China ha decidido imponer finalmente unos aranceles de entre el 4,9% hasta el 19,8% durante los próximos cinco años al cerdo proveniente de la Unión Europea, aunque ha excluido de esta medida al jamón ibérico, uno de los productos más representativos de la gastronomía española a nivel mundial, o a los embutidos. Además, el gravamen más alto para una empresa española será del 9,8%.
Esta medida, que el Ministerio de Comercio de China ha aprobado como represalia por las tasas de Bruselas a sus vehículos eléctricos (del 45%) y tras una investigación desde junio de 2024 por «competencia desleal» a ciertas importaciones, supone una rebaja de los gravámenes que en septiembre aprobó el país asiático. En ese momento, la imposición de aranceles provisionales ascendió hasta el 62% a las importaciones europeas de carne de cerdo.
«Las autoridades investigadoras determinaron finalmente que la carne de cerdo y los subproductos de cerdo importados originarios de la Unión Europea estaban siendo objeto de dumping, causando un daño importante a la industria nacional, y que existía una relación causal entre el dumping y el daño importante», asegura el comunicado emitido por el Gobierno de China.
No obstante, y aunque España es uno de los países europeos que más se ve afectado por esta medida económica, pues uno de los principales exportadores de cerdo hacia China, desde el Ministerio de Agricultura y las organizaciones del sector han valorado positivamente la medida anunciada. Y es que para las firmas que colaboraron con la investigación, los aranceles aplicados serán del 9,8%, aunque por ejemplo Litera Meat tendrá un gravamen del 4,9%. Una decisión que para el ministro de Agricultura, Luis Planas, es satisfactoria pues «hemos minimizado lo que ha podido ser esta investigación». Además, ha abierto la puerta a que aunque la medida está aprobada por cinco años, el Gobierno chino pueda ir modificándose.
La Interprofesional Agroalimentaria del Porcino de Capa Blanca (Interporc) señala que esta reducción, especialmente significativa para las empresas españolas, es resultado de la “intensa cooperación técnica y diplomática mantenida con las autoridades chinas”. Por ello, estiman que la reducción del impacto sobre lso productos españoles es muestra de la confianza de China en la calidad, la seguridad alimentaria y la profesionalidad del porcino».


