Ángel Martínez destaca el idioma como un puente entre culturas: «Cada ideograma es como una pequeña ventana a la forma única de pensar del pueblo chino»

Para Ángel Martínez, quien realizó un curso de formación política y cultural gracias a la Fundación Cátedra China, el chino representa mucho más que una herramienta de comunicación. Es, como destaca en una reflexión sobre su experiencia de aprendizaje de este idioma en el Instituto Confucio, una ventana al alma de China. «Cada ideograma es como una pequeña ventana a la forma única de pensar del pueblo chino», expresó tras comenzar a estudiar el idioma tras volver de su primer viaje a China y comprobar que, aunque es posible comunicarse en inglés, muchas connotaciones culturales se pierden en la traducción.

Una realidad que representa con varios ejemplos, como la palabra «ocupado». En chino combina los caracteres de «corazón y muerte», lo que sugiere que el ajetreo constante puede llevar a la pérdida del alma. Otro caso que Martínez pone de ejemplo es «pensar», una fusión de «fase» y «corazón», lo que refleja como los pensamientos más profundos son aquellos que permanecen en el corazón durante mucho tiempo.

En este sentido, para Martínez, el proceso de memorizar caracteres, comprender su pinyin y distinguir los tonos no es solo un reto lingüístico, sino una experiencia encantadora. «El chino no es tan difícil como pensaba, pero vale mucho más la pena de lo esperado», reflexiona. 

Por todo ello, Ángel Martínez invita a mirar el idioma no como una barrera sino como un puente hacia una comprensión más genuina entre culturas. «Para entender verdaderamente un país, debemos empezar leyendo su idioma», concluyó.