Ángel Martínez participa en el Programa de Jóvenes Sinólogos de Shanghai 2024

Ángel Martínez, ingeniero industrial de profesión, que actualmente trabaja como asesor en el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto demográfico, fue la persona seleccionada por la asociación Cátedra China para participar en el programa de Jóvenes Sinólogos de Shanghai 2024 que organiza el Ministerio de Cultura y Turismo de China.

Gracias a la colaboración entre la Embajada de la República Popular China en España y el Ministerio de Cultura y Turismo, Cátedra China pudo seguir aportando en las relaciones entre ámbitos países generando más conocimiento mutuo y la posibilidad de un intercambio real de experiencias. 

Este año el programa ha sido impulsado a demás del Ministerio de Cultura y Turismo, por la Shanghai Academy of Social Sciences (SASS), el prestigioso think-tank y por la Shanghai International Studies University (SISU) en su campus de Songjiang, entre otros colaboradores. 

Como novedad, hay que destacar la visita de varios días a Jingdezhen, ciudad de la provincia de Jiangxi, para ver de primera mano toda la cadena de valor del sector de la porcelana y la cerámica. 

Ángel Martínez tuvo la oportunidad de participar junto a otros jóvenes expertos en China de otros 23 países diferentes, europeos, africanos, de Oriente Medio, Asia, América Latina y de Oceanía. 

La visita al programa es una oportunidad para conocer de primera mano “una Civilización de Estado” como definieron varios de los profesores de la experiencia. 

En la base del programa estaba una fuerte concepción de la cultura tradicional china, que fue sustentada en ponencias de artistas de vanguardia como Chen Weijia, las visitas al Guangfulin Cultural Relics Park, al inmenso museo de la Porcelana de Jingdezhen o a pueblos rurales y tradicionales como Yaoli también en Jiangxi. 

Cultura tradicional de la que brota la Modernización del Estado, uno de los ejes del discurso de las últimas décadas del presidente Xi Jinping. 

Además de la vivencia de Shanghai, donde no hace falta más que observar el fuerte impacto de la innovación en campos como la digitalización de todos los procesos urbanos, la renaturalización de la ciudad o el uso masivo de coches eléctricos, el programa tuvo un eje centrado en la modernización. 

Con visitas a múltiples experiencias del G60, un hub de innovación en el que han coincidido 9 ciudades del delta del Yangtsé, se pudieron comprobar como China está invirtiendo en microchips y procesadores, robots, inteligencia artificial o energías renovables. 

8.000 empresas ya trabajan bajo el paraguas de la iniciativa. Algunas de ellas como Chint, empresa centrada en la energía fotovoltaica que integra 700.000 contratos de tejados, en 1.200 municipios con una potencia instalada de 24GW. 

La manufactura como base de la industrialización masiva para la exportación  está haciendo a China superar la reflexión a la salida de la crisis de 2008 dejando su inversión en sectores productivos y no especulativos. Profesores de SASS como Xu Mingqi o Ling Aifan de SISU centraron sus ponencias económicas en este punto. Empleo de calidad, formación, aumento del consumo interno y exportaciones son los ejes del sistema socialista con características chinas como estrategias de desarrollo. Y además un desarrollo sostenible y que ya tiene a las políticas verdes como necesidad. 

En su trabajo final Ángel, propondrá la búsqueda de raíces comunes en la cultura tradicional de ambos países para proponer el uso de eventos culturales como base de una diplomacia “soft”. 

“Es muy interesante comprobar cómo hay un campo ilimitado de relaciones culturales que explorar. Las relaciones políticas y económicas son en las que normalmente se centran los gobiernos y el sector privado, pero queda mucho por acercar a dos países con ciudadanía que aprecia la cultura como base de su realaciones personales” 

Una de las fortalezas del programa es el debate continuo entre los participantes. Más allá del debate europeo, poder conversar con otros y otras jóvenes del sur global, de América Latina o de Oriente medio y Asia es una oportunidad enorme para comprobar cómo hay vías de desarrollo muy importantes y multilaterales. 

En la nueva era Trump y con la amenaza de las guerras comerciales por parte de EEUU, la apertura a otros mercados y socios comerciales basados en el desarrollo mutuo parece una idea interesante. China ha decidido hacerlo. 

“Este programa ha sido una puerta abierta a un mundo en movimiento muy vivo. Nuevos amigas y amigos jóvenes chinos que cada día trabajan intensamente por mejorar nuestras relaciones desde el ámbito académico. Espero no perder el contacto y seguir participando con Cátedra China en eventos y con instituciones como Instituto Confucio donde empezar el largo recorrido del aprendizaje del idioma” 

Por último destacar la gran influencia que en palabras del participante ha podido observar de la “intensa relación” de las propuestas sociales con el Confucionismo y el Taoísmo, en cuanto a la manera de participación en lo colectivo o en la búsqueda de un bien común. 

“Espero que todas estas experiencias que hemos vivido en estas tres semanas de programa puedan ser recogidas en una exposición de fotografía o en un formato de pequeño libro sobre el viaje a China”