Con el patrocinio de la Fundación Catedra China y otras instituciones públicas y privadas, el 7 de mayo 2025 se ha desarrollado la Jornada mencionada con participación de expertos en los ámbitos académico, administrativo y empresarial. En la inauguración participó Dª Marta Montoro, directora de la Fundación Catedra China, D. Qu Xun Ministro Consejero de la Embajada China, y el profesor D Julián Briz, miembro del claustro senior de catedra china (Enlace al desarrollo de la jornada https://www.youtube.com/live/v6BWb7JDh3I)
Siendo conscientes de lo arriesgado de hacer análisis en periodos de turbulencia como el que estamos experimentando, ofrece la ventaja de dar a conocer la opinión de expertos que puedan servir de base en la toma de decisiones.
Tema común a todos los intervinientes ha sido la incertidumbre que generan políticas cambiantes. La empresa necesita horizontes con un cierto grado de confianza para programar su actividad.
Además del político y medioambiental hay otros tres escenarios: comercial, financiero y cultural que tienen tratamientos diferenciados. La doctrina Trump privilegia el financiero, propugnando su liberalización y generando polos de atracción en EEUU con menores impuestos. En el escenario comercial la postura es la opuesta, con un mayor proteccionismo por la vía rápida de los mayores aranceles. En el cultural se apuesta por la expansión de la cultura estadounidense, cambiando incluso la nomenclatura geográfica, como el Golfo de México a Golfo de América.
El fracaso del paradigma de responsabilidad económico comercial, establecido de común acuerdo entre las partes, implica cambiar las estrategias. En las guerras comerciales todos los implicados resultan perdedores, aunque la situación es heterogénea en cada país. Hay grupos nacionales que aprovechan el proteccionismo con la subida de aranceles y la menor competencia, para obtener beneficios a pesar de ser menos eficientes, tal es el caso de productores y fabricantes. Como contrapartida tenemos la masa silenciosa y desorganizada de consumidores y usuarios del propio país. Hay que añadir los productores y consumidores de terceros países, que se ven afectados por la pérdida de puestos de trabajo en las exportaciones abortadas, que necesitan la búsqueda de nuevos mercados o su destino nacional, lo que podría beneficiar a los consumidores.
Experiencia previa
La experiencia arancelaria “trumpista” actual tiene su precedente en 2019 en el conflicto Airbus-Boeing en la OMC. Se impusieron unos aranceles del 25% a una serie de productos europeos, siendo los países más afectados España, Francia, Alemania y Reino Unido.
En el caso de España, en 2020, las exportaciones de aceite de oliva a EE. UU. cayeron más de un 80% en volumen y hubo empresas españolas que comenzaron a exportar aceite a granel para envasarlo en EE.UU. evitando los aranceles. En el caso de los vinos, la caída fue en torno al 15 % de las exportaciones, siendo Francia la más afectada, mientras Italia y Portugal que no se incluyeron en la lista, ocuparon parte del mercado. En porcino, las exportaciones de jamón curado sufrieron aranceles, aunque el impacto fue más limitado y las exportaciones a China amortiguaron parte del golpe.
Repercusiones internacionales
Aunque son numerosos los países afectados por las medidas “trumpistas” dada la importancia económico comercial de Estados Unidos, podemos destacar tres países a modo de ejemplo: China, México y Alemania.
China muestra un escenario complejo por su interacción con EEUU. De una parte, aparece como socio financiero al poseer un fuerte stock de bonos del tesoro estadounidense (más de un billón de dólares). Hay empresas norteamericanas que, para desarrollar sus negocios, tienen grandes inversiones en territorio chino. A ello se une su fuerte dinámica innovadora en nuevas tecnologías y su posición en el grupo de lideres mundiales. Del fuerte déficit comercial de EEUU (500.000 millones de dólares) más del 60% lo es con China.
Alemania tiene un superávit comercial con EEUU. en torno al 10 por cierto. Sin embargo, el estar integrada en la UE, con un presupuesto relativamente equilibrado, le sirve de salvapantallas. México tiene un poliedro de múltiples aristas con su vecino norteamericano. En el área comercial, el sistema de maquila que utilizan empresas para exportar requiere una disciplina en cuanto al control de insumos, algunos procedentes de países asiáticos. La reducción de producciones, por dificultad de exportar, tensiona el mercado laboral y fomenta el deseo migratorio, de por sí uno de los focos calientes, unido al narcotráfico y sus cárteles.
En cuanto a España, atendiendo a cifras de comercio exterior agroalimentario con EEUU (Gestha) un 4,8 de la exportación española se vería afectada con los aranceles “trumpistas”, pues nuestro principal mercado es el europeo (76,7 %), seguido de Asia (9,6%) y América del Sur (1,5%). En casos específicos como el aceite, se exporta un 33,5%, seguido del hortofrutícola con un 17,8 %. Por autonomías las más expuestas son Andalucía, Cataluña y Murcia, afectando a más de 3.500 empresas. No obstante, hay que considerar los efectos asimétricos e indirectos. La asimetría por sectores y empresas es significativa, como ya se ha comentado, siendo especialmente sensible en sectores como el aceite, hortofrutícola y vinos, donde hay empresas que exportan a EEUU un porcentaje muy elevado de su producción.
En la búsqueda de nuevos mercados
La búsqueda de nuevos mercados se marca como reto inmediato. En el caso español de productos agroalimentarios se considera el propio mercado europeo, el asiático, especialmente China y el iberoamericano, caso de Mercosur, con el que hay negociaciones en curso. Se trata de intensificar algunos de los canales comerciales ya existentes o buscar nuevos destinatarios.
La UE viene adoptando una política negociadora, aplazando la respuesta inmediata de subida de aranceles de EEUU. Cabe también optar por medidas no arancelarias (MNA), aplicando de forma progresiva legislaciones relativas al control de calidad alimentaria, protección del medio ambiente o productos generados por deforestación de tierras. Llama la atención que EEUU ha utilizado este sistema de MNA para proteger sus productos de forma menos llamativa, pero de no menor eficiencia.
En la situación actual surgen interrogantes sobre la implementación y sostenibilidad de las medidas “trumpistas”, la resistencia tanto interna como externa de los afectados, así como la capacidad negociadora de las partes implicadas evitando una confrontación.
Resumiendo, la tormenta de ideas en sector agroalimentario ante el tsunami “trumpista” recoge una serie de actuaciones tales como diversificar mercados, especialmente hacia las áreas Asia Pacifico (China) e Iberoamérica (Mercosur, con un preacuerdo), fortalecer la cadena de valor elevando la resiliencia de las operaciones mediante planes contingentes y alianzas estratégicas en la UE, aumentar el valor añadido de los productos mediante innovación en calidad y sostenibilidad, con prácticas responsables que sirvan de imagen referente comercial y reajustando la presentación de productos (tamaño y forma de envases, etiquetado) y diseños logísticos que optimicen costes y garanticen abastecimiento en cantidad y calidad.
Nos encontramos en un periodo de tregua negociadora de 90 días, donde la UE ha manifestado su preferencia para equilibrar la balanza comercial con EEUU aumentando las importaciones energéticas y de soja principalmente, de gran sensibilidad en el caso español. En fecha reciente acaba de informarse de las esperanzadoras negociaciones que están llevando a cabo China y EEUU, lo que supone una luz en este siniestro túnel.