Tras meses de tensiones comerciales mundiales, Xi Jinping y Donald Trump han encauzado las relaciones entre las dos principales potencias mundiales y, aunque reconocen que, dadas las realidades nacionales, “algunas diferencias son inevitables”, ambos han apostado por garantizar el buen desarrollo de la relación entre China y Estados Unidos y por contribuir a crear un entorno favorable para el crecimiento de ambos países y la estabilidad mundial. Un rumbo que, según Xi Jinping, debe ser asegurado por los líderes de ambos países, evitando “caer en un círculo vicioso de represalias mutuas”.
“El mundo actual enfrenta numerosos desafíos, y China y Estados Unidos pueden demostrar conjuntamente su responsabilidad como grandes potencias y trabajar juntos para lograr resultados más significativos, prácticos y beneficiosos para ambos países y para el mundo”, afirmó Xi Jinping en una reunión, la primera con el mandatario estadounidense tras su regreso a la Casa Blanca, en la que ambos se emplazaron a apoyarse mutuamente para obtener resultados positivos, promover el crecimiento económico mundial y mejorar la gobernanza económica global. «Frente a los vientos, las olas y los desafíos, debemos mantener el rumbo correcto, navegar el complejo panorama y garantizar que el gran barco de las relaciones entre China y Estados Unidos siga avanzando de manera estable», aseveró Xi Jinping, quien calificó a la economía china como «un vasto océano, grande, resiliente y llena de promesas».
Durante el encuentro, que se prolongó aproximadamente una hora y cuarenta minutos, ambos países acordaron que Estados Unidos suspenda durante un año la ampliación de la lista de entidades sometidas a controles de exportación, medida que había indignado al Gobierno chino en septiembre y que provocó la aprobación de restricciones adicionales sobre las tierras raras, lo que a su vez irritó al gobierno estadounidense. Ahora, ambos gobiernos se han dado un margen de un año para suspender estas medidas, además de pausar las nuevas tarifas portuarias impuestas a principios de octubre. “Ya no hay obstáculos”, resumió Trump al finalizar la reunión, antes de partir hacia Estados Unidos.
“Ser socios y amigos es tanto una lección de la historia como una necesidad de la realidad”, afirmó el presidente chino en el encuentro celebrado al margen de la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). La reunión tuvo lugar justo al límite de la prórroga acordada entre las partes para la entrada en vigor de los aranceles, que vencía el 10 de noviembre. “Ambas partes han asumido que deben mantener e implementar el consenso alcanzado para ofrecer resultados tangibles que tranquilicen a las economías de China, Estados Unidos y del mundo”, subrayó Xi.

“China y Estados Unidos deben considerar el panorama general y centrarse en los beneficios a largo plazo de la cooperación, en lugar de caer en un círculo vicioso de represalias mutuas”, reiteró Xi Jinping, quien antes de entrar al encuentro aseguró que el desarrollo de China no entra en conflicto con la visión de Trump de “hacer que América vuelva a ser grande”. A su juicio, y tras los continuos llamamientos de China a resolver las discrepancias mediante el diálogo, Xi ratificó al inicio del encuentro que los dos países “pueden complementarse plenamente y prosperar juntos”. Y reiteró que China no tiene intención de desafiar ni de reemplazar a nadie. «Nuestro enfoque siempre ha sido gestionar bien los asuntos de China, mejorar nosotros mismos y compartir las oportunidades de desarrollo con todos los países del mundo».
Los lazos empresariales, «el ancla y la fuerzo impulsora de las relaciones»
Con el espíritu de que el diálogo es mejor que la confrontación, durante el encuentro acordaron que las delegaciones chinas y estadounidenses continúen estrechando y ampliando la colaboración, teniendo en cuenta que los lazos empresariales deben «seguir siendo el ancla y la fuerza impulsora de las relaciones bilaterales entre China y Estados Unidos, y no convertirse en un obstáculo ni en un punto de fricción».
Para ello, Xi Jinping y Donald Trump mantendrán interacciones «de manera regular» que permitan no solo aumentar las relaciones entre los pueblos sino conseguir, a través de la cooperación, «grandes cosas para el mundo». En este sentido, Donald Trump mostró su intención de visitar China en 2026 e invitó a su homólogo a viajar a Estados Unidos.
Por otro lado, durante la reunión abordaron que China será sede de la cumbre del APEC 2026 y Estados Unidos de la cumbre del G20 el mismo año, por lo que se emplazaron a colaborar en la organización para que las dos cumbres sean productivas, promoviendo el crecimiento económico mundial y mejorando la gobernanza económica global.
Este encuentro se produce después de varias rondas de negociación entre ambos países y en un contexto en el que las relaciones se habían tensado aún más por el control de las tierras raras y la crisis del fentanilo en Estados Unidos, desde que en abril Donald Trump impusiera los primeros aranceles. Xi Jinping reconoció que “los recientes altibajos en las relaciones económicas y comerciales entre China y Estados Unidos también han brindado algunas lecciones para ambas partes”.


