Las «Dos Sesiones» en China: la estabilidad interna y la presión global centran los debates que marcan la política de Beijing

Cada marzo, China celebra sus «Dos Sesiones», un evento que marca el rumbo político y económico del país. Este año, además de las cuestiones habituales, las sesiones estarán influenciadas por tensiones externas y desafíos internos que ponen a prueba la capacidad de Beijing para mantener su crecimiento y estabilidad.

El crecimiento económico sigue siendo una prioridad en la agenda. Con un PIB que creció un 5% en 2024, China logró cumplir su meta, pero no sin dificultades. La debilidad del consumo interno, la crisis inmobiliaria y las crecientes restricciones comerciales impuestas por Estados Unidos han marcado el año económico. Para 2025, las «Dos Sesiones» deberán abordar cuál es la mejor estrategia para mantener un crecimiento sólido en un escenario global más adverso. Entre las medidas que podrían discutirse están incentivos fiscales para el consumo, un mayor impulso al sector tecnológico y posibles ajustes en la política monetaria y fiscal para dinamizar la economía.

Uno de los puntos que más ruido hará en esta edición es la relación con Estados Unidos. El gobierno de Donald Trump ha vuelto a subir los aranceles a productos chinos, afectando sectores clave como la tecnología y los bienes de consumo. La reacción de China ha sido firme, con Beijing anunciando que tomará «todas las contramedidas necesarias». El gran dilema de China es cómo responder sin afectar aún más su crecimiento. Se espera que las «Dos Sesiones» debatan estrategias para diversificar mercados, reducir la dependencia del comercio con EE.UU. y fortalecer la economía interna. La “buena noticia” es que China no está solo en esta batalla, ya que el nuevo presidente ha llegado a la Casa Blanca como elefante en cacharrería, anunciando aranceles a diestro y siniestro, en una política proteccionista extrema, que hará replantearse a los dirigentes de Europa, y resto del mundo, qué tipo de relaciones comerciales van a establecer en el futuro. 

El sector inmobiliario sigue siendo una bomba de tiempo. Desde 2021, las nuevas construcciones han caído un 75%, lo que ha afectado tanto a la inversión como al empleo. Aunque Beijing ha intervenido con medidas de liquidez y apoyo a promotores en dificultades, el problema de fondo sigue sin resolverse. Durante las «Dos Sesiones», se discutirán reformas que podrían incluir una mayor flexibilización en la compra de vivienda y medidas para evitar que la crisis inmobiliaria arrastre a otros sectores.

China ha apostado por la autosuficiencia tecnológica como una de sus prioridades estratégicas. En 2024, la inversión en I+D creció un 8.3%,según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas de China, con un fuerte impulso en inteligencia artificial, semiconductores y biotecnología. Las «Dos Sesiones» de este año deberán definir políticas para mantener este ritmo de innovación y asegurar que China no quede rezagada en la competencia con Estados Unidos y Europa. Se espera un aumento de incentivos fiscales y regulaciones que protejan la propiedad intelectual y fomenten la inversión privada en tecnología.

Pero no todo gira en torno a la tecnología. Uno de los desafíos más urgentes para China es la crisis demográfica. La tasa de natalidad sigue cayendo y el envejecimiento de la población es un problema que amenaza el modelo económico a largo plazo. En 2024, la población activa disminuyó por tercer año consecutivo, lo que genera preocupaciones sobre el futuro del crecimiento y la sostenibilidad del sistema de pensiones. Para abordar estos desafíos demográficos, el gobierno chino ha implementado reformas como el aumento gradual de la edad de jubilación. A partir de 2025, la edad de jubilación para los hombres se incrementará de 60 a 63 años, mientras que para las mujeres en trabajos cualificados pasará de 55 a 58 años. En las «Dos Sesiones» se discutirán medidas para fomentar la natalidad, flexibilizar las políticas migratorias internas y mejorar las condiciones laborales de las nuevas generaciones. Se prevé que el gobierno aumente los incentivos para las familias y amplíe el apoyo a la conciliación entre trabajo y vida personal.

Otro punto clave en la agenda de este año es el desarrollo sostenible y la transición ecológica. China ha logrado consolidarse como el mayor inversor mundial en energías limpias, con una inversión de 940.000 millones de dólares en 2024. Se espera que en las «Dos Sesiones» se anuncien nuevas estrategias para reducir la dependencia del carbón y aumentar la eficiencia energética en sectores clave. También se abordará la expansión de la energía solar y eólica, así como el desarrollo de tecnologías de almacenamiento de energía y vehículos eléctricos. China quiere liderar la lucha contra el cambio climático sin comprometer su crecimiento económico, lo que plantea un desafío constante en la toma de decisiones políticas.

En el plano internacional, la guerra en Ucrania sigue siendo un punto delicado. Beijing ha mantenido una postura de neutralidad aparente, pero sus lazos con Moscú no han hecho más que fortalecerse. Xi Jinping y Vladimir Putin han reafirmado su alianza, lo que ha generado tensiones con Occidente. En estas «Dos Sesiones», se espera que China mantenga su discurso diplomático sin comprometerse de manera abierta con Rusia, al tiempo que refuerza su participación en foros de seguridad global para proyectar una imagen de mediador.

Además, China ha seguido expandiendo su influencia global a través de su diplomacia económica. En 2024, Xi Jinping visitó América Latina, Europa y Medio Oriente, consolidando acuerdos en sectores estratégicos. Entre los temas que se discutirán en las «Dos Sesiones» está la ampliación de la Franja y la Ruta, el fortalecimiento de la cooperación con economías emergentes y la estrategia ante las crecientes fricciones con la UE.

Las «Dos Sesiones» de 2025 llegan en un momento en el que China debe tomar decisiones clave para mantener su estabilidad interna y su proyección global. Con una economía en transformación, una guerra comercial en escalada, desafíos demográficos y tensiones diplomáticas latentes, lo que se decida en Pekín en los próximos días no solo marcará el futuro del país, sino también su posición en el orden mundial.