Para el rector de la Universidad Internacional Iberoamericana-UNINI, de México, de la Red de FUNIBER, Luis, Dzul, aunque China y los países de la Iberofonía están distantes en el espacio, han compartido a lo largo de los años el mismo objetivo común: «prosperar conforme a principios de orden, racionalidad y respeto a la integridad y soberanía de las demás naciones». Por ello, durante su discurso en el Foro de Cooperación entre China y los Países de Lengua Española y Portuguesa 2025, celebrado en Beijing en el marco de la visita de Estado de los Reyes a la República Popular China, bosquejó el desarrollo del pensamiento filosófico y político que sustentó la estabilidad interna y la proyección exterior de ambas civilizaciones: el confucianismo en China y la filosofía política y jurídica de corte católica en el mundo Hispánico.
En un encuentro organizado por la Fundación Cátedra China organizó junto a la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing y la Fundación Universidad Iberoamericana (FUNIBER) y con el respaldo de la Asociación China para el Fomento del Intercambio Internacional de ONG y del Centro Europa-África del Buró de Publicaciones en Lenguas Extranjeras de China (China Today), Dzul analizó el proceso histórico que conectó ambas civilizaciones durante la llamada primera globalización, cuando el llamado Galeón de Manila unió por primera vez de manera estable los océanos y las distintas naciones del planeta.
Y es que, explicó, la relación entre China y el mundo Hispánico no se redujo ni lo hace ahora, por tanto, a un mero intercambio comercial, sino que puede entenderse como una relación entre dos racionalidades imperiales que, desde distintas configuraciones, buscaban el equilibrio y la permanencia del orden frente al caos geopolítico». Es por lo que tras repasar la evolución, y asegurar que la «historia de los encuentro entre China y el Mundo Hispánico nos enseña que las civilizaciones no se definen por su aislamiento, sino por su capacidad para relacionarse sin perder su unidad e identidad, Dzul apostó porque la misma racionalidad política ejercida entonces, basada en el comercio controlado y la búsqueda del beneficio mutuo, puede inspirar hoy nuevas formas de colaboración en los campos de la educación, la ciencia, la tecnología y la economía.
Puedes leer el discurso completo en el siguiente documento:


