El acceso a la Inteligencia Artificial debe ser universal e igualitaria o no ser. Porque si bien es una herramienta que puede ayudar a optimizar procesos productivos en el ámbito económico y empresarial, puede ser una herramienta que cree desigualdad y fomente sesgos sociales si es que no se enseña a esta tecnología el valor humano de la sociedad. Un proceso que debe ir acompañado de los jóvenes que ahora mismo componen la sociedad y que han mostrado durante el foro ‘La visión y la responsabilidad de la juventud en la era de la inteligencia artificial’, la preocupación porque el desarrollo de la Inteligencia Artificial sea igualitaria e inclusiva porque si en su desarrollo no participan las generaciones jóvenes actuales “corremos el riesgo de que otros desarrollen esta tecnología sin considerar las necesidades de nuestra generación”. Es un avance de la sociedad que no debe llevarse a cabo por unos pocos “sino que debe ser un debate generalizado” para lograr un futuro donde la tecnología sirva un buen fin y garantice la prevalencia de la dignidad.
Una llamada a la acción durante el seminario China-Europa sobre Derechos Humanos, organizado por China Society for Human Rights Studies y Fundación Cátedra China. Laura Bullón, miembro del Claustro Junior de Cátedra China, durante su intervención en un debate en el que también se abordó el papel de la Inteligencia Artificial en el mercado laboral, alertó de que la IA corre el riesgo de ser una tecnología que profundice desigualdades en vez de combatirlas. “Es importante que los Gobiernos trabajen juntos para que la IA no sea un privilegio de unos pocos”.
Lo cierto es que la Inteligencia Artificial se nutre de los datos, en grandes cantidades, que crea el mundo y con los que trabaja para predecir que acciones pueden venir en el futuro y dar respuesta a las preguntas que los usuarios le hacen. Es ahí donde se corre el riesgo de que si la IA no se desarrolla de manera conjunta e igualitaria, se generen informaciones con grandes datos sesgados. “El sesgo viene del mundo en el que vivimos lleno de estereotipos y desigualdades, por lo que esta tecnología siempre trae a colación lo más frecuente y no siempre lo más justo”. Es por lo que mientras los usuarios interpretan el sistema sin cuestionarlo, más profundo será el sesgo. Es ahí, donde el doctorado del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad del Suroeste de Ciencias Políticas y Derecho, Jian Huimin, ve que la población tiene un papel fundamental en el desarrollo de las tecnologías. Y es que la IA, al igual que la vida, puede estar llena de estereotipos que no distingue entre lo bueno y lo malo o entre lo verdadero y lo falso.
Es decir, es un espejo que refleja las estructuras de poder de quienes despliegan cada una de estas tecnologías. En este sentido, aseguró que para que la IA sirva a toda la población, “debemos ser nosotros los que aportemos ese componente humano” a una herramienta a la que hay que enfrentarse con una mentalidad reflexiva para darle forma de manera consciente. Solo de esa forma, enseñando a la IA a través de toda la sociedad, se conseguirá el desarrollo tecnológico oportuno, donde la tecnología no divida sino que pueda conectar pueblos. “Llevar humanidad a la IA puede sonar a tópico pero nunca ha sido más urgente de lo que ha sido ahora”, alertó Huimin durante su intervención en la que pidió que la juventud se pregunte que historias se están contando a la IA para saber que se reflejará en el futuro y para que muestre no solo inteligencia sino también empatía. Y es que según la miembro del Claustro Junior de Cátedra China, Laura Suero, la IA ha llegado para acompañar a los jóvenes y permitir a los jóvenes desarrollar proyectos sin grandes costes. Por lo que ha señalado que aunque hace falta una regulación que permita que la tecnología sea un espacio de consenso y diálogo, ha apostado por tener un acceso abierto a la herramienta para que los jóvenes puedan explorar en ella su potencial. «Debemos vislumbrar la IA como una herramienta más que como una amenaza», aseguró, aunque alertando que no se le puede dar el poder de ser más que un ser humano.
Sea como fuere, y sin dejar de lado este aspecto humanista con el que debe trabajar cualquier herramienta de Inteligencia Artificial, esta innovación tecnológica es una herramienta que puede ayudar a la población, por ejemplo, en la búsqueda de trabajo, especialmente para aquellos jóvenes recién graduados y que no cuentan con experiencia previa en el mercado laboral. Eso sí, tal y como aseguró el candidato a doctorado del Instituto de Derechos humanos de la Universidad del Suroeste de Ciencias Políticas y Derecho, Jiang Xintao, la población se debe implicar más en la gobernanza de la IA, “participar en como diseñar y como se utiliza la IA exigiendo mayor transparencia de los algoritmo y definiendo los derechos de los trabajadores en esta era”.
En ese sentido, si bien puede ser de ayuda para filtrar puestos de trabajo, la IA, a la hora de hacer como seleccionador de candidatos, puede provocar grandes desigualdades que no se deben permitir. Cuenta con riesgos “muy graves”, en palabras del miembro del Claustro Junior de la Fundación Cátedra China, Ángel Gallego, que enfrenta situaciones de sesgos ideológicos, patrones, discriminación de género, sexo o exclusión de candidatos de, por ejemplo, de ciertas universidades o centros educativos. Es por lo que puso en valor la existencia de regulaciones que obligan que durante el diseño del algoritmo de la IA, se evite la discriminación basada en género, sexo, edad o nacionalidad…Unos factores que de no cuidarse, puede evitar discriminaciones por una tecnología que atiende a criterios enseñados previamente.
Pero en el ámbito laboral, el desarrollo de la IA no solo provoca preocupaciones a la hora de seleccionar candidatos para ciertos puestos de trabajo sino que, como cualquier revolución tecnológica, implica la actualización del mercado laboral, donde desaparecen algunos trabajos y se crean nuevos. Pero en ese cambio es donde, según los ponentes, está la preocupación para las nuevas generaciones, donde trabajos que hasta hace unos días eran seguros, ahora se ven amenazados por la Inteligencia Artificial. “Si la IA puede interpretar el trabajo intelectual, ¿qué le queda al ser humano por hacer?”, se preguntó Xintao, que pidió que los jóvenes luchen para que el enfoque del trabajo sea un enfoque basado en la persona, donde la IA se utilice de una forma segura centrada en el ser humano para garantizar la dignidad. Para ello, tal y como reflejó Laura Quiñones, asesora política del Ayuntamiento de Tarragona, todo el mundo sabe lo que es un algoritmo pero “no somos muy conscientes” de su relevancia y de que detrás de lo que se nos enseña en redes sociales hay un engranaje que selecciona lo que ver.