La meta del Imperio del Centro, a lo largo de su historia, ha sido mantener la estabilidad social de la nación. Sin embargo, el regreso de China al primer plano mundial nos lleva a meditar si la paz y la armonía que proponen a escala mundial es similar a los anhelos perseguidos en occidente.
En estos momentos, el peso de los BRICS + en la geoestrategia mundial supera al de la alianza del G-7. Las naciones occidentales miembros de la OCDE no pueden seguir olvidando que su peso relativo en el nuevo mundo que se avecina va paulatinamente disminuyendo y que en 2024 no representan en términos demográficos (1.378 millones de habitantes) más allá del 17% de la población mundial.
Introducción del tema
Podríamos considerar, como el punto de partida hacia un nuevo orden mundial, el derribo de las Torres Gemelas de Nueva York y el ataque al Pentágono ocurrido en el 11 de setiembre del año 2001 o la fecha de ingreso de la República Popular China, como miembro número 143, en la Organización Mundial del Comercio, ocurrida el 11 de diciembre del mismo año. Esos dos acontecimientos pueden servir muy bien como punto de arranque del periodo de medio siglo que va a transcurrir hasta que China sea contemplada como la nación más poderosa del planeta.
Seguramente, dicho nuevo orden mundial se habrá consolidado para el año 2049, momento en que los chinos celebrarán el centenario del nacimiento de la República Popular, la cual fue fundada el 1 de octubre de 1949.
Si contemplamos una banda de tiempo de medio siglo, a transcurrir desde el año 2000 hasta el 2050, vemos que -hasta el momento actual- ya ha pasado casi la mitad de esta cincuentena de años que vamos a considerar en esta reflexión.
Las metas para China de 2049 es el reto de “llegar a ser un país socialista moderno, que sea próspero, fuerte, democrático, civilizado y armonioso”.
Elección de Xi Jinping
La Asamblea Popular Nacional en su reunión de 14 de marzo de 2013 eligió a un nuevo líder, Xi Jinping- quien asumió la presidencia de la República Popular China. Desde el primer momento, Xi propagó la idea de restaurar la grandeza nacional perdida por dinastías anteriores. Es así como nació el sueño chino, basado en los valores tradicionales de esta civilización, de respeto por la cultura, la familia y la naturaleza, aprovechando hoy en día los avances de tecnológicos y la creatividad.
El actual Secretario General del Partido Comunista de China y presidente de Estado gobierna -bajo su tercer mandato- el Imperio del Centro desde marzo de 2023.
Junto al llamado rejuvenecimiento de China hay dos piezas fundamentales que auguran un brillante devenir de la nación a escala mundial: los BRICS y la Nueva Ruta de la Seda, (tema que será tratado en otro artículo).
BRICS +
La organización intergubernamental de los países BRICS fue fundada en 2009, siendo sus miembros fundadores Brasil, Rusia, India, China, uniéndose al año siguiente al grupo Sudáfrica. Posteriormente – en 2024- Irán, Egipto, Etiopía y los Emiratos Árabes Unidos se incorporaron a esta entidad con fines comerciales y políticos. Arabia Saudita ha venido participando en las cumbres que celebra anualmente esta alianza.
Varias naciones han solicitado adherirse al grupo, el cual recibe actualmente el nombre de BRICS +. Existe una treintena de países en lista de espera para ser miembros del BRICS +. Se considera que de momento éstas puedan participar como naciones asociadas, de forma que probablemente estrecharán sus lazos políticos y económicos, incorporándose a la alianza económica de los BRICS + más adelante.
Esta nueva ampliación de los BRICS+ recuerda, guardando las distancias, a la evolución que tuvo la Unión Europea entre 1958 y 2007, cuando Bulgaria y Rumanía fueron los últimos países de Europa del Este admitidos e incorporados a esta institución. Las metas europeas fueron en su día más ambiciosas y perseguían una mayor cooperación y coherencia social.
La República Popular China es la nación líder de los países emergentes, sin embargo, el hegemonismo no parece estar en el ADN del Imperio del Centro, cuyo perfil como nación líder internacional se mantiene muy bajo. Mas está claro que la presencia de China, Rusia e Irán en los BRICS, tres estados sancionados internacionalmente en distintos grados por los EE.UU. y Europa, complicarán las relaciones entre las naciones de ambos bloques y esto tendrá sus consecuencias a medio plazo en el plano del comercio y de las finanzas internacionales.
En el gráfico mostrado, se ve claramente cómo la República Popular China lleva las riendas de esta formidable alianza, la cual se convertirá en una institución multilateral distinta y complementaria a las instauradas por occidente.
Al ser el Imperio del Centro la nación más importante de los BRICS, será éste a quien corresponda en gran parte el asumir el liderazgo sobre la definición de los objetivos a fijar y sobre las estrategias a seguir por los BRICS. Sin embargo, es en el largo plazo en donde se verá más nítidamente la futura fuerza de esta alianza, la cual sin duda marcará en buena medida la senda que asuma la humanidad en la segunda mitad del siglo XXI.
Si bien los BRICS + pueden verse como un foro político y económico cuyos miembros son países emergentes muy poblados y de baja renta per cápita (en torno a 11.000 dólares en 2021), sí se puede intuir su deseo de estrechar sus lazos políticos, comerciales y financieros, entre sí y con terceros países, sean éstos emergentes o de rentas per cápita muy bajas.
Para ello es conveniente retrotraernos al sueño chino, tanto en su vertiente de gobernanza como de la gran revitalización de la civilización china. El sueño vislumbrado por Xi Jinping, no pretende derrocar al rey para ganar la partida, sino más bien evitar el conflicto directo, mediante la extensión de un cerco estratégico a su principal rival. ¿Qué pretende entonces en realidad China? Lo que ha dicho Beijing muchas veces y no queremos oír: reconquistar el lugar central que tuvo el Imperio del Centro en la civilización y economía mundiales hasta el siglo XV. Dicha afirmación plantea importantes preguntas de cara a la definición del nuevo orden mundial, pues la visión de una futura sociedad mundial socialista moderna y democrática propuesta por la República Popular China no tiene por qué coincidir con la vislumbrada en occidente.
Este conglomerado de naciones que conforman el BRICS + representa el 30% del territorio mundial (39,7 millones de km2), un 45% de su población (3.200 millones) y el 32% del PIB mundial (34,5 billones de dólares), superando así al G-7 en algunos indicadores relevantes sociales y económicos. Una de sus primeras iniciativas de esta alianza fue crear en julio de 2014 el New Development Bank (NDB), mediante la aportación de 100.000 millones de dólares y la creación de una reserva común por un importe similar. Poco después, en julio de 2015 se creó una reserva de contingencia para combatir las posibles tensiones que pudieran ocurrir sobre la liquidez financiera y las balanzas comerciales a corto. Estos instrumentos fueron también desarrollados con el fin de promocionar el comercio sur-sur.
Los países BRICS + son asimismo miembros de Naciones Unidas y de entidades multilaterales tales como el FMI, el Banco Mundial o el Banco Asiático de Desarrollo (BAD). Incluso dos países miembros (China y Rusia) forman parte permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Como hemos visto, la potencia económica y social de los países que conforman la alianza, ha superado en 15 años todas las expectativas iniciales e indudablemente – en el plazo de un cuarto de siglo- la alianza BRICS + será, “ceteris paribus”, el bloque político y económico más poderoso a escala mundial. Las iniciativas económicas y financieras a proponer por el grupo deberán redundar en beneficio de sus miembros. Es decir, no se contempla practicar la expoliación entre países, como ha ocurrido en el pasado y sigue ocurriendo en el presente en distintas partes del mundo.
En el mapa mostrado a continuación, podemos observar la evolución que podría tener a largo plazo esta alianza de países emergentes.
Llama la atención su reciente expansión hacia Oriente Medio y los estrechos lazos que va creando con el mundo musulmán. De momento, el 44% del petróleo crudo del mundo se extrae en gran parte de varios países miembros (principalmente en Rusia, Arabia Saudí, Irán y Emiratos Árabes). Cabe vislumbrar las buenas relaciones que habrá entre la OPEP y los BRICS + y una posible mejora de las relaciones entre Arabia Saudí e Irán, lo cual puede repercutir favorablemente sobre la estabilidad de Oriente Medio.
La expansión del grupo hacia América y África, en donde Brasil y Sudáfrica pueden ser países bisagra para una mayor cooperación económica en la explotación de los recursos naturales, supone una inteligente política de seguridad, no solamente en el ámbito de los recursos naturales y materias primas, sino también en el del cultivo de productos agrícolas, forestales y ganaderos, imprescindibles para la alimentación de una extensa población humana desprotegida, cuando no pobre o en riesgo de exclusión social a nivel de la sociedad de las naciones. Este conglomerado de países BRICS y no BRICS (pero en vías de desarrollo) tienen mucho para dialogar, tender puentes y cooperar, en beneficio mutuo y de sus poblaciones.
Sin dejar a un lado su deseo de estar muy presente en el continente africano, su presencia en Hispanoamérica es cada vez más notoria. Ambos territorios poseen grandes extensiones de tierras fértiles. Además, los socios Rusia y Brasil disponen de enormes recursos naturales y junto a Irán, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí sus reservas en petróleo y gas natural, no solamente son origen de abundantes fuentes de energía, sino que también suponen una herramienta para reducir la importancia del dólar en el comercio y en las finanzas internacionales.
Desde el punto de vista de las finanzas, las transacciones de bienes y servicios se irán abonando en otras divisas más cercanas al ámbito comercial de los países emergentes, como pueden ser de momento el yuan, la rupia o el rublo. La creación de una divisa común, como la conseguida en la Unión Europea hacia el año 2000 no parece factible a corto plazo, pero si en Europa se construyó en dos décadas, es posible que en otras dos o tres décadas exista una divisa suficientemente aceptable como para ser utilizada por la mayoría de los países BRICS + y de otros 150 países no pertenecientes al mundo occidental, pero para los cuales China es su socio principal y mantienen un comercio entre sí. Dada la naturaleza de sus relaciones comerciales, es comprensible que no deseen estar sometidos a las decisiones y reglas de juego occidentales.
Está meridianamente claro que estas naciones no desean verse sujetas a las sanciones o vaivenes de las divisas occidentales (dólar, euro, libra esterlina…) y pretenden promover un mayor intercambio entre sus propias divisas o en criptomonedas. De hecho, ya se están diseñando y negociando mecanismos de pagos internacionales distintos al Swift.
Podemos percibir que los actuales BRICS+ son un foro político y económico de naciones emergentes alternativo al G7, si bien su área de acción se irá ampliando.
Aunque tecnológicamente occidente vaya por delante en varias industrias clave (semiconductores, IA, …), no cabe duda de que China está a la cabeza en el registro de patentes innovadoras, posee grandes firmas (Huawei, Tencent, ZTE, Sinopec, China National Petroleum, State Grid…), ha usado el espionaje industrial para acortar distancias con los EE.UU. y tiene abundantes recursos financieros para expandir sus negocios, entre ellos en el sector de la robótica y en el militar (misiles, drones, submarinos, portaviones…). No digamos de Rusia en el campo de la tecnología militar, tanto en el ámbito nuclear como en el de los misiles supersónicos.
La tecnología miniaturizada y de precisión, se complementa con la fabricación de ordenadores cuánticos, la robótica o simplemente se utilizan cada vez más chips en las industrias de la automoción, los móviles, la aeronáutica y la espacial.
Casi ningún país BRICS + está a la cabeza en los campos de innovación actuales, pero con el tiempo y mediante programas de cooperación pueden formar a sus poblaciones y cooperar en la financiación de proyectos conjuntos. Veremos si en cinco décadas estos países realmente cooperarán en beneficio mutuo o por el contrario, las naciones seguirán el modelo imperial y capitalista de explotación que hemos observado en los últimos 500 años.
Los grandes mercados del consumo mundial están al sur y en el sudeste de Asia y las firmas multinacionales, incluidas las occidentales, estarán cada vez más presentes, pues atender a la demanda y dar prioridad a su línea de ingresos corporativos es la razón primordial de su existencia. Para 2075, solamente dos países occidentales -los EE.UU. (2º puesto) y Alemania (10º)- estarán entre las economías más fuertes del mundo. Por tanto, será imprescindible ir pensando en un cambio radical en la manera de ejercer la gobernanza del mundo.
Uno de los grandes retos del grupo BRICS + es cómo manejar las grandes diferencias culturales y religiosas de sus distintos socios y asociados. El choque cultural entre el mundo musulmán y el hindú sirve de ejemplo. No es evidente que la filosofía confucionista china vaya a entenderse con la forma de ver y tratar el islam a los llamados infieles o a la mujer. Las tradiciones rusas tienen poco que ver con el Ramadán, aunque siendo ortodoxos podrán entenderse mejor con el catolicismo brasileño o de otros países iberoamericanos.
En cuanto a la forma de organizarse políticamente, son incuestionables las controversias entre cómo deben de participar sus ciudadanos en la elección de sus líderes. Desde la teocracia iraní a la democracia brasileña, pasando por los sistemas políticos de Rusia y China, en donde sus líderes políticos no son elegidos directamente por el pueblo y adaptan las reglas de juego para renovarse en los cargos, todo es posible.
Dentro de este apartado político conviene tener en cuenta las palabras del Papa Francisco I quien ha señalado -como un nuevo pecado- a la desinformación. En realidad, el pecado de mentir ya está mencionado en los diez mandamientos, que fueron entregados a Moisés por Yahvé en el monte Sinaí. Lo cierto es que la mentira, la desinformación, la ocultación de los hechos se propagan cada vez más, tanto en oriente como en occidente. El ciudadano occidental de a pie apenas es informado de lo que está pasando en Rusia, India o China y muchas veces, recibe además información sesgada. Por su parte, en otros países, sean de la alianza BRICS+ o no, también pretenden modelar a la opinión pública con el fin de manipular su opinión. Todo esto lleva a que poco a poco se va creando un caldo de cultivo para dividir las esferas del mundo en dos. Como señala el insigne escritor Amin Maalouf, la verdadera crisis política mundial proviene de hacernos creer que “nuestra identidad” es moralmente superior a la de nuestros vecinos. Sobre estas prácticas poco éticas no se puede instaurar un sólido nuevo orden mundial.
Los BRICS no es una agrupación militar, si bien estos países tienen en conjunto un personal militar en torno a 11,5 millones, mientras que los países de la OTAN disponen alrededor de 7,8 millones. Dichas cifras incluyen miembros en activo y en reserva. En cuanto a los presupuestos de defensa, el de los BRICS asciende a 473.188 millones de dólares y el de la OTAN a 1.255.000 millones de dólares.
Por otro lado, en el hipotético caso de una guerra abierta entre ambos bloques, la OTAN posee 5.759 armas nucleares en total, entre disponibles, en almacén y retiradas. Los BRICS suman 6.553 armas nucleares en total, asimismo entre disponibles, en almacén y retiradas. Por tanto, hay una fuerza de disuasión más que suficiente por ambas partes y es improbable que nadie en su sano juicio desee utilizar armas de destrucción masiva con el fin de asegurarse la destrucción mutua de los contrincantes.
Es posible que la OTAN considere importante desplazarse hacia el extremo oriente de Asia e intente formar una alianza con las naciones pro-occidentales de Japón, Corea del Sur, Australia e incluso India. De esta forma, occidente podría envolver a la República Popular China. Sin embargo, también es posible pensar que unos 150 estados menos desarrollados son socios comerciales principales de la República Popular China y que naciones como Rusia poco a poco van siendo los mejores aliados militares del Imperio Celeste dentro del grupo de los BRICS +.
Afortunadamente, es altamente improbable una confrontación internacional de grandes dimensiones, pues los BRICS no es una entidad con fines militares, sino de cooperación multilateral, en busca de un orden mundial más inclusivo y encaminada, entre otras cosas, a la erradicación del hambre y la pobreza en el mundo entero. Pero en el hipotético caso de una confrontación abierta entre ambos bloques, la aniquilación mutua estaría asegurada.
El ascenso de la alianza BRICS + es evidente, mas queda por saber cómo será el posible nuevo orden mundial dominado por China. En la actualidad, uno de cada tres habitantes del planeta es indio o chino. ¿Cabría hablar de una colonización del mundo por estos dos países, cuando ya de salida representan a la mayoría de la humanidad y en pocas décadas serán las economías más poderosas del planeta? En todo caso, convendría que en occidente estuviéramos más atentos a entender las tradiciones budistas y confucionistas orientales.
La XVI cumbre de los BRICS en Kazán
En la reciente cumbre de tres días celebrada entre los días 22 y 24 de octubre de 2024 en la ciudad rusa de Kazán se planteó, -entre otros temas- la desescalada de las guerras de Ucrania y Gaza. Ojalá llegase pronto el alto el fuego. Si ese objetivo se cumpliera, ya habría merecido la pena celebrarse esta cumbre. ¿No se dice que se hace la guerra para alcanzar la paz? ¿O se trata de un oxímoron? ¿No va siendo hora de sentarse en una mesa y dar paso a la diplomacia?
Los BRICS + tienen mucho que aportar a la paz mundial y en Kazán han solicitado a António Guterres -Secretario General de Naciones Unidas -que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se amplíe a dos naciones más. Asimismo, se va a estudiar sumar al actual grupo BRICS+ de los 9 otros 15 países más en calidad de socios o asociados.
Rusia ejerció como país anfitrión y su presidente Putin presidio la cumbre, a la cual asistieron mandatarios de 36 naciones. Quedó en este evento claro que en torno al 40% de la población mundial no tuvo el menor inconveniente en participar en esta cumbre internacional presidida por el líder ruso.
Entre los discursos de los jefes de estado se destaca en esta nota el del presidente Xi Jinping, en tanto en cuanto China es la nación más importante en términos geopolíticos de la alianza de los BRICS+. Se resume en forma de puntos su intervención:
- Es nuestra intención fomentar la solidaridad y cooperación entre los países del sur
- Es preciso reformar la gobernanza global
- Apoyaremos el multilateralismo para conseguir una gobernanza conjunta
- Respaldemos el aumentar la voz de las naciones del sur
- Mantenemos un compromiso con la justicia.
- Ser tenaces y audaces para fomentar la cooperación entre los BRICS +
- La seguridad común es el paso previo al pacifismo y a la seguridad global
- Debemos promover la innovación y la transformación industrial
- China ha puesto en marcha un centro de cooperación internacional para la investigación y el fomento de la Inteligencia Artificial, especializado en los asuntos relevantes de los BRICS+
- Construyamos centros de educación y aprendizaje para la formación de los estudiantes y educadores
- Deseamos que todos los países interesados puedan cooperar al desarrollo sostenible
- Impulsemos la inclusión de todos los países en los programas de desarrollo
- Apoyamos la transformación y el desarrollo digital y verde
- Contribuyamos a la cooperación y seguridad financiera
- Abramos los BRICS + nuevos horizontes para un futuro mejor
La cumbre ha sido un importante medio para vislumbrar el camino de los BRICS+ hacia la paz y el desarrollo sostenible bajo una gobernanza mundial diferente. Los BRICS+ han de ser defensores de la seguridad común y deben aspirar a convertirse en una red de cooperación en el ámbito de la investigación y de protección del medio ambiente. Para ello será necesario fomentar el multilateralismo y apostar por una nueva arquitectura de las futuras gobernanzas multipolar y mundial. Los participantes pusieron frecuentemente énfasis en expandir las actividades del Nuevo Banco de Desarrollo con el fin de impulsar la cooperación financiera en aras de un desarrollo económico equitativo.
Conviene asimismo recordar el episodio de la candidatura de la Venezuela de Maduro al BRICS+ y su no aceptación, básicamente por la oposición y veto de Brasil. Si bien la República Popular China mantiene su “política de no injerencia”, con otros países, ha sido especialmente Brasil quien ha cortado el paso a la entrada en el club BRICS a un régimen político corrupto y criminal, apoyado por el narcotráfico.
Queda por tanto en entredicho la actual política china de no injerencia ante la alternativa de promover la cordura y de no admitir el acceso a ninguna organización internacional a países en donde el crimen organizado gobierna, al tiempo que comete delitos, atrocidades y crímenes de lesa humanidad.
Todas las naciones debieran apoyar los principios de libre expresión, la igualdad ante la ley y el respeto a la propiedad privada. Tampoco debieran admitir a regímenes políticos que pretendan disolver la unidad nacional a causa de los desmanes de sus gobernantes. Hay regímenes políticos que arrestan a las personas honestas por expresar sus ideas. Políticos interesados en confiscar los bienes de quienes piensan diferente. Ante semejantes comportamientos no debiera caber lavarse las manos como Poncio Pilatos, dejando a millones de inocentes quedar al albur de lo acordado por una mafia de autócratas.
Esperemos que con el tiempo no sean tampoco aceptables países cuyos gobernantes no hayan sido elegidos y se comporten autoritaria e impunemente. Este es uno de los grandes desafíos a los que se enfrentan los BRICS+ en el siglo XXI.
Las rentas per cápita de muchos de los actuales países BRICS+ y futuros asociados son inferiores a la mitad de las correspondientes a la media de los países avanzados. Por este motivo, fue un tema de gran relevancia durante la cumbre el fortalecimiento de la cooperación financiera, como forma primordial de fomentar las inversiones en proyectos rentables. Cabe también esperar -con la ayuda de las instituciones financieras públicas y privadas- una intensificación de la cooperación en los campos de la tecnología, educación, comercio e integración económica, así como en la explotación de los vastos recursos disponibles de los países del sur y del este asiático.
Solamente cuando las actuales herramientas financieras sean bastante más potentes en términos de capital y recursos humanos, los países de la alianza BRICS+ estarán en condiciones de disfrutar de unos aumentos de rentas que sirvan para sacar definitivamente de la pobreza a centenares de millones de personas.
Mas la cuestión principal a resolver a largo plazo es la de saber si realmente serán capaces los países de oriente y occidente de trazar un único camino para un futuro próspero y pacifico compartido.
En definitiva, a pesar de las grandes cumbres celebradas por los países representados en Naciones Unidas, no estamos avanzando por el buen sendero, viendo que existen dos estrategias sobre la mesa y ninguna de ambas le da un segundo pensamiento a la necesidad de limar las asperezas existentes entre los dos grandes bloques en que desafortunadamente se está desgajando el mundo.
Vamos hacia una fragmentación política y económica en donde -si no se remedia- la mayoría de los países habrán de nadar entre dos corrientes o situarse entre dos cohortes bajo su nación hegemónica correspondiente; lo cual es grave, dado que al mismo tiempo cada bloque plantea vías distintas, a pesar de estar íntimamente integradas… y lo seguirán estando cada vez más.
Invertamos para alcanzar la paz al menos el doble que para ir a la guerra.