China ha vuelto a superar sus propios récords en la instalación de nuevas capacidades de energía solar y eólica durante el último año. Este avance acelera el ya impresionante ritmo de 2023.
En 2024, China ha reafirmado su liderazgo global en energías renovables con un avance sin precedentes en la capacidad instalada de energía solar y eólica. Según datos proporcionados por la Administración Nacional de Energía, el gigante asiático experimentó un crecimiento del 45,2% en la capacidad solar y del 18% en la eólica, consolidando su posición como el principal actor mundial en la transición hacia una energía más limpia y sostenible.
Con unas cifras que impresionan, la capacidad de generación solar instalada alcanzó los 886,67 GW en 2024, un aumento significativo desde los 609,49 GW reportados en 2023. Este crecimiento equivale a una capacidad casi seis veces superior a la de Estados Unidos, que en 2023 contaba con apenas 139 GW, según cifras de la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena). El avance en energía eólica no se queda atrás, marcando un aumento del 18%, reflejando el compromiso de China con la diversificación de sus fuentes de energía renovable.
En un hecho histórico, China alcanzó en julio de 2024 su meta de capacidad renovable proyectada para 2030, anticipándose seis años a lo previsto. Este logro subraya la velocidad y la magnitud del despliegue de infraestructura energética renovable, un hito que pocos países han conseguido en un periodo de tiempo tan reducido. Este ritmo acelerado de expansión pone de manifiesto no solo la prioridad estratégica de las energías renovables en la agenda de desarrollo de China, sino también su compromiso con los objetivos climáticos globales, como el Acuerdo de París.
Mientras China avanza a pasos agigantados, otros países tropiezan en su transición energética. En Estados Unidos, por ejemplo, el panorama energético se encuentra en pleno candelero. El presidente Donald Trump, tras asumir nuevamente la presidencia, ha anunciado la retirada de Estados Unidos del acuerdo climático de París por segunda vez, además de impulsar políticas más agresivas de extracción de petróleo y gas. Este contraste pone en evidencia la brecha en las prioridades de ambas potencias, subrayando el papel de China como líder indiscutible en el sector de las energías limpias.
Impacto global
El avance de China en energías renovables no sólo tiene repercusiones nacionales, sino que también impacta en el escenario global. Su creciente capacidad de generación solar y eólica contribuye a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, mientras estimula el desarrollo de tecnologías avanzadas en energías limpias. Además, el liderazgo chino está influyendo en los mercados internacionales de energías renovables, desde la producción de paneles solares y turbinas eólicas hasta la inversión en proyectos energéticos en países en desarrollo.
A medida que China avanza en su transición energética, el país se posiciona como un modelo a seguir para otras naciones que buscan acelerar su transición hacia un futuro más sostenible. Las inversiones en investigación y desarrollo, junto con el compromiso del gobierno chino de mantener un enfoque decidido hacia la descarbonización, garantizan que el crecimiento de las energías renovables continuará en los próximos años.
La Unión Europea (UE) flaquea ante las energías renovables
El acelerado avance de China en energías renovables en 2024 ha dejado en evidencia las limitaciones de la UE para mantener el ritmo en la transición energética. Mientras el gigante asiático logró un crecimiento récord en capacidad solar y eólica, la UE se enfrenta a problemas estructurales, burocráticos y políticos que retrasan su capacidad de competir al mismo nivel.
En energía solar instalada, China alcanzó una capacidad de 886,67 GW en 2024, un incremento del 45,2% respecto a 2023, como hemos visto. En cambio, la UE, en su conjunto, apenas superó los 209 GW en 2023, según SolarPower Europe. A este ritmo, la UE no solo está lejos de cerrar la brecha, sino que parece estar perdiendo terreno frente a la velocidad de expansión china.
China también lidera en capacidad eólica instalada, con más de 400 GW en 2024, mientras la UE apenas supera los 236 GW registrados en 2023, según WindEurope. Aunque Europa sigue siendo un referente en generación eólica per cápita, su capacidad total está muy por detrás, lo que dificulta su posicionamiento como líder global.
Europa sigue dependiendo en gran medida de las importaciones de equipos solares y turbinas eólicas desde China, lo que la coloca en una posición vulnerable frente a las fluctuaciones del mercado global. Mientras tanto, China domina toda la cadena de suministro, desde la fabricación hasta la instalación, lo que le permite reducir costos y acelerar su despliegue.
El ritmo lento de la UE en la adopción de energías renovables tiene consecuencias preocupantes. Mientras China alcanza y supera sus objetivos climáticos con años de anticipación, Europa corre el riesgo de quedarse relegada, no solo en capacidad instalada, sino también en innovación tecnológica y liderazgo geopolítico en la lucha contra el cambio climático.
Además, esta situación sitúa a la UE ante una mayor dependencia de combustibles fósiles importados, lo que contradice sus propios objetivos de seguridad energética y descarbonización. Esto es especialmente crítico en un contexto global donde la crisis climática exige una acción inmediata y decisiva.
La transición energética global no esperará por Europa, y su retraso podría tener consecuencias duraderas en su posición en la lucha contra el cambio climático.
Un giro inesperado en la transición climática: China podría haber alcanzado el pico de emisiones de carbono en 2023
En un sorprendente giro dentro de la lucha contra el cambio climático, diversos informes (Centro de Investigación de Energía y Aire Limpio (CREA), recogidas por El Periódico de la Energía y El País agosto 2024) sugieren que China podría haber alcanzado su pico de emisiones de carbono en 2023, mucho antes del objetivo oficial fijado para 2030. Este logro, si se confirma cuando se publiquen las cifras oficiales de 2024 (y si éstas son inferiores a las de 2023), marcaría un punto de inflexión en el compromiso climático de China, remarcando tanto sus avances en energías renovables como los retos asociados a su modelo de crecimiento económico.
Los ambiciosos programas de electrificación, el auge de las energías limpias y la reducción del consumo de carbón en sectores clave como la industria pesada y la generación de energía han jugado un papel central en este logro. Además, la innovación tecnológica y el apoyo gubernamental han permitido que el país reduzca su intensidad de carbono (emisiones por unidad de PIB) de manera sostenida.
Si China ha logrado su pico de emisiones, esto tendría implicaciones importantes para el Acuerdo de París y los objetivos climáticos globales. Este logro no solo demostraría que es posible desacoplar el crecimiento económico de las emisiones, sino que también podría ejercer presión sobre otros grandes emisores, como Estados Unidos e India, para intensificar sus esfuerzos climáticos.
Además, el adelanto del pico de emisiones podría reforzar la posición de China en un momento en que otros países, como Estados Unidos, abandonan el Acuerdo de París.
El posible logro de China al alcanzar el pico de emisiones en 2023 es un testimonio del impacto de las energías renovables, la eficiencia energética y las políticas climáticas ambiciosas.
En cualquier caso y en este contexto, 2024 no solo ha marcado un año récord para China en términos de capacidad instalada de energías renovables, sino también un punto de inflexión en su camino hacia un liderazgo global en la lucha contra el cambio climático y el desarrollo sostenible.