En la entrada de esta semana comparto con vosotros uno de los proverbios chinos más famosos que hay, un modismo que contiene un mensaje muy reconfortante para enfrentarnos a los desafíos existenciales que experimentamos en nuestro día a día. Si eres estudiante de chino o te interesa la cultura china en general, este es el proverbio/historia que has de aprenderte sí o sí: 塞翁失马焉知非福 (sàiwēngshīmǎ yānzhīfēifú), “el anciano de la frontera perdió su caballo, ¿quién sabe si es una bendición o una desgracia?”.
Con aprenderse la primera parte (塞翁失马sàiwēngshīmǎ) es suficiente, y la historia es fácil de recordar, la cuento a continuación:
En el extremo del imperio vivía un anciano, conocido como el viejo de la frontera.
Un día perdió su único caballo y los vecinos fueron a su casa a consolarlo. Pero él, ni triste ni inquieto, decía: “¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién lo sabe?”.
Poco después, el animal volvió en compañía de otros caballos. Al enterarse de la noticia, los vecinos fueron a felicitarlo. Sin embargo, el viejo no mostró la menor alegría y repetía: “¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién lo sabe?”.
Más tarde, el hijo del viejo salió a pasear montando uno de sus caballos, se cayó y se fracturó una pierna. Los vecinos acudieron otra vez a consolar al viejo y éste, como siempre, no manifestó el menor desasosiego y exclamaba: “¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién lo sabe?”.
Al poco tiempo estalló una guerra. Muchos jóvenes se vieron obligados a alistarse al ejército y nunca más regresaron a sus hogares. Sin embargo, el hijo del anciano sabio, como tenía la pierna rota, no fue obligado a ir al frente y disfrutó de una vida tranquila y feliz.
Además de su belleza, el cuento que da origen al proverbio contiene ciertas características del pensamiento chino tradicional:
– El desapego del anciano me hace pensar en el budismo.
– Su ecuanimidad y moderación resultan de corte confuciano.
– Aspectos esenciales del daoísmo (taoísmo) que están presentes en la historia son la alternancia dinámica y constante entre los opuestos (el yang contiene el germen del yin y viceversa) o la idea de que todo lo que se lleva al extremo, se convierte en su contrario.
Piensa en aquel trabajo que perdiste o en aquella relación que se fue a pique y en todo lo que vino después, que seguramente no estuvo nada mal o que incluso fue mejor que lo anterior. Se trata de entrar en armonía con el universo, sometiéndose libremente a sus leyes con total serenidad y alegría. La felicidad humana radica entre otras cosas en este saber adaptarse a los designios del Cielo y la Tierra en una total armonía universal.
En relación con este proverbio encontramos una máxima que aparece en el Dao De Jing, El clásico de la virtud y el camino, (道德经), atribuido al filósofo Lao Zi (老子), y que dice así: 祸兮福所倚,福兮祸所伏 (huò xī fú suǒyǐ, fú xī huò suǒ fú), y que podría traducirse como “la buena fortuna está dentro de lo malo, y la mala fortuna está dentro de lo bueno».