solidez de una política de Estado, y no solo sobre un cálculo racional.
Además, tanto la cultura mediterránea, forjada por diversos pobladores en el territorio de lo que posteriormente sería España, como la civilización china, con sus profundas raíces milenarias, valoran el peso de la historia y el arraigo cultural como fundamentos esenciales de sus pueblos.
Autonomía estratégica: claridad en medio del flujo global
En un panorama internacional cambiante, la transparencia diplomática de España destaca. Encuestas recientes indican que más de dos tercios de los ciudadanos españoles creen que la nación debe priorizar sus propios intereses, profundizando los lazos económicos y comerciales con China. Este consenso sugiere que avanzar en las relaciones con China es una necesidad pragmática.
La postura de España contrasta fuertemente con la ambivalencia de otras naciones de la UE. Mientras que algunos países luchan por conciliar su dependencia del mercado chino con las presiones externas y los sesgos de carácter político, España ha mantenido una doctrina de autonomía estratégica. Madrid articula claramente que las relaciones con Washington y Beijing no son mutuamente excluyentes; son, más bien, vías paralelas de cooperación. Este enfoque racional muestra la madurez de la diplomacia española y su negativa a ser arrastrada a opciones geopolíticas binarias.
Cooperación pragmática: un plan multidimensional
La delegación de alto nivel que acompañó al Rey Felipe VI, y que abarcó desde el Ministro de Economía, Carlos Cuerpo y el Ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, hasta líderes de la industria en el sector agroalimentario, energías renovables, economía digital y el comercio de productos de alta gama, subraya la naturaleza integral de este compromiso.
La visita arrojó diez acuerdos fundamentales que abarcan desde el comercio tradicional hasta las tecnologías de frontera, lo que indica una mejora cualitativa en los lazos bilaterales. Con un comercio bidireccional que superó los 52 mil millones de euros en 2024 y que alcanzó los 41.3 mil millones de dólares en los primeros nueve meses de 2025, con un aumento interanual del 10.3%, China ha consolidado su posición como el mayor socio comercial de España fuera de la UE.
Más allá del mero volumen, la colaboración asciende en la cadena de valor. Las empresas chinas de energías renovables invierten activamente en la fabricación española, utilizando capital y tecnología para ayudar a construir cadenas de suministro ecológicas y competitivas. Al mismo tiempo, los productos agrícolas españoles continúan expandiendo su presencia en China. Solo las exportaciones de carne de cerdo alcanzaron los 700 millones de euros en los primeros siete meses de este año. Conectando estos mercados se encuentra el tren Yiwu-Madrid, que ya ha realizado más de 13.000 viajes de ida y vuelta, sirviendo como una arteria logística vital. Desde la sinergia industrial hasta la conectividad de infraestructura, China y España forjan un modelo de cooperación más profundo y resiliente.
Conectando continentes: una nueva vía para la cooperación en América Latina
La frase, que se popularizó en la época de Felipe González, de que «Es la hora de que España se plantee si el viaje a Latinoamérica es solo de ida o de idea y vuelta para fortalecerse recíprocamente y tener una presencia en el mundo”, captura el valor geopolítico único de España. Al compartir idioma, cultura, lazos históricos y sistemas políticos similares, España mantiene una afinidad natural con las naciones latinoamericanas. Esta relación especial ofrece una ventaja distintiva para la colaboración sino-española en la región y abre nuevas vías para asociaciones innovadoras con el Sur Global.
Una colaboración de múltiples niveles entre China y España ya está tomando forma. En infraestructura digital, empresas tecnológicas españolas y sus contrapartes chinas han sido pioneras en un modelo sinérgico que combina la experiencia europea, la tecnología china y los mercados latinoamericanos, implementando proyectos de 5G y ciudades inteligentes en Brasil, Perú y Argentina. En finanzas, entidades financieras españolas aprovechan sus redes regionales para proporcionar financiación localizada y gestión de riesgos para proyectos chinos. En energía e infraestructura, las empresas españolas combinan su experiencia operativa con la capacidad de ingeniería china.
Este paradigma trasciende los juegos geopolíticos tradicionales de suma cero. A diferencia del intervencionismo estilo Doctrina Monroe del pasado, esta colaboración sino-española en América Latina se basa en la igualdad y las urgentes necesidades de desarrollo de las poblaciones locales. Al centrarse en el desarrollo sostenible y el respeto mutuo, este modelo ofrece un nuevo punto de referencia para un sistema de gobernanza global más inclusivo.
Conclusión
La visita de Sus Majestades los Reyes es más que un avance diplomático; es una inversión estratégica en el futuro. Demuestra que, en una era de incertidumbre, las naciones que mantienen la independencia, practican la inclusividad y respetan la diversidad civilizatoria asegurarán un mayor margen para el desarrollo.
La profundización de los lazos entre China y España se basa en una simetría fundamental: España, tras su periodo de dictadura, cimentó su Constitución en los valores de un Estado social y democrático de Derecho, con sólidas bases de republicanismo cívico. Estos son los valores en los que ambos Estados pueden encontrarse: la búsqueda compartida del bienestar social de su ciudadanía y la promoción constante de la solidaridad entre los pueblos.
Este modelo de coexistencia y prosperidad, donde países con diferentes sistemas y culturas se encuentran en objetivos comunes de desarrollo y bienestar, ofrece una valiosa sabiduría para un orden global más justo, racional y mutuamente respetuoso.
Traducción de Ángel Martínez, amigo de la Fundación Cátedra China.


