Cuando la influencia en RRSS exige credenciales: La medida de China para evitar engaños y desinformación

Durante la pandemia, Occidente experimentó un fenómeno socio tecnológico sin precedentes: Millones de personas confinadas en sus casas, haciendo trabajos remotos y otros sin posibilidad laboral. Las redes sociales ( RRSS ) crecieron enormemente y muchos vieron como alternativa de ingresos rápidos la generación de contenido bajo plataformas como TikTok, que con un crecimiento explosivo del 216 % entre 2020 y 2025, frente al 7,2 % de Instagram, cambió la arquitectura de la atención global. La viralidad dejó de ser un accidente para transformarse en un sistema predecible, escalable y monetizable. Y surgió un fenómeno inquietante: los expertos exprés.

Personas que, sin formación sólida, sin certificaciones, sin experiencia y muchas veces les basto solamente  un viaje, un vídeo viral o un relato atractivo, para lograr posicionarse como autoridades en diversos temas como la salud, comercio exterior, derecho, bienestar, inversión, psicología, historia o geopolítica, nutrición etc., . En palabras de Carlos Rebate, autor del libro “Influencers”, vivimos en una época donde “la influencia se ha separado peligrosamente del conocimiento”. Y es ahí donde ahora entra China.

CHINA TRAZA LA LÍNEA: SI HABLAS DE TEMAS TÉCNICOS, DEBES DEMOSTRAR QUE SABES

El gobierno chino anunció recientemente una regulación que exige que cualquier creador de contenido que hable de finanzas, salud, derecho, educación, ciencia, comercio exterior, política o temas sensibles o técnicos, deberá certificar conocimientos y acreditar experiencia real. Es decir:

– Presentar títulos reales.

– Mostrar trayectoria verificable.

– Someterse a verificación profesional por la plataforma.

Y, si no cumple: bloqueo de cuenta, multas y prohibición de monetización. China entiende que la influencia ya no es un juego: es un poder social, con consecuencias colectivas. En un país donde millones consumen contenido en vivo, donde Douyin (TikTok China) es una máquina de influencia política, cultural y económica, y donde la desinformación puede escalar rápidamente, el gobierno decidió intervenir.

¿QUÉ PASARÍA SI OCCIDENTE ADOPTARA LA MISMA MEDIDA?

 ¿Cuántas personas ya aceptadas por la mayoría en un ecosistema actual de influencers “expertos”, tendrían que estudiar, certificarse o tendrían que cerrar sus cuentas luego de no ser calificados?

1. Se extinguiría la figura del “experto exprés”. 

Especialmente en industrias como importaciones, inversiones, criptomonedas, salud mental, fitness y bienestar, geopolítica, inteligencia emocional y emprendimiento. Muchos dejarían de hablar porque, al ser obligados a demostrar formación, probablemente su trayectoria, imagen y conocimiento real  se desmoronaría.

2. El efecto “cardumen” perdería fuerza. 

En redes, la percepción manda: si algo se publica, se da por hecho. Esa frase define la cultura digital. Cuando un influencer recibe miles de comentarios y millones de vistas, la masa interpreta: “Si lo siguen tanto… debe saber”. 

Es la metáfora visual perfecta: “El más conocido le gana al mejor”.

3. Habría una fractura cultural profunda. 

Occidente defiende la libertad de expresión como bandera. Pero a veces la confunde con libertad para desinformar. Si se exigieran credenciales:

– Se reducirían los cursos vacíos.

– Caerían gurús improvisados.

– Se desinflaría la industria del humo.

LA HISTORIA REAL DETRÁS DEL FENÓMENO: TIKTOK VS EL RESTO DEL MUNDO

– TikTok superó los 1.6 mil millones de usuarios activos a inicios de 2025.

– En EE. UU., 1 de cada 3 adultos usa la app.

– La audiencia publicitaria global superó el 19.4 % de la población mundial.

– Su modelo viral obligó a Instagram a crear Reels, a YouTube a lanzar Shorts.

El algoritmo rompió la lógica tradicional: ya no gana quien tiene más seguidores, sino quien logra atención emocional inmediata. Un usuario con 2.000 seguidores puede conseguir 2 millones de vistas. Un desconocido puede volverse autoridad en una noche. Si enseña algo técnico… ocurre el problema.

En comercio exterior veo el fenómeno a diario: jóvenes que viajan una sola vez a China, graban contenidos en ferias internacionales, imágenes lindas, algún producto novedad, crean una cuenta en Tik Tok o un canal de YouTube para iniciar su estrategia de marketing digital, los llamados “Funnel” ( embudos de ventas ) para  vender cursos, asesorías y hacer canjes o colaboraciones como ya personalidades con miles de seguidores.  Sin embargo, aunque nunca tuvieran experiencia en una sola  importación, sin haber emprendido, ellos se auto adjudican la expertis para asesorar.  Este es solo un ejemplo que veo de cerca, pero el tema es mucho más amplio a cualquier rubro inimaginable.

¿POR QUÉ CHINA NO TOLERARÁ ESTO?

Porque entiende algo que Occidente aún no reflexiona:  Cuando millones siguen a alguien sin criterio,  la ignorancia se vuelve viral,  y la viralidad se vuelve peligrosa. China prefiere un ecosistema donde los expertos reales, no los carismáticos, construyan la conversación técnica.

CERTIFICACIÓN, EXPERIENCIA Y RESPONSABILIDAD EN EL NUEVO OFICIO DE “INFLUENCER EXPERTO”

La credibilidad debe reconstruirse desde el fundamento. La profesionalización del influencer experto requiere estándares mínimos: formación, experiencia demostrable, ética, responsabilidad y transparencia. En un entorno donde la palabra tiene impacto masivo, el conocimiento no puede seguir siendo opcional.

La influencia no es un derecho sin límites; es una función social que afecta decisiones económicas, de salud y de vida. China lo comprendió.

Por otra parte en Occidente debemos decidir si seguiremos  premiando la apariencia y los “Like” o si valoraremos a quienes realmente  cuentan con conocimientos reales y demostrables.