Los reencuentros siempre son bienvenidos. Los gestos siempre son alabados y bien valen más que una medalla olímpica. Es lo que pasó en los Juegos Olímpicos de París cuando Carolina Marín estaba a punto de pasar a la final femenina de bádminton. Pero una mala pisada durante el tercer set de partido contra He Bingjiao la obligó a retirarse del partido y quedar desclasificada de los Juegos. Fue entonces su rival, la jugadora china número seis del mundo, quien pasó a la gran final olímpica y, aunque consiguió la plata en el juego, en cuanto a valores demostró ser la número uno. He Bingjiao mostró un pin del Comité Olímpico Español (COE) al recoger su medalla como gesto a su compañera Carolina Marín.
Una imagen que se convirtió en una de las más icónicas de los Juegos Olímpicos de París. Pero desde que Marín tuvo que salir de la pista de bádminton para ser operada por un rotura de ligamento, estas dos jugadoras no se habían vuelto a ver en persona. Hasta este jueves. Ambas jugadoras se reencontraron gracias al grupo Catedra China que, siguiendo su objetivo de acercar historias positivas entre España y China, recibió la solicitud del grupo Vocento para traer a la jugadora He Bingjiao y no dudaron en hacer lo posible para que estuviera en los ‘Relevos X Changes’, los premios entregados por el periódico deportivo de Vocento. Así, se consiguió uno de los momentos más esperados del deporte. He Bingjiao viajó desde Beijing para reencontrarse con la jugadora española.
He Bingjiao y Carolina Marín se fundieron en un abrazo durante una ceremonia en la que Marín confesó, para resaltar el gran gesto que su rival tuvo, que “ni yo mismo lo hubiera hecho”. Lo hizo cuando la jugadora española le entregó el premio más especial de la gala, los premios que homenajean las conductas del deporte que mejoran la sociedad. Así, durante su discurso, la mejor jugadora de bádminton de la historia de España puso en valor el gesto y aseguró que “en mi vida me imaginé que alguien pudiera dedicarme un momento como ese, en el podio de unos Juegos Olímpicos”.
Y es que para Marín, detrás del gesto hay una cultura. “No somos conscientes de cómo es la cultura china”, afirmó frente a la ministra de Educación y Formación Profesional y Deportes, Pilar Alegría, el embajador de la República Popular China, Yao Jing, y el fundador de Cátedra China, Marcelo Muñoz. “Ella había apagado su teléfono, no quería hablar con nadie y pensé que, mostrando este detalle, ella podría verlo y entender qué quería decirle”, desveló por su parte la jugadora china, llegada desde Beijing únicamente para reencontrarse con Marín y recoger el premio.
Para la española, que recibió también un premio sorpresa tras haber sido nombrada también Premio Princesa de Asturias, destacó que aunque no había traído el oro de los Juegos olímpicos de París, “si me traje una medalla en forma de cariño y apoyo”. Y se lo agradeció en persona a quien vio como rival y ahora ve como una de las mejores personas que quizá haya conocido. “Parecemos amigas de toda la vida”, aseguraron entre risas tras un reencuentro que pasará a la historia del deporte y que pone sobre la mesa que el deporte no solo es competición sino que, sobre todo, son valores.