La Nueva Ruta de la Seda, un desafío colosal no exento de riesgos

El interés de este artículo está en señalar el objetivo principal del magno esfuerzo, que supone llevar a cabo este inmenso paquete de obras de infraestructuras varias en el plazo de 25 años. Mas antes de pasar “de las musas al teatro” los promotores deben de analizar en detalle la cantidad de problemas que deberán abordarse y resolverse durante su fase de implementación.

Hacia el siglo I antes de Cristo, hubo un antiguo itinerario terrestre heredero de la Ruta de Jade, cuyos orígenes se pierden en el confín de los siglos y en la mitología.

Era esta primera etapa, la ruta fue fundamentalmente terrestre y partiendo de China se fue expandiendo, cruzando Asia hasta llegar a Italia. Los imperios del pasado consideraron la importancia de unir y controlar otros territorios por rutas terrestres, pero también por vías marítimas. 

A partir de 1945, cuando finaliza la II Guerra Mundial, la hegemonía de los EE.UU. amplió su dominio comercial, cultural, financiero y político prácticamente a todos los continentes del planeta. No crearon los americanos una red, sino más bien su desarrollo tecnológico le facilitó transmisión de noticias a través de sus medios de comunicación y sus productos fueron vendidos a escala global a través de varias centenas de empresas multinacionales. Fue a través de la electrónica y de la aviación cómo la Pax Americana reemplazó al Imperio Británico. Los EE.UU. de América expandieron sus productos y cultura a los cinco continentes y en el siglo XX se convirtieron en el poder hegemónico mundial.

La concepción de la Nueva Ruta de la Seda puede verse inicialmente como un intento del Imperio del Centro de evitar quedar a merced de los EEUU si éste último ejerce un control militar de los accesos marítimos a las costas de China. El Imperio del Centro podría verse en peligro si las mercancías a importar y a exportar por China quedaran al albur de las decisiones que pudieran adoptar otros países, como, por ejemplo, el bloqueo naval del paso de dichos bienes por el Estrecho de Malaca.

La posibilidad de verse además asediada por el ejército americano en el Mar Meridional de China, -como antes ocurrió en Vietnam, el cual fue cercado e invadido desde el Golfo de Tonkin- llevó a Pekín a reflexionar y dar un primer paso para defender las vías marítimas de acceso a las costas chinas. Aquella experiencia y otras anteriores sirvieron de base para el debate de nuevas ideas sobre la creación de otro tipo de vías alternativas, las terrestres, que -con el tiempo- han terminado desembocando en el mayor proyecto de construcción de infraestructuras del mundo, que servirán para conectar a China con el resto de las naciones de este planeta. 

En principio y de forma simplificada, el gigantesco proyecto de la Nueva Ruta de la Seda tenía dos componentes principales:

  1. La Franja Terrestre de la Ruta de la Seda: Se enfoca en conectar China con Europa por tierra, atravesando Asia Central, Oriente Medio y Rusia mediante redes ferroviarias, carreteras, zonas económicas especiales, redes eléctricas y gasoductos.
  1. La Ruta Marítima de la Seda: Busca fortalecer el comercio marítimo entre Asia, África y Europa mediante el desarrollo de puertos estratégicos en el Océano Índico, el Sudeste Asiático y África Oriental.

Mas la actual NRS comprende una serie de ramificaciones que la convierte en un concepto bien diferente. Los itinerarios pasaron de ser meros trayectos terrestres o marítimos para convertirse en vastas redes eléctricas, extensos oleo- y gaseoductos, cables submarinos intercontinentales, conexiones de internet a todos los países, así como en redes financieras, por dar algunos ejemplos. 

La Nueva Ruta de la Seda (NRS), un ambicioso objetivo

En el año 2013 Xi Jinping da a conocer el más extraordinario plan estratégico económico, político y de construcción de infraestructuras de la historia de la humanidad. Plantea unir Asia a Europa y al resto de los continentes por tierra y a través de los océanos. No se trata simplemente de trazar itinerarios por mar y tierra, sino que -tras multitud de alianzas entre estados y empresas- se promuevan redes de oleoductos y gasoductos (energía), nuevas conexiones por cables submarinos y queden establecidas alianzas tanto entre bancos como entre empresas de telecomunicación.

De momento se trata de conectar antes del año 2049 al 65% de la población mundial, lo cual tendrá importantes repercusiones políticas, económicas y sociales a escala nacional y mundial. Solamente mediante una estrecha cooperación se podrá realizar la transición energética y avanzar en los desarrollos industriales e institucionales precisadas de forma urgente por la humanidad. 

En cuestión de 25 años el planeta entero quedará más conectado e integrado, en donde -ya en la actualidad- con un clic por internet podemos comprar desde Alemania mercancías que se producen en Chile o ver en directo desde España por YouTube un debate político en Filipinas. A medida que se desarrollen y acaben los proyectos, ningún país, sea de África, Oceanía, Sudamérica o del Pacífico quedará excluido del bienestar que se generará.

Serán todas estas rutas de amistad y comercio, como ya vislumbraba Emmanuel Kant hace dos siglos como el camino más seguro hacia la paz en el mundo. Mediante una mayor integración se alcanzará la paz y la armonía, preservándose la soberanía, independencia e integridad de los estados.

Esta NRS impactará en la agricultura, la industria, las finanzas, el comercio, las ciencias y en el desarrollo tecnológico, lo cual supondrá una nueva revolución en la historia de la humanidad. Evidentemente, se trata de un proyecto de largo plazo, cuya completa ejecución bien podría durar dos siglos.

Una breve descripción de la actual cartera de proyectos

Los dos componentes principales de la NRS mencionados anteriormente se desglosan en una extensa cartera de proyectos independientes y concretos, a ejecutar en alrededor del 75% de las naciones del mundo. Indudablemente, su explotación -una vez ejecutadas las obras- servirá para incrementar substancialmente la conectividad y cooperación global a través de las nuevas infraestructuras, a ser usadas principalmente con fines comerciales y culturales.

El camino hacia el nuevo orden mundial es arduo, mas no imposible de recorrer. En 2019 ya se habían puesto en marcha una centena de ellos. Al lector le asaltará la duda de si habrá suficiente dinero para tan magno y beneficioso proyecto para la humanidad. Lo cierto no es tanto que no haya dinero, sino que no haya buenas ideas en donde invertir. 

El Cinturón y el Collar de Perlas

La cartera de proyectos de esta iniciativa incluye más bien megaproyectos de infraestructura, tales como los puertos de Sri Lanka, Gwadar, Karachi, Yibuti y el Pireo en Grecia, las líneas ferroviarias entre China y Europa, el tren Yakarta-Bandung y la línea que une al Imperio del Centro con Laos. Se van a construir autopistas que atravesarán Kazajistán y Bielorrusia mejorando la conectividad transnacional o la autopista que irá a Pakistán por las altas cadenas montañosas del Karakorum y el Himalaya. Aparte de decenas de lazos de interconexión por mar y tierra, también se contemplan proyectos de aeropuertos para cargo y cooperación logística, como el de Ostende-Brujas. La navegación precisa cada vez más de sofisticados sistemas de control y seguridad, los cuales se apoyan en sofisticados satélites y en otros ingenios asociados a la transmisión. 

La construcción de la central hidroeléctrica de Karuma en Uganda y de otras plantas de energía (Pakistán, África) no están exentas de impactos sociales. Por otra parte, buena parte del interés de China se centra en promover las rutas energéticas para conectarse con los campos petrolíferos y de gas natural en Asia Central y Rusia, a través de extensos territorios casi desérticos. Caben destacar el oleoducto China-Kazajistán y el gasoducto China-Asia Central. Los suministros rusos de gas cruzan Mongolia y desde 2019 los rusos venden 50.000 millones de m3 al año desde la región de Yamal, a través del gasoducto Power of Siberia I. También el crudo y el gas de la parte septentrional de Rusia se pueden transportar a China en barcos cisterna a través del Ártico.

Desde 2018, dos centenares de empresas chinas están trabajando en la transformación digital en ocho sectores de la telecomunicación, sean en comercio-e, 5G, la fibra óptica, el internet de las cosas o ciudades inteligentes, por señalar algunos ejemplos. Dichos proyectos favorecerán el comercio entre el Imperio Celeste y países en Oriente Próximo, Iberoamérica y África.

La Ruta de la Seda digital tendrá un componente de cables marinos

Aunque el número de proyectos en cartera puede variar con el tiempo, según las fuentes de información especializadas, se estima que, recientemente, había más de 1,000 proyectos en diferentes etapas de su concepción y ejecución en unos 136 países, apoyados a su vez desde una treintena de organizaciones multilaterales e internacionales. En la segunda década de su actividad, se estima que las plataformas de cooperación se habrán extendido a 150 países y a nada menos que a 3.000 proyectos.

Evidentemente, esta magna cartera de macroproyectos dará paso a una explosión en las relaciones comerciales entre los diversos participantes y supondrá un claro crecimiento de la economía mundial. Asimismo, traerá importantes avances científicos y tecnológicos y aumentarán las relaciones de amistad entre los pueblos, creándose nuevas instituciones internacionales en beneficio de la cooperación y cohesión internacional.

Su objetivo último es facilitar el comercio, reducir los costos logísticos y fortalecer la influencia económica de China en más de 140 países. Sin embargo, también la Nueva Ruta de la Seda ha generado críticas por sus posibles impactos en la deuda y en la dependencia de los países receptores. 

Estos ambiciosos retos de la ingeniería conllevan grandes riesgos de toda índole que conviene no pasar por alto, pues de lo contrario los objetivos no podrán ser alcanzados de la forma prevista. 

Pasemos a la segunda parte de este análisis.

Un listado de riesgos a considerar no apto para cardiacos

Veamos sucintamente a continuación los diversos riesgos a analizar a la hora de considerar la viabilidad, solvencia y rentabilidad de estos megaproyectos identificados, cuando no ya puestos en marcha. 

En primer lugar, los proyectos de la NRS enfrentan varios riesgos técnicos que pueden afectar su implementación y puesta en marcha con éxito. Algunos de los principales son:

  1. Falta de infraestructura adecuada: En muchos países, la infraestructura existente puede ser débil e insuficiente para soportar nuevos proyectos de gran dimensión, lo que puede llevar a serios retrasos e costos adicionales imprevistos.
  2. Desafíos en la ingeniería: La complejidad técnica de algunos proyectos, como la construcción de puentes, túneles o sistemas de transporte, puede presentar dificultades inesperadas durante la ejecución. 
  3. Condiciones geográficas y climáticas: Las variaciones en el terreno y el clima pueden afectar la planificación y construcción, especialmente en regiones alpinas, de mala calidad de suelo y propensas a desastres naturales a causa de las lluvias y nieves. En zonas árticas el permafrost complica enormemente lo que en el papel parecía una obra relativamente fácil.
  4. Capacidad técnica local: La falta de experiencia y habilidades técnicas en los países anfitriones -en donde se planea realizar las obras- puede dificultar la concepción e implementación efectiva de los proyectos.
  5. Problemas de coordinación: La colaboración entre múltiples partes interesadas, incluidos gobiernos, empresas y comunidades locales, puede ser más complicada de lo inicialmente previsto y generar conflictos de interés. Más aún si tenemos en cuenta los problemas culturales como el uso de lenguas distintas y las tradiciones culturales de los equipos, provenientes seguramente de varios países.
  6. Cumplimiento normativo: Las diferencias en regulaciones y estándares técnicos entre naciones pueden complicar la ejecución de los proyectos. Un ejemplo sencillo es el de las alturas en que deben estar situadas las plataformas en las estaciones ferroviarias a lo largo de un trayecto que cruza diversas fronteras. Indudablemente, habrá mucha tarea para estandarizar los componentes a emplear.
  7. Sostenibilidad y mantenimiento: Es crucial para su éxito el asegurar que los proyectos sean sostenibles a largo plazo y que cuenten con un plan de mantenimiento adecuado. ¡Cuántas veces se ejecuta una obra perfectamente por una empresa excelente y luego quienes deben de mantenerla no tienen la experiencia ni la voluntad suficiente para mantenerla! 

Los costos de inversión en los proyectos de la NRS se estiman actualmente en varios cientos de miles de millones de dólares. Algunas estimaciones sugieren que la inversión total podría superar los 1,3 billones de dólares, aunque este número fluctuará substancialmente, dependiendo de los proyectos específicos a evaluar y del desarrollo en el futuro de nuevos proyectos en vías de su diseño y concepción como anteproyectos. Es importante tener en cuenta que estos costos son dinámicos y que seguramente cambiarán a medida que se avance en la implementación de los proyectos.

Fuentes previstas para la financiación de los proyectos

La voluminosa cartera de proyectos a financiar en las próximas décadas precisará contar con unas fuentes de financiación solventes, suficientes y especializadas en analizar la viabilidad de este tipo de gigantescas inversiones.

Las fuentes de financiación de la inversión total en proyectos de la NRS provienen de diversas fuentes. El gobierno chino juega un papel crucial, ya que muchas de las inversiones son respaldadas por bancos estatales y fondos de inversión chinos. Además, se espera que participen instituciones financieras internacionales, gobiernos de los países involucrados y en algunos casos, empresas privadas. La colaboración entre estos actores es fundamental para llevar a cabo los proyectos y asegurar la financiación necesaria.

El Fondo de la Ruta de la Seda se constituyó en 2014

La Nueva Ruta de la Seda cuenta de salida con un fondo de inversión chino especializado y multitud de bancos para financiar los megaproyectos que se vayan presentando, sean estos largos recorridos ferroviarios, autopistas, puertos marítimos, presas y embalses, estaciones de electricidad, plantas depuradoras, hospitales, universidades, redes de internet, aeropuertos, satélites, reforestaciones… En realidad, todas las iniciativas mencionadas se están diseñando o ya han entrado en la fase de su construcción. Efectivamente, cada proyecto debe de ser analizado ex – ante y como paso previo a su aprobación, ha de constatarse que será viable, solvente y rentable.  

El Fondo de la Ruta de la Seda se creó en 2014 con 40.000 millones de dólares y tiene como misión invertir en infraestructuras, en la cooperación industrial y financiera y en el desarrollo de los medios y recursos necesarios para implementar los proyectos propuestos. Podrán participar en el fomento de estas iniciativas entidades públicas y privadas, sean éstas locales o extranjeras. 

Cabe ejecutar cientos de proyectos de cooperación para promover un mundo conectado, en donde todos prosperen individual y colectivamente. En estos foros de debate y de toma de decisiones participan del orden de 150 países y centenas de entidades financieras y empresas industriales de los sectores de la construcción, del transporte, de la energía, así como instituciones asociadas a actividades de alta tecnología. 

En 2023 el órgano oficial del Comité Central del PCCh publicó una nota informando que estaban en marcha más de 3.000 proyectos cooperativos, asociados a inversiones del orden de un billón de dólares

El Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII) se constituyó en 2015 por 57 países como un banco de desarrollo multilateral. El capital inicial del banco se estableció en 100.000 millones de dólares. Actualmente, ya cuenta con 109 miembros. En 2024 el BAII habría aprobado proyectos por valor de más de 50.000 millones de dólares. 

Otros bancos multilaterales presentes en países en vías de desarrollo son el Banco Mundial, el BEI, el Banco Asiático de Desarrollo y cientos de bancos más, públicos y privados

Aparte de las entidades financieras, infinidad de empresas públicas y privadas aportarán financiación complementaria. Lo dicho: financiar la cartera de proyectos no será un problema de falta de fondos, sino de falta de buenas ideas.

Los proyectos de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI u OBOR, por sus siglas en inglés) suelen presentar varios riesgos financieros importantes. 

Destacamos a continuación diez de ellos:

  1. Riesgo de crédito: Dificultades en el repago de préstamos por parte de las empresa, instituciones o países beneficiarios, lo que puede afectar a la viabilidad del proyecto.
  2. Riesgo cambiario: Las fluctuaciones en las tasas de cambio suelen impactar los costos y los ingresos en divisas extranjeras. Ver crisis monetarias de Tailandia, Rusia o México.
  3. Riesgo de liquidez: Problemas para obtener financiamiento de manera rápida y suficiente en momentos críticos del proyecto.
  4. Riesgo de construcción: Los costos inesperados o retrasos en la ejecución de obras afectan al presupuesto previsto inicialmente y al cronograma de tareas y reparto de responsabilidades.
  5. Riesgo político: Cambios en el entorno político suelen impactar la estabilidad y el apoyo a los proyectos. Ver caso del esperado aeropuerto Ciudad de México cancelado por López Obrador.
  6. Riesgo regulatorio: Cambios en las leyes y regulaciones locales que pueden dificultar la operación y financiamiento del proyecto. Ver inversiones españolas en Vaca Muerta, Argentina.
  7. Riesgo de mercado: Variaciones en la demanda de los productos o servicios asociados al proyecto, afectando negativamente al nivel de los ingresos esperados.
  8. Riesgo ambiental: Posibles impactos negativos en el medio ambiente que pueden resultar en sanciones medioambientales o en costos adicionales asociados a la reparación o prevención del riesgo señalado.
  9. Riesgo reputacional: Críticas o resistencia por parte de la población local y grupos de interés que pueden afectar la viabilidad del proyecto.
  10. Riesgo de financiamiento estructural: Dependencia de fuentes de financiamiento no garantizadas que pueden hacer que el proyecto sea vulnerable a cambios en el mercado financiero.

Estos riesgos deben ser identificados y evaluados ex-ante, con el fin de ser incluidos en la documentación contractual y gestionados adecuadamente para asegurar el éxito de cada uno de los proyectos de la NRS.

Riesgos jurídicos

Los riesgos de los marcos regulatorios en los proyectos de la Iniciativa de la Franja y la Ruta pueden ser significativos y afectar a la viabilidad y al esperado éxito de estos proyectos. Se exponen a continuación algunos de los principales riesgos regulatorios:

  1. Cambios en la legislación: Modificaciones en las leyes locales que pueden introducir nuevas exigencias o restricciones para la ejecución de proyectos.
  2. Inestabilidad política: Cambios de gobierno que pueden resultar en una reevaluación de políticas y regulaciones que afectan los proyectos en curso.
  3. Regulaciones ambientales: Normativas más estrictas relacionadas con la protección del medio ambiente que pueden retrasar o encarecer la ejecución de proyectos.
  4. Normativas de inversión extranjera: Restricciones o condiciones adicionales impuestas a la inversión extranjera, lo que puede dificultar la entrada o la repatriación del capital o la operativa de las empresas involucradas en donde se han admitido inversores extranjeros.

Tengas pleitos y los ganes

  1. Cumplimiento normativo: La necesidad de cumplir con múltiples normativas de diferentes jurisdicciones (nacional, regional, local), lo que puede complicar la gestión del proyecto y aumentar los costos.
  2. Procedimientos burocráticos: Si los trámites administrativos son prolongados y farragosos, éstos pueden causar demoras significativas en la obtención de permisos y licencias necesarios.
  3. Riesgo de expropiación: Generalmente, en países en vías de desarrollo cabe la posibilidad de que los gobiernos locales cambien inesperadamente las regulaciones sobre la propiedad y expropien tierras o activos relacionados con el proyecto.
  4. Regulaciones laborales: Los cambios en las leyes laborales pueden impactar en los costos de empleo, las condiciones laborales en los sitios de construcción y finalmente en la formación del precio del producto final, haciéndolo poco competitivo.
  5. Controversias legales: La posibilidad de litigios relacionados con el cumplimiento de las regulaciones locales puede resultar en costos legales y demoras. Suele darse el caso que los tribunales locales dan la razón a su compatriota, aunque no la tenga.
  6. Desajustes culturales: La falta de alineación entre las prácticas empresariales y las expectativas regulatorias locales, que puede llevar a malentendidos y conflictos.

Estos riesgos resaltan la importancia de realizar un análisis exhaustivo y continuo del entorno regulatorio antes y durante la implementación de los proyectos de la NRS.

Riesgos políticos

La Nueva Ruta de la Seda va más allá del intercambio de mercancías y de las transacciones materiales, pues tiene un componente cultural y social de gran envergadura. Su misión ineludible es facilitar el conocimiento recíproco entre los pueblos, facilitar que dichos pueblos se entiendan y se comprendan recíprocamente, comerciando entre ellos en beneficio mutuo. Pareciera que estuviera el sueño de la NRS basado en la canción “Imagine” de John Lennon.

Sin embargo, el presidente Xi Jinping ha señalado en varios discursos que en este sueño no hay cabida para el terrorismo, el separatismo y el extremismo. ¿Será posible llevar a cabo este sueño, más que chino, universal? 

Bien es sabido que Xi Jinping aplica una mano de hierro para los casos de corrupción en su país y evita la injerencia china en los asuntos internos de otros países. No obstante, las medidas aplicadas en la República Popular China no pueden ser tan fácilmente implementadas en otras jurisdicciones.

Los riesgos políticos en los proyectos de la Iniciativa de la Franja y la Ruta son cruciales y pueden tener un impacto significativo en el éxito final del proyecto. He aquí hay algunos de los principales riesgos políticos que deben considerarse:

  1. Inestabilidad gubernamental: Cambios abruptos en el liderazgo o el gobierno que pueden llevar a una revisión de políticas y compromisos previamente establecidos.
  2. Conflictos armados: Situaciones de guerra o violencia civil en los países anfitriones que pueden poner en peligro la seguridad de los proyectos y el personal involucrado.
  3. Protestas sociales: Movimientos de oposición o un descontento popular pueden obstaculizar la ejecución del proyecto, generar paros, afectar la percepción pública y ser gravosos para los promotores de la iniciativa.
  4. Cambio en políticas económicas: Ciertas modificaciones en las políticas fiscales o monetarias pueden alterar el entorno económico y financiero en el que opera el proyecto.
  5. Corrupción: Altos niveles de corrupción en la administración pública pueden afectar la transparencia y la equidad en la adjudicación de licitaciones, contratos y permisos.
  6. Nacionalismo económico: Si los sentimientos nacionalistas se encuentran arraigados entre la población en donde se ejecuta el proyecto, éstos pueden resultar en restricciones a la inversión extranjera o en condiciones desfavorables para las empresas foráneas.
  7. Políticas de desarrollo local: Los cambios en las prioridades de las políticas de desarrollo regional o local terminan reorientando los recursos y la atención lejos de los proyectos de la NRS acordados, dando paso a iniciativas locales y a desvíos de fondos previstos para la iniciativa pensada inicialmente.
  8. Relaciones internacionales: Tensiones geopolíticas entre el país anfitrión y otros estados pueden complicar la cooperación y el financiamiento acordados.
  9. Intervenciones de actores externos: Influencia de países u organizaciones extranjeras pueden intervenir en el contexto político y afectar el curso de los proyectos.
  10. Riesgo de expropiación: La posibilidad de que un gobierno decida nacionalizar activos o proyectos puede resultar en pérdidas significativas para los inversores.

Estos riesgos políticos subrayan la importancia de un análisis exhaustivo del contexto político y social antes de iniciar cualquier proyecto, así como la necesidad de establecer relaciones sólidas con las autoridades locales y las comunidades involucradas.

Indudablemente, China se enfrenta a un enorme reto al tener que dialogar y negociar a la vez con tantos países de culturas y lenguas diferentes al suyo. Además, el chino mandarín o los dialectos de la República Popular apenas son hablados fuera de China.

¿Podrá algún día aplicarse una “tolerancia cero” a la corrupción?

Por otra parte, no solo se corren riesgos con los países BRICS+ o terceros países en vías de desarrollo. También está el bloque de naciones occidentales, frecuentemente enfrentadas con Rusia y China. Cabe preguntarse: ¿por cuántos años más seguirán los bloqueos, las barreras arancelarias y las sanciones comerciales? Las cadenas de suministros de piezas, productos semielaborados y acabados se ven seriamente afectadas por las políticas comerciales de los países y todo ello causa además fuertes desequilibrios en las balanzas de pagos. La cada vez más profunda brecha digital en las telecomunicaciones está dividiendo al mundo en dos bloques a escala global: oriente y occidente. ¿Es verdaderamente esto lo que desea la población mundial? ¿Cómo es de cierto que muchas de estas medidas se toman por razones de seguridad nacional?

Riesgos económicos

Los riesgos económicos son los asociados a los movimientos del mercado en que se mueve una empresa, independientemente de su situación financiera. En los proyectos de la NRS los riesgos económicos pueden afectar el nivel del resultado económico-social esperado por el proyecto y por tanto a su viabilidad y sostenibilidad. Entre los principales riesgos económicos señalamos los siguientes:

  1. Fluctuaciones de la economía global: Cambios en el crecimiento o decrecimiento económico global, el cual afecta a la demanda de bienes y servicios asociados a los proyectos.
  2. Inestabilidad macroeconómica: Unas altas tasas de inflación, desempleo o devaluaciones monetarias en los países anfitriones impactan sobre el clima de inversión y la rentabilidad esperada.
  3. Variaciones en el costo de los insumos: Aumento inesperado en los precios de los materiales y recursos necesarios para la construcción y la operatividad de los proyectos.
  4. Riesgo de mercado: Los cambios en la demanda de productos o servicios, simplemente porque cambian los gustos, pueden resultar en ingresos inferiores o superiores a los esperados.
  5. Acceso al financiamiento: Dificultades para obtener financiamiento a tasas favorables, debido a condiciones económicas adversas o a cambios en las políticas de los inversores.
  6. Crisis financieras: Cabe pensar en un impacto de crisis económicas en los países anfitriones o en la economía global que pueden interrumpir la inversión y la ejecución de los proyectos, sobre todo en aquellos países clasificados como de elevado riesgo financiero, como suelen serlo algunos de los países situados en el ecuador y en el hemisferio sur del planeta, si bien ninguna nación está libre de tener que afrontar crisis financieras.
  7. Desigualdad regional: Las diferencias económicas significativas entre regiones pueden afectar la viabilidad de ciertos proyectos en áreas menos desarrolladas.
  8. Dependencia de mercancías y productos básicos: Muchos proyectos dependen de la exportación de materias primas, las cuales suelen verse afectadas por la volatilidad de los precios en los mercados internacionales.
  9. Impacto de políticas fiscales: Cambios en la política fiscal, como aumentos de impuestos o modificaciones en incentivos a la inversión, pueden alterar seriamente la rentabilidad de los proyectos.

La identificación y difícil gestión de estos riesgos económicos son esenciales para asegurar la sostenibilidad y el éxito a largo plazo de los proyectos de la NRS. No todos los riesgos, peligros o amenazas económicas son fáciles de prever, sobre todo aquellos de naturaleza macroeconómica. 

Riesgos sociales

Los riesgos sociales en los proyectos de la NRS pueden influir significativamente en la aceptación social del proyecto y en consecuencia, en su viabilidad. Si bien los riesgos sociales no son tan evidentes en algunas naciones, no hay que descartar que algunas ideas y planes de ejecuciones de grandes obras no prestan suficientemente atención a su impacto social. Entre este tipo de amenazas cabe contar o intuir diversos escollos:

  1. Resistencia de la comunidad: Oposición local a los proyectos debido a preocupaciones sobre el impacto ambiental, desplazamiento o falta de beneficios directos para la comunidad afectada por la implantación cercana de la infraestructura a construir.
  2. Desplazamiento de poblaciones: Reubicación de comunidades debido a proyectos de infraestructura que pueden generar tensiones y conflictos sociales. Suele ocurrir cuando se levantan presas hidráulicas.
  3. Desigualdad social: Incremento de la desigualdad económica y social si los beneficios del proyecto no se distribuyen equitativamente entre los grupos locales. Como pasa al ubicar una planta depuradora o un basurero en un lugar, en donde los vecinos cercanos padecen las consecuencias negativas de la obra y otros barrios se benefician de dichas infraestructuras.

La violencia ciudadana como expresión de su malestar

  1. Conflictos étnicos o culturales: Cuando los proyectos afectan a comunidades con identidades culturales o étnicas distintas, éstos pueden provocar tensiones y conflictos entre las diversas poblaciones. Suele ser frecuente la expropiación de terrenos para levantar plantas de energía en lugares cuya propiedad corresponde a asentamientos de clases sociales humildes.
  2. Problemas de empleo: Frecuentemente se crean puestos de trabajo que no cumplen con las expectativas locales en términos de salarios, condiciones laborales o permanencia.
  3. Impactos en la salud pública: A veces, el uso de materiales o los efectos negativos de la obra en la salud de la población local -debido a los materiales empleados en la construcción u operación del proyecto como contaminación acústica (alto ruido) o alteraciones en el acceso a recursos (al agua potable)- son fuertemente contestados y dan lugar a órdenes judiciales demandando parar el proyecto.
  4. Cambio en el modo de vida: Alteración de las dinámicas sociales y económicas tradicionales que pueden afectar la cohesión comunitaria y las costumbres locales.
  5. Involucramiento insuficiente de las partes interesadas: La falta de consulta y participación de las comunidades en el diseño y ejecución de proyectos, puede generar desconfianza y una firme oposición.
  6. Violaciones de derechos humanos: Posibles abusos o violaciones de derechos humanos durante la implementación de proyectos, que pueden dar lugar a reacciones negativas tanto locales como internacionales. Por ejemplo, la población deja de tener acceso al agua limpia o a la pesca a causa de los vertidos contaminantes de una gran planta de producción. 
  7. Percepción negativa del proyecto: Las campañas de desinformación y mala prensa tienden a dañar la reputación del proyecto y a generar resistencia entre la población.

Es crucial prestar atención a la aceptación comunitaria de las obras a ejecutar y garantizar que los proyectos de la NRS sean en todo momento sostenibles y beneficiosos para todos los involucrados.

Riesgos medioambientales

Los riesgos ambientales en los proyectos afectan tanto al entorno como a la viabilidad de los mismos. A continuación, señalamos algunos de los riesgos ambientales que debieran identificarse desde el mismo momento del diseño de la obra:

  1. Degradación ecológica: Impactos negativos en los ecosistemas locales, como la pérdida de biodiversidad y la destrucción de hábitats naturales debido a la construcción.
  2. Contaminación del aire y agua: Emisiones de contaminantes y desechos generados durante la construcción y explotación de la infraestructura, afectando a la calidad del aire y del agua.
  3. Erosión del suelo: Alteraciones en el uso del suelo que suelen causar una erosión y degradación del suelo, afectando a la agricultura y a la infraestructura local.

Una mala gestión medioambiental causa riadas y destrucción

  1. Cambio climático: Proyectos que contribuyen a la emisión de gases de efecto invernadero, exacerbando el cambio climático y sus impactos.
  2. Alteración de cursos de agua: Construcción de infraestructuras que pueden alterar u obstaculizar el curso de los ríos y cuerpos de agua, alterando y afectando al suministro de agua y a los ecosistemas acuáticos.
  3. Residuos sólidos y líquidos peligrosos: Generación de residuos durante la construcción y operación que no se gestionan adecuadamente, creando problemas de salud pública y contaminación. Un ejemplo es la irrigación con aguas contaminadas.
  4. Impacto en la fauna: Perturbación de las especies locales, incluyendo desplazamiento o mortalidad de animales debido a la actividad humana.
  5. Desplazamiento de comunidades: Pérdida de tierras y recursos naturales que pueden afectar a comunidades locales, alterando sus medios de vida y prácticas culturales.
  6. Cumplimiento normativo: Riesgo de no cumplir con las regulaciones ambientales locales e internacionales, lo que puede resultar en sanciones y demoras.
  7. Percepción pública negativa: Críticas y oposición por parte de grupos ambientalistas y la población local que pueden surgir si los impactos ambientales no se abordan debidamente.

La identificación y gestión de estos riesgos ambientales por las autoridades competentes son fundamentales para asegurar el respeto del entorno natural y social en el que se implementan. Obviar los temas medioambientales puede dar lugar no solo a pérdidas cuantiosas de la biodiversidad, sino a afectar a la salud pública. El sobreestimar los aspectos medioambientales o sociales causa además serias consecuencias financieras a nivel de proyecto y de la sociedad, tanto en su aspecto colectivo como individual. 

Oportunidades y desafíos

Hay que pensar y definir muy bien cuáles son las metas a alcanzar y calibrar con mucho cuidado los desafíos y riesgos a afrontar, los cuales deben de minimizarse hasta prácticamente su eliminación.

Para la historia de la humanidad, el solamente pensar en ejecutar la Nueva Ruta de la Seda representa una oportunidad de progreso única y demos las gracias a que una nación -la República Popular China- ha asumido el liderazgo y el riesgo de hacer avanzar la integración mundial de manera pacífica, asumiendo una buena carga de las responsabilidades y riesgos.

La NRS presenta además de oportunidades, una serie de desafíos significativos. Los más de sesenta riesgos identificados en esta nota -como obstáculos o problemas a minimizar, cuando no a erradicar- serán indudablemente sistemáticamente evaluados por las partes participantes en la construcción de la infraestructura. 

El éxito da cada proyecto dependerá asimismo de varios factores: 

  • Oportunidades para el éxito:
  1. Crecimiento de las infraestructuras: La NRS puede ayudar a desarrollar otras infraestructuras críticas en regiones subdesarrolladas, impulsando el crecimiento económico de las mismas.
  2. Aumento de las conexiones comerciales: Al mejorar la conectividad entre países, se promueve facilitar el comercio y el intercambio cultural, beneficiando a las poblaciones locales.
  3. Abundante inversión extranjera: La NRS atrae inversiones significativas, fundamentalmente a territorios menos desarrollados, lo que estimulará el desarrollo económico de los países participantes.
  4. Estímulo de la colaboración internacional: Los proyectos de naturaleza transnacional pueden fomentar la cooperación entre países y crear redes de apoyo para resolver problemas globales, como el cambio climático.
  • Desafíos y riesgos a evitar:
  1. Gestión de riesgos: La capacidad del capital humano empleado en estas inversiones será crucial para identificar, evaluar y mitigar los riesgos técnicos, políticos, económicos, sociales y ambientales. Evidentemente, aquellos proyectos que hayan sido bien analizados y evaluados tendrán mayores posibilidades de éxito.
  2. Aceptación local: La aceptación de la comunidad en donde se asiente o por donde pase la obra de infraestructura es fundamental. La falta de participación y consulta puede generar una seria resistencia, cuando no graves conflictos.
  3. Sostenibilidad: La NRS debe alinearse con prácticas sostenibles para evitar impactos negativos a largo plazo. Es lógico -como parte del proceso de la toma de decisión- asegurar la viabilidad futura de los proyectos.
  4. Condiciones geopolíticas: No obstante, la dinámica política y económica global puede influir en la implementación futura de la NRS. Tensiones y conflictos entre países, por causas ajenas a esta ambiciosa iniciativa, podrían afectar a las buenas intenciones iniciales de las partes para la cooperación y la implementación de proyectos comunes.

Quizás uno de los casos más dolorosos de proyecto fallido por causas geopolíticas sea el del sabotaje de los gasoductos Nordstream I y II entre Rusia y Alemania, con graves repercusiones para ambos países, para la economía europea, así como para las relaciones internacionales. 

Conclusión

La NRS tiene el potencial de ser exitosa si se manejan adecuada y minuciosamente los riesgos y las oportunidades inherentes al verosímil millar de proyectos a construir conjuntamente. Es imprescindible involucrar a las naciones y comunidades locales en el proceso, pues centenas de estas iniciativas han de llevarse a cabo entre culturas con mentalidades muy diferentes. 

El enfoque en la sostenibilidad, la transparencia y la cooperación internacional será clave para maximizar los beneficios y minimizar los impactos negativos. La capacidad de adaptación y respuesta a las preocupaciones sociales y ambientales también jugará un papel fundamental en su éxito a largo plazo.

La Iniciativa de la Franja y la Ruta representa por tanto una enorme oportunidad para la cooperación internacional, así como un tremendo desafío de coordinación entre gobiernos de distintas ideologías. 

Como ya se ha mencionado, a pesar de los múltiples riesgos identificados en este artículo en las áreas técnicas, financieras, políticas, económicas, sociales y ambientales, la posibilidad de éxito de la NRS dependerá de varios factores clave:

  1. Gestión de riesgos: La capacidad de identificar, evaluar y mitigar a tiempo los riesgos de cada obra por los analistas será fundamental. Un enfoque proactivo en la gestión de riesgos puede ayudar a minimizar los impactos negativos y a mejorar en consecuencia la sostenibilidad de los proyectos.
  2. Colaboración internacional: La cooperación entre los países participantes, las organizaciones institucionales y empresariales, así como entre las instituciones multilaterales e internacionales debiera de facilitar el financiamiento y la implementación de proyectos, así como mejorar su aceptación local.
  3. Adaptabilidad: La flexibilidad para ajustar proyectos y estrategias en respuesta a cambios en el contexto político, económico o social va a ser imprescindible. Saber cómo se ha de negociar en países como Pakistán o Uganda puede ser un determinante clave del éxito de las infraestructuras que se lleven a cabo en dichas naciones.
  4. Enfoque en la sostenibilidad: El integrar consideraciones ambientales y sociales -desde la fase de la planificación inicial- puede claramente contribuir a una implementación más efectiva y a la obtención de un apoyo claro de las comunidades locales.
  5. Evaluación continua: El establecimiento de mecanismos de supervisión, control y evaluación a lo largo del ciclo de vida del proyecto permitirá realizar los ajustes necesarios a tiempo, con el fin de asegurar el cumplimiento de los objetivos establecidos. Los informes ex – post al finalizar el proyecto y a los cinco años de su puesta en marcha son fundamentales a la hora de medir la calidad de sus resultados. 
  6. Compromiso local: En principio, el involucrar a las comunidades locales en el proceso de toma de decisiones y en la implementación de los proyectos que les afecten, debiera generar apoyo y reducir la resistencia. 

En conclusión, la NRS tiene el potencial de ser exitosa si se abordan adecuadamente los riesgos y se implementan estrategias efectivas de gestión. Sin embargo, el éxito dependerá de la capacidad de los países involucrados para navegar estos desafíos y aprovechar las oportunidades que la iniciativa les ofrece. La viabilidad a largo plazo de la Nueva Ruta de la Seda estará influenciada por su enfoque en la sostenibilidad y la cooperación mutua entre los participantes.

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A modo de colofón

Es probable que una buena parte de la actual cartera de proyectos no haya sido acabada en la fecha prevista: la de la celebración del centenario de la República Popular China. El año 2049 se encuentra solamente a un cuarto de siglo de distancia y las fases preliminares de concepción, diseño, anteproyecto y proyecto requieren muchos años de preparación.

A estos largos tiempos de la preparación de los proyectos hay que añadirles los de las autorizaciones administrativas, los de la selección y adquisición de los terrenos a utilizar, los dedicados al debate y desarrollo de las leyes, así como los de elaboración de los pliegos de los concursos de licitación, su adjudicación y demás. Las tareas administrativas son largas y tediosas, pero absolutamente imprescindibles.

El desafío de la construcción de la Nueva Ruta de la Seda es enorme y está claro que ningún país está a la altura de la República Popular China para asumir semejante reto. 

Los procedimientos y tareas a cubrir superan con creces a los legendarios doce trabajos de Hércules. 

Citius Altius Fortius

es el lema de los Juegos Olímpicos y representa la llamada a los atletas a que se esfuercen por la excelencia.

¡Ojalá se alcancen muchas brillantes victorias!