La brújula existencial del estudiante ideal en la tradición china se resume en el modismo chino que comparto en esta entrada: 品学兼优 (pǐnxué-jiānyōu), es decir, ser muy bueno en los estudios a la par que una persona de conducta moral ejemplar.
Por extensión, la filosofía confuciana aplica esta máxima al mundo profesional. La tradición china, y en particular el confucianismo, siempre ha concedido gran importancia a la excelencia en lo académico y lo profesional acompañada de un comportamiento moral ejemplar. La premisa en el mundo laboral es que uno ha de convertirse en un empleado excelente por el bien de la comunidad y no solo por su propio beneficio.
De hecho la idea es la misma, ya se aplique al estudiante, al trabajador o al gobernante: Confucio creía firmemente que los gobernantes debían ser hombres de virtudes y esto era muy importante en la dirección de un país y en el bienestar del pueblo. En la antigüedad, un rey le preguntó a Confucio qué podía hacer para que su gente le obedeciera. Confució dijo que su pueblo obedecería siempre y cuando los hombres virtuosos y talentosos fueran promovidos a posiciones más altas.
Al hablar de esas virtudes se estaba refiriendo, entre otras, a cuestiones como la bondad o benevolencia (仁), la rectitud o justicia (义), la lealtad (忠), las fromas rituales y normas de decoro (礼) y el respeto a los mayores y a los antepasados (孝). Aquellas “personas ejemplares” que practican estas virtudes, los 君子 (jūnzǐ), tienen la misión de ocupar cargos públicos para poder dirigir la sociedad. Por lo tanto, un jūnzǐ no solo se preocupa por sí mismo, sino que siempre piensa en la familia, la sociedad y el mundo.
El concepto de jūnzǐ ya apareció en el período temprano de la dinastía Zhou (周), a partir del 1046 a. C., y se popularizó gracias a Confucio (551-479 a. C.). Generalmente se le entiende como un caballero o una dama que busca activamente un nivel moral superior (con el concepto de bondad, 仁, como núcleo) y, por lo tanto, posee un carácter sano y robusto con ciertos principios. El cultivo personal perseguido a través de la responsabilidad social y política ofrece la posibilidad de llegar a ser ejemplar como persona (jūnzǐ). La categoría de conducta de los jūnzǐ conlleva una comunicación eficaz: vemos que el carácter de jūnzǐ (君) se compone de «supervisión» (尹 yǐn) y boca (口 kǒu); así, las personas ejemplares son las que supervisan y ponen orden en la comunidad mediante una comunicación eficaz.
No olvidemos que, durante más de 2000 años, el confucianismo ha influido en la actitud china ante la existencia, fijando los modelos de vida y pautas de valor social, y proporcionando la base de las teorías políticas e instituciones chinas. De manera simplificada podría decirse que el confucianismo ha sido en la tradición china lo que el cristianismo en la tradición de Occidente.