El pasado 4 de diciembre de 2025 tuvo lugar una jornada interuniversitaria hispano-china en la que se trataron temas de investigación y docencia agroalimentaria. En la sede de itdUPM un grupo de profesores de la ETSIAAB (UPM) y de la Universidad de Nanjing abordaron la tradicionalcolaboración que viene realizándose durante los últimos años. Instituciones como la Cátedra China, patrocinaron el evento (enlace).
La agricultura constituye un sector estratégico, tanto para China como para España, aunque en ambos casos responde a contextos históricos, demográficos y productivos, notablemente diferenciados. El estudio comparado de los sistemas de investigación y docencia agraria en estos países permite identificar distintos modelos institucionales, prioridades científicas y enfoques educativos. Dichas diferencias no solo reflejan la diversidad de sus sistemas agro- productivos, sino también las orientaciones políticas y socioeconómicas que guían su desarrollo rural.
En China, la investigación agraria se articula principalmente en torno a una estructura centralizada, estrechamente vinculada a las directrices gubernamentales en materia de seguridad alimentaria y modernización agrícola. Instituciones como la Chinese Academy ofAgricultural Sciences y universidades altamente especializadas (entre ellas China Agricultural University o Nanjing Agricultural University) conforman un entramado científico-tecnológico orientado hacia la innovación, la mecanización y la biotecnología. El Estado desempeña un papel decisivo en la definición de prioridades y en la financiación de proyectos estratégicos.
Por el contrario, en España el sistema de investigación agraria presenta un carácter más descentralizado, derivado de la distribución competencial entre el Estado y las comunidades autónomas. Organismos como el INIA-CSIC y centros regionales (IRTA en Cataluña, IFAPA en Andalucía, entre otros) se articulan con las universidades que imparten estudios agronómicos. Este conjunto institucional responde en gran medida a las políticas europeas, especialmente a la Política Agraria Común (PAC) y a los programas de investigación de la Unión Europea.
Las líneas de investigación agraria en China se orientan predominantemente hacia la mejora genética de cultivos básicos (arroz, trigo, soja), la biotecnología, la agricultura digital y la mecanización avanzada. Dado el desafío que supone garantizar la seguridad alimentaria para una población muy numerosa, la investigación se concentra en incrementar la productividad, optimizar insumos y reducir la degradación ambiental.
En España, la investigación se centra en los cultivos característicos del ecosistema mediterráneo (olivo, vid, cítricos y hortalizas) así como en la gestión eficiente del agua, la adaptación al cambio climático y el desarrollo de sistemas de producción sostenibles. Asimismo, la ganadería extensiva y la calidad agroalimentaria constituyen áreas de notable desarrollo, especialmente en relación con las demandas crecientes en trazabilidad y certificación.
La formación agraria en China presenta una estructura fuertemente técnica, focalizada en la ingeniería agrícola, las ciencias vegetales y las ciencias animales. Los programas ponen énfasis en la transferencia de tecnologías avanzadas y en la capacitación orientada al incremento de la productividad. La presencia de la empresa agraria en los procesos formativos es significativa, especialmente en campos como la agricultura de precisión y la biotecnología.
En España, la docencia agraria se caracteriza por un enfoque más interdisciplinario que integra aspectos técnicos, ambientales, sociales y económicos. Los grados en Ingeniería Agronómica, Ciencias Agrarias, Ingeniería Forestal o Enología combinan la formación científica con la gestión empresarial, la agroecología y la sostenibilidad. Las prácticas en fincas experimentales, cooperativas y empresas agroalimentarias constituyen un componente esencial de la enseñanza superior agraria.
Las diferencias entre ambos países reflejan orientaciones estratégicas divergentes. China prioriza la autosuficiencia alimentaria, la intensificación sostenible y la innovación tecnológica a gran escala. España, en cambio, se orienta hacia la producción de alta calidad, la sostenibilidad ecológica y la competitividad en mercados internacionales, especialmente dentro de la Unión Europea.
El análisis comparado muestra que, aunque ambos países otorgan alta relevancia a la investigación y la docencia agraria, sus modelos responden a necesidades y condicionantes distintos. China persigue la modernización intensiva y la seguridad alimentaria, apoyándose en un sistema centralizado y tecnológicamente ambicioso. España, por su parte, consolida un modelo descentralizado y orientado hacia la sostenibilidad, la especialización productiva y la integración en los marcos europeos. Esta complementariedad abre oportunidades para la cooperación académica y científica, especialmente en ámbitos como la gestión del agua, la agroecología, la cadena de valor agroalimentaria y la innovación tecnológica. De forma específica se incluyeron los temas de porcino, aceite de oliva e infraestructuras verdes.


