Imaginaos “trascender todo tipo de diferencias en la sociedad humana, apuntar hacia los mayores beneficios para todos, conectar estrechamente el futuro y el destino de cada nación y cada país, permanecer juntos contra viento y marea, compartir la dicha y la desgracia, esforzarse por convertir la Tierra, donde nacemos y crecemos, en una gran familia armoniosa, y hacer realidad las aspiraciones de una vida mejor de los pueblos de todo el mundo”.¿No suena mal, verdad?
En eso consiste, teóricamente, la comunidad de destino común de la humanidad (人类命运共同体 rénlèi mìngyùn gòngtóngtǐ). Dicho concepto fue propuesto por el presidente chino, Xi Jinping, en noviembre de 2012 durante el XVIII Congreso del Partido Comunista de China, y en 2015, expresó su proposición de introducir este concepto en la 70.ª Asamblea General de la ONU.
Durante una conferencia de prensa celebrada el pasado 7 de marzo de 2024 en Beijing en el contexto de las Dos Sesiones de China, Wang Yi, canciller de China, reiteró el compromiso de su país por la paz y la construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad.
La premisa filosófica de esta propuesta es la noción de大同 (dàtóng), “Gran Armonía”, un concepto central de la cultura china, ideal que alude a una sociedad perfecta. El concepto de 大同 en la filosofía china se desarrolló hace más de dos milenios en los clásicos confucianos. Se ha traducido como «Gran Unidad», «Gran Comunidad», «Gran Universalidad», «Gran Semejanza», «Gran Armonía», etc. Uno de los testimonios más antiguos de la edad de oro del dàtóng aparece en el capítulo 6 del Libro de los Ritos, uno de los Cinco Clásicos del confucianismo.
Los revolucionarios chinos del siglo XX, como Sun Yat-sen o Mao Zedong, lo invocaron como objetivo de sus respectivos proyectos políticos. Sun Yat-sen escribió: “Cuando el pueblo haya colectivizado todo lo relativo al Estado, se habrá realizado verdaderamente el deseo de «bienestar del pueblo»; se habrá conseguido ese mundo de dàtóng deseado por Confucio”. Por su parte, Mao Zedong señaló que la revolución comunista de China debía satisfacer esa antigua visión confuciana: “El poder del Estado y los partidos políticos llegarán a desaparecer por sí mismos, permitiendo a la humanidad entrar en la era del dàtóng”.
Durante el siglo XX, China se dedicó a aprender teorías y prácticas occidentales para insertarse institucionalmente en el mundo, y ahora es China la que quiere ofrecer sus teorías y prácticas al mundo. Dada la relevancia de China en el orden contemporáneo actual, resulta obvio que ningún problema en el mundo puede abordarse de manera efectiva sin la participación de China. No se trata de sustituir un sistema o civilización por otro, sino de abandonar el viejo camino del colonialismo y el hegemonismo, y de construir un mundo abierto e inclusivo.
El argumento legitimador de China es que no tiene antecedentes de colonización o agresión contra otros países cuando era una de las naciones más poderosas del mundo. En este sentido, China viene desarrollando una política exterior pacífica y orientada al desarrollo con una serie de iniciativas y propuestas en los últimos años, y participando activamente en la reforma y construcción del sistema de gobernanza global y promoviendo el avance del orden político y económico internacional hacia un rumbo más justo y racional.
El momento es oportuno: estamos ante varios conflictos en curso, la recuperación económica mundial está siendo lenta tras la pandemia de COVID-19, y el unilateralismo y el proteccionismo son rampantes, así como la xenofobia, las divisiones internas y el ascenso de los extremismos. La inestabilidad, la incertidumbre y la imprevisibilidad son ahora la norma. Por lo tanto, es necesario mejorar el entorno para la cooperación mundial.
La propuesta no es ajena a los desafíos medioambientales, y aboga por “construir un mundo limpio y hermoso con montes verdes y arroyos transparentes”. Dado que la humanidad seguirá viviendo en la Tierra en un futuro previsible, resulta imprescindible proteger bien juntos el hogar de la Tierra, para nosotros mismos y también para las futuras generaciones.