EE.UU. y la UE fracasan en su intento de quebrar las exportaciones chinas

Espectacular crecimiento de las exportaciones de China a EE.UU (6,1 %) y a la UE (4,3 %) en 2024 que se elevan por encima de más del doble del crecimiento de la economía de Estados Unidos y casi 5 veces el crecimiento de la economía de la Unión Europea. El déficit comercial de ambas economías con China crece un 8,5 % y un 14,1 % en 2024 hasta totalizar 590 mil millones de dólares. El superávit comercial de China con Estados Unidos y la Unión Europea es el 61,5 % del superávit total chino de 963 mil millones de dólares (importe que casi alcanza al del PIB de España).

En 2024, el comercio exterior de China se ha anotado cifras récord, con un notable desempeño en el cuarto trimestre y en diciembre que augura una buena perspectiva para 2025. Las importaciones y exportaciones de China crecieron un 5 % interanual en 2024 para llegar a 43,85 billones de yuanes (5,98 billones de dólares), según datos publicados por la Administración General de Aduanas (GAC) de China.

En 2024, las exportaciones totales de China crecieron un 7,1 % interanual para llegar a 25,45 billones de yuanes (3,47 billones de dólares), mientras que las importaciones crecieron un 2,3 % para llegar a 18,39 billones de yuanes (2,51 billones de dólares).

El superávit comercial chino en 2024 ha alcanzado los 7,06 billones de yuanes (casi 1 billón de dólares) y ha crecido respecto al año anterior un 22 %.

Los componentes clave de las exportaciones chinas han sido (1) la tecnología y electrónica, que sigue siendo el motor principal de las exportaciones chinas, con una fuerte demanda de semiconductores, paneles solares y productos electrónicos de consumo; (2) los automóviles eléctricos y maquinaria, que han experimentado un crecimiento significativo, consolidando a China como un líder en la transición hacia tecnologías verdes y movilidad sostenible; y (3) los bienes de consumo, que incluyen textiles, juguetes y electrodomésticos, cuya demanda se mantuvo estable, especialmente en mercados emergentes.

El comercio con Estados Unidos y la Unión Europea

El comercio entre China y Estados Unidos en 2024 creció un 4,9 % interanual hasta los 4,90 billones de yuanes (668 mil millones de dólares). 

Las exportaciones de China a Estados Unidos en 2024 crecieron el 6,1 % hasta alcanzar los 3,73 billones de yuanes (509 mil millones de dólares), mientras que las importaciones aumentaron un 1,2 % hasta los 1,16 billones de yuanes (158 mil millones de dólares). El déficit comercial norteamericano con China en 2024 ha crecido el 8,5 % hasta los 350 mil millones de dólares.

La relación comercial entre China y la Unión Europea en 2024, a pesar de las fricciones comerciales, alcanzó los 5,59 billones de yuanes (762 mil millones de dólares), con un crecimiento del 1,6 % respecto al año anterior. 

Las exportaciones de China a la Unión Europea totalizaron 3,68 billones de yuanes (501 mil millones de dólares), un crecimiento interanual del 4,3 % que refleja la fuerte demanda europea de productos chinos, mientras que las importaciones chinas de la Unión Europea alcanzaron los 1,92 billones de yuanes (261 mil millones de dólares), lo que representa una disminución del 3,3 % respecto al año anterior. El déficit comercial de la Unión Europea con China en 2024 ha crecido el 14,1 % hasta los 240 mil millones de dólares.

Las exportaciones a Estados Unidos y a la Unión Europea representan, respectivamente, el 14,7 % y el 14,4 % de las exportaciones totales chinas, por detrás del primer socio chino que es la ASEAN (asociación de 10 países del sudeste asiático).

El fracaso de Estados Unidos y la Unión Europea en su intento de debilitar las exportaciones chinas es un reflejo de la complejidad económica y política actual. Ambas potencias occidentales han puesto en marcha numerosas estrategias, desde aranceles hasta restricciones tecnológicas, para bloquear a China pero los resultados no han sido los esperados.


China ha desarrollado un sistema económico robusto, diversificado y con una capacidad de adaptación notable. Su enfoque en el desarrollo tecnológico, la industrialización y el fortalecimiento del mercado interno le ha permitido sortear las barreras impuestas por Occidente. Además, las empresas chinas han demostrado ser altamente competitivas, ofreciendo productos a precios más bajos y con calidad creciente.

El papel de China como «la fábrica del mundo» sigue siendo fundamental. La dependencia de la cadena de suministro global respecto a productos fabricados en China, desde componentes tecnológicos hasta bienes de consumo, dificulta a Estados Unidos y a la Unión Europea reemplazar a China como proveedor principal. Además, el gobierno chino ha invertido significativamente en innovación tecnológica, reduciendo su dependencia de tecnologías extranjeras. Y algunas empresas chinas han adoptado estrategias de localización, estableciendo plantas de fabricación y operaciones en países extranjeros para sortear aranceles y restricciones.

Al margen de lo que hagan Estados Unidos y la Unión Europea, China ha fortalecido sus relaciones comerciales con los mercados emergentes, como América Latina, África y el Sudeste Asiático. Estos países, que buscan alternativas económicas fuera del dominio occidental, han acogido el comercio con China, asegurando su continuidad a pesar de las sanciones o restricciones en los mercados tradicionales.

Por otra parte y a pesar de que China es el mayor exportador del mundo en términos absolutos, no lo es en comparación con el volumen de su PIB. Las exportaciones chinas no llegan al 20 % de su PIB, por detrás de numerosos países, prácticamente la mitad que España y por debajo de la media mundial. El intento occidental de quebrar la economía china bloqueando sus exportaciones lo tiene complicado, ni es su punto débil ni han llegado a tocarlo. La verdadera potencia de China es su capacidad de desarrollo económico y tecnológico y el haberse convertido en el mayor mercado del planeta y donde reside prácticamente la mitad de la clase media mundial.

En cualquier caso, este intento de Estados Unidos y de la Unión Europea de debilitar las exportaciones chinas pone de manifiesto las limitaciones de las estrategias coercitivas en un mundo interconectado. Ambos bloques occidentales deberían replantear sus políticas y reconsiderar la necesidad de cooperación y competencia honesta en un sistema global que, inevitablemente, incluye ya a China como actor principal.

(Artículo publicado originalmente en China información y economía)