Viajar a Yunnan es adentrarse en un mosaico de paisajes, culturas y pueblos que hacen de esta provincia del suroeste de China un territorio único dentro del país. Como directora de la Fundación Cátedra China, he tenido el privilegio de recorrer durante casi diez días esta tierra, acompañada de periodistas e influencers europeos dentro del programa Ni Hao, organizado por el Ministerio de Cultura y Turismo de China. Más allá de la belleza de sus ciudades y la riqueza de su naturaleza, lo que me llevo de Yunnan es una lección de convivencia, de vitalidad y de apertura, encarnada en sus gentes y en su capacidad de tender puentes con el mundo.
Un cruce de caminos fronterizo y multicultural
Yunnan se ubica en una posición estratégica: limita con Myanmar, Laos y Vietnam, lo que la convierte en una región fronteriza, clave en la conectividad de China con el Sudeste Asiático. Esa ubicación ha moldeado su carácter multicultural. Aquí conviven 25 de las 56 etnias oficiales de China, entre ellas los bai, dai, yi, hui, miao, zhuang, tibetanos y naxi, además de la mayoría han. Cada una aporta sus tradiciones, lenguas, músicas y religiones, conformando un verdadero crisol.





La política del presidente Xi Jinping ha sido decisiva para reforzar el papel de estas minorías en la China moderna. A través de programas de desarrollo rural, impulso a la agricultura, mejora de infraestructuras y proyectos culturales, estas comunidades no solo han preservado su identidad, sino que se han convertido en protagonistas del desarrollo económico y social. El ejemplo de Yunnan demuestra cómo la armonía entre las etnias no es solo un ideal, sino una realidad cotidiana.
Religiones en paz y armonía
La convivencia religiosa en Yunnan es otro de los rasgos que más me impresionó. En sus calles se entrecruzan las campanas de las iglesias católicas, los rezos de las mezquitas musulmanas y el silencio sereno de los templos budistas. Lejos de rivalidades, estas comunidades practican la tolerancia y el respeto mutuo. Esa diversidad espiritual refleja una provincia que ha sabido integrar lo distinto en un mismo horizonte de paz.






Ciudades con alma: Dali, Lijiang y Xishuangbanna
Nuestro recorrido nos llevó a tres ciudades que resumen la esencia de Yunnan:
- Dali, la antigua capital del pueblo bai, nos recibió con sus Tres Pagodas, testigos de más de mil años de historia, y con un casco antiguo que conserva intacta la huella de la Ruta del Té y de los Caballos. La serenidad del Lago Erhai, con sus barcas de pescadores y sus reflejos azules, nos mostró una postal de calma que invita a la contemplación.
- Lijiang, patrimonio de la humanidad por la UNESCO, nos envolvió con sus callejuelas adoquinadas, sus canales y su arquitectura naxi. La música tradicional naxi, interpretada con instrumentos ancestrales, es una de las joyas culturales de la ciudad. Allí comprendimos cómo la tradición puede convivir con la modernidad, atrayendo a miles de visitantes de todo el mundo.
- Xishuangbanna, en el extremo sur de Yunnan, fue quizás el lugar más sorprendente. Su clima tropical y su exuberante vegetación le otorgan un carácter especial. El Jardín Botánico Tropical de Menglun, gestionado por la Academia China de Ciencias Sociales, es un laboratorio vivo de biodiversidad. Allí conocimos la labor del científico español Ahimsa Campos-Arceiz, que trabaja en la conservación de los elefantes asiáticos, símbolo de la armonía entre ciencia, naturaleza y cooperación internacional.




La fuerza del turismo y la hospitalidad
Yunnan es hoy uno de los destinos turísticos más importantes de China, tanto para viajeros nacionales como extranjeros. La hospitalidad de sus habitantes, abiertos y alegres, se siente en cada rincón: en los mercados, en las plazas donde suena la música popular, en los bailes improvisados al atardecer. La vitalidad de sus calles es el reflejo de una cultura que no se cansa de celebrar la vida.


El renacer de los campos de té
En Pu’er, tierra famosa por su té, encontramos otro ejemplo del éxito de las políticas de revitalización rural. Hace apenas unas décadas, muchas familias habían abandonado las plantaciones por falta de rentabilidad. Hoy, gracias al apoyo estatal y a un creciente interés internacional, los campos de té se han convertido en un tesoro que atrae a jóvenes emprendedores. Muchos compatibilizan sus trabajos en la ciudad con el regreso al campo, recuperando la tradición familiar y aportando innovación. Este renacer no solo ha transformado la economía local, sino que también ha reforzado el orgullo cultural de la región.



Una experiencia humana: Wei, puente entre dos mundos
De todos los recuerdos que me llevo de Yunnan, ninguno es tan valioso como la compañía de Wei, nuestra guía. Casada con un español y madre de dos hijas, Wei representa mejor que nadie el puente entre China y España. Con paciencia, calidez y sabiduría, nos condujo a través de las complejidades culturales de Yunnan, mostrándonos que dos universos aparentemente lejanos pueden entenderse y enriquecerse mutuamente. Este artículo es también un homenaje a ella, a su capacidad de hacer que nos sintiéramos en casa en un territorio tan vasto y diverso.




Yunnan, símbolo de la China en movimiento
Viajar a Yunnan es asomarse al futuro de China, un futuro que se construye sobre la armonía entre tradición y modernidad, entre etnias y religiones, entre desarrollo económico y respeto por la naturaleza. Bajo el liderazgo de Xi Jinping, esta provincia se ha convertido en un ejemplo de cómo la diversidad, lejos de ser un obstáculo, es una fuente de fuerza y vitalidad.






Al despedirme de Yunnan, con el sonido de la música callejera aún en mis oídos y el recuerdo de sus paisajes en la memoria, comprendí que esta tierra es mucho más que un destino turístico: es un espejo de la China que abre sus brazos al mundo, orgullosa de su pasado y segura de su futuro.