La OMS adopta una nueva estrategia sobre medicina tradicional: hacia una salud global más inclusiva

RESUMEN REALIZADO POR LA FEMTCI DEL ARTÍCULO PUBLICADO Por Talha Burki | Fuente: The Lancet, Vol. 405, 31 de mayo de 2025

El pasado 26 de mayo de 2025, la Asamblea Mundial de la Salud adoptó una medida trascendental: la aprobación de la tercera Estrategia Mundial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre Medicina Tradicional, Complementaria e Integrativa (MTCI), que regirá hasta 2034. Esta estrategia reconoce la necesidad de integrar de forma segura, eficaz y ética los sistemas de salud tradicionales en los modelos sanitarios modernos, con el fin de responder a las realidades de miles de millones de personas en todo el mundo que recurren a estas prácticas, especialmente en regiones donde la biomedicina sigue siendo de difícil acceso o en aquellas patologías para las que la biomedicina no es eficaz.

La nueva estrategia de la OMS se estructura en torno a cinco ejes fundamentales:

  1. Garantizar el acceso universal a servicios de MTCI seguros, eficaces y culturalmente adecuados.
  2. Desarrollar evidencia científica rigurosa sobre seguridad, eficacia y eficiencia, utilizando métodos avanzados que respeten la complejidad de los saberes tradicionales y métodos de investigación propios de la MTCI.
  3. Regulación y formación profesional de los practicantes, promoviendo la calidad, seguridad y ética en la práctica clínica.
  4. Apoyo institucional a la integración progresiva de la MTCI en los sistemas nacionales de salud.
  5. Promoción de modelos de salud sostenibles, que aprovechen responsablemente los recursos naturales y culturales vinculados a la medicina tradicional.

Aun así, pese a los avances, persisten importantes desafíos:

  • La falta de consenso internacional sobre qué prácticas deben ser consideradas como medicina tradicional legítima.
  • La insuficiencia de fondos para la investigación en MTCI.
  • La resistencia de ciertos sectores académicos e institucionales a reconocer saberes no occidentales como válidos y la credibilidad que las autoridades y corporaciones sanitarias otorgan, en algunos países, a los llamados pseudoescépticos.
  • La ausencia de participación efectiva de comunidades depositarias de los conocimientos tradicionales en la toma de decisiones.
     

A pesar de los obstáculos, esta estrategia sobre la MTCI de la OMS abre grandes oportunidades:

  • El creciente interés en prácticas como la meditación, el yoga, la acupuntura o la fitoterapia muestra un cambio de paradigma en la salud global.
  • La inclusión de profesionales capacitados en MTCI puede descongestionar los sistemas de salud, particularmente en atención primaria.
  • Validar terapias tradicionales con rigor metodológico ofrece un potencial científico y económico inmenso.
  • Se ha propuesto la creación de un fondo internacional de investigación, que canalice recursos hacia estudios sólidos sobre medicina tradicional.
     

Expertos como Roshanak Ghods y Georg Seifert han subrayado la importancia de:

  • Incluir a los expertos en MTCI en los procesos de gobernanza sanitaria.
  • Reconocer la pluralidad de modelos de conocimiento y ampliar el horizonte metodológico de la investigación más allá del modelo biomédico occidental.
  • Establecer marcos éticos sólidos, que garanticen el consentimiento informado y el respeto a los saberes tradicionales.
     

La Segunda Cumbre de Medicina Tradicional de la OMS, prevista para diciembre de 2025, se perfila como una plataforma decisiva para consolidar compromisos internacionales y avanzar en la implementación de esta ambiciosa estrategia. Al igual que en la Asamblea Mundial de la Salud, celebrada los pasados días 19-27 de mayo 2025, desde la Fundación Europea de MTCI (FEMTCI) seguiremos de cerca, participando en esta Cumbre del próximo m es de diciembre en India.

La adopción de la estrategia TCIM 2025–2034 por parte de la OMS representa una oportunidad histórica para construir sistemas sanitarios más inclusivos, sostenibles y culturalmente respetuosos. Su éxito dependerá de la voluntad de los Estados, el compromiso científico con nuevas formas de validar el conocimiento, y sobre todo, del reconocimiento del valor que tienen las tradiciones sanitarias que han acompañado a la humanidad durante siglos.