El 31 de octubre se celebra el Día Mundial de las Ciudades, una efeméride propuesta por China y adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Su objetivo es heredar y promover el lema de la Exposición Universal de Shanghái 2010, “La ciudad hace la vida más bella”, y ofrecer una plataforma clave para impulsar la cooperación frente a los desafíos urbanos globales, así como la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. La urbanización es un símbolo central de la modernización y un motor esencial del desarrollo económico y social. Durante las últimas décadas, China —el país en desarrollo con la mayor población del mundo— ha protagonizado un proceso de urbanización sin precedentes tanto en escala como en velocidad. La tasa de urbanización pasó del 11 % en 1949 al 67 % en 2024, mientras que la población urbana permanente aumentó de 57,65 millones a más de 943,5 millones, un volumen elevado que equivale a casi el doble de la población total de los 27 países de la Unión Europea. Según el Informe del Índice Global de Ciudades 2024, las ciudades chinas han ascendido de forma notable en el ranking, con tres de ellas situadas entre las diez primeras del mundo. Además, han surgido múltiples aglomeraciones urbanas de influencia global, y el país ha alcanzado avances significativos en vivienda, infraestructuras, servicios públicos, protección ambiental y conservación cultural, aportando así una valiosa “sabiduría china” al desarrollo urbano sostenible global.
Uno de los rasgos más destacados del desarrollo urbano en China es su planificación estratégica a largo plazo y su diseño integral. El avance urbano no se basa en estímulos a corto plazo ni en objetivos económicos aislados, sino en una estrategia nacional que promueve la coordinación regional. La implementación de proyectos como la Coordinación Beijing-Tianjin-Hebei, el Delta del Río Yangtsé y la Gran Área de la Bahía Guangdong-Hong Kong-Macao ha impulsado una colaboración profunda en transporte, industria, ecología y servicios públicos. Con ello se ha evitado la competencia homogénea y se ha promovido la optimización de recursos y la complementariedad funcional. Este enfoque demuestra la importancia que China otorga a la integralidad, la coordinación y la sostenibilidad, evitando la expansión desordenada y los desequilibrios regionales comunes en otros procesos de urbanización.
En términos de infraestructuras, China ha alcanzado logros ampliamente reconocidos a nivel mundial. El país ha construido la red ferroviaria de alta velocidad más grande y avanzada del planeta, reduciendo las distancias entre ciudades y promoviendo una mayor movilidad poblacional e integración económica. En el ámbito urbano, el transporte metropolitano se ha desarrollado con rapidez, convirtiendo al metro en la columna vertebral del transporte público de numerosas ciudades y mejorando significativamente la experiencia de desplazamiento. Al mismo tiempo, China lidera el desarrollo de infraestructuras digitales como la red 5G, la navegación por satélite y las plataformas de macrodatos urbanos, lo que proporciona un apoyo tecnológico sólido a la gobernanza moderna. Estos avances reflejan no solo la capacidad ingenieril del país, sino también su fortaleza en materia de integración de recursos e innovación tecnológica.
A medida que evolucionan los conceptos de desarrollo, las ciudades chinas avanzan hacia una transformación verde. Frente a la presión sobre los recursos y el medio ambiente, China ha evitado el modelo de “contaminar primero y tratar después”, elevando la construcción ecológica al nivel de estrategia nacional. La expansión de energías renovables, la arquitectura sostenible, el transporte bajo en carbono y la restauración de espacios verdes urbanos han contribuido a mejorar notablemente la calidad ambiental y la calidad de vida. Por ejemplo, la calidad del aire en Pekín se encuentra entre las que más han mejorado a nivel mundial, y la experiencia de Chengdu como “ciudad parque” ha servido como referencia global en desarrollo urbano sostenible.
En el ámbito de la gobernanza urbana, China impulsa activamente la construcción de ciudades inteligentes, aplicando tecnología digital para mejorar los servicios públicos y la gestión municipal. Plataformas como el “cerebro urbano” permiten optimizar el tráfico, la atención sanitaria y la respuesta ante emergencias a partir de datos en tiempo real. Además, los servicios administrativos en línea simplifican los trámites ciudadanos, demostrando una gobernanza centrada en el bienestar de la población.
Durante el acelerado proceso de urbanización, China también ha otorgado gran importancia a la preservación cultural. En muchas ciudades, los proyectos de renovación urbana se orientan a conservar barrios históricos, edificios antiguos y paisajes tradicionales, de modo que las ciudades puedan mantener tanto su modernidad como su memoria histórica. Ciudades como Xi’an, Suzhou y Quanzhou continúan dialogando con otras civilizaciones y desempeñan un papel clave como portadoras de identidad cultural.
En conjunto, los logros del desarrollo urbano en China derivan de la coordinación estrecha entre la visión de gobernanza, el diseño institucional y la implementación de políticas. Se destacan la planificación a largo plazo, la coordinación integral, el compromiso con el bienestar del pueblo y la búsqueda de la equidad, la sostenibilidad y la apertura.
Como promotora del Día Mundial de las Ciudades, China está dispuesta a profundizar la cooperación con la comunidad internacional, incluida España, en áreas como la planificación urbana, la transición verde, la gobernanza digital y la protección cultural. China aspira a convertir su experiencia en un bien público compartido y a contribuir a la construcción de ciudades más resilientes, inclusivas y sostenibles.


