Securing our future, really?

El martes 18 de febrero de 2025, en Riad (capital de Arabia Saudita) tuvo lugar el primer encuentro diplomático de alto nivel entre EE.UU. y la Federación de Rusia, cosa que no ocurría desde enero de 2022, antes de que comenzara la Guerra de Ucrania. Desde entonces, el bloqueo a la Federación de Rusia por parte de Occidente ha sido completo. Pero como nada dura eternamente, tras el fracaso de los demócratas (y de su ideología Woke) en EE.UU., el nuevo habitante de la Casa Blanca ha cambiado la política exterior en 180º (no 360º, como diría la ilustrada ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock).

Este cambio abrupto de guion ha pillado a todos los obedientes líderes europeos con el pie cambiado, porque ¿cómo van ahora a decir justo lo contrario de lo que decían en la época de Biden? ¿Quién les va a creer?Fue extremadamente palpable en la citada reunión de Riad que la Guerra de Ucrania no tiene nada que ver ni con Ucrania ni con Europa, sólo tiene que ver con los dos contendientes reales de la guerra: EE.UU. (con la utilización de la OTAN y de los europeos) y la Federación de Rusia. Muchos analistas desde el principio de la contienda manifestaron que éste era un conflicto entre la OTAN y la Federación de Rusia en suelo ucraniano. Nadie en occidente les creyó, pero ahora la tozuda realidad se impone y se manifiesta con toda rotundidad en Riad. Y, por este motivo, Zelenski y los líderes europeos más obedientes a Biden se sienten ridiculizados en público, y no sin razón, porque la verdad ha salido a la luz; o sea, no son más que títeres del Gran Juego en el que sólo participan como peones.

En las cuatro horas y media que duró la reunión en Riad, Ucrania no fue, ni mucho menos, el tema central; por el contrario, el tema prioritario fue el nuevo orden tripolar del mundo. Se podría decir que Riad se convirtió en el inicio de una reedición de los Acuerdos de Yalta, pero esta vez sin Gran Bretaña ocupando un papel geopolítico que ni tiene ni merece (de ahí su monumental enfado).

Tras el espectáculo del viernes 28 de febrero en la Casa Blanca (más propio del día de los Santos Inocentes) el sábado 1 de marzo, Zelenski visitó el 10 de Downing Street. Y el día siguiente (domingo 2 de marzo, para que luego digan que los políticos no trabajan…), el primer ministro británico, Keir Starmer, se reunió allí mismo con 18 países aliados de Zelenski entre los que se encontraban (el siempre protagonista) Emmanuel Macron, (el defenestrado) Olaf Scholz, que ya no representa a nadie…, la todopoderosa (y obediente) Úrsula von der Leyen, (el empleado de la OTAN) Mark Rutte y otros países europeos más Canadá y Turquía.

Desde poco después de comenzar “la invasión militar” o “la operación especial”, en febrero de 2022, según los puntos de vista de cada cual, solo había sobre la mesa una propuesta de paz: la realizada por la República Popular de China, que nadie en el bando pro-ucraniano tomó en cuenta en ninguno de los puntos de su articulado y que recibió como respuesta que la resolución del conflicto se realizaría en el campo de batalla. Parece claro que en dicho bando no tenían el menor interés en la Paz.

Tiempo después, EE.UU. esboza un plan de paz muy a la estadounidense en que rentabiliza formidablemente la Guerra de Ucrania, demostrando que la guerra no es más que un buen negocio: especialmente para el vencedor, claro. Y, a pesar de que dicho “plan de paz” era como hacer tratos con la mafia, algo de “paz” sí contenía; aunque era una “paz” extraordinariamente cara. Y tras romperse (momentáneamente) ese acuerdo con Zelenski en el esperpento televisado ya comentado, rápidamente surgen otros actores, como los reunidos en Londres, con declaraciones como estas. Dice Scholz: “Juntos como amigos y socios por una paz justa para Ucrania”; y Keir Starmer: “Todos debemos movilizarnos» y “Estamos con usted (Zelenski) el tiempo que haga falta”. O sea, que debajo de bonitas palabras como “Paz” y “Apoyo”, lo único que hay es más dinero y, tal vez, más hombres, para continuar con una guerra que desde su inicio ya se sabía que estaba perdida en el campo de batalla. No hace falta ser un gran estratega militar para darse cuenta de ello; con saber un poco de historia y comparar Ucrania con Rusia en términos de población y de desarrollo militar, hasta un ciego de lejos vería el abismo que hay entre las dos naciones.

Así que la Europa de los valores, lo único que ofrece para alcanzar “la paz” es más guerra. Lo mejor es cómo lo justifican: “Si Ucrania se fortalece militarmente, estará en una situación más fuerte para negociar con Rusia en una mejor posición y así obligarla a firmar una paz justa”. Me pregunto: ¿En qué multiverso viven los líderes europeos que piensan así? ¿Realmente se creen este sueño de una noche de verano? O ¿piensan que los europeos estamos todos lobotomizados? Ganar a la Federación de Rusia en un campo de batalla que está al lado de su propio territorio no está, ni siquiera, en manos de toda la OTAN junta. Y eso, sin hablar del poder nuclear del que la Federación de Rusia dispone.Encrucijada históricaSiguiendo con Starmer, dijo: “Estamos en una encrucijada histórica, este no es un momento para hablar más, es hora de actuar, de dar un paso adelante y liderar un nuevo plan para una vida justa y duradera”. ¿Qué significa todo esto?Como decía Serguéi Lavrov: “Los niños no se sientan en la mesa de los mayores”. Tras la II Guerra Mundial, las potencias vencedoras se repartieron el poder en la Conferencia de Yalta: Iósif Stalin, Winston Churchill y Franklin D. Roosevelt representando (teóricamente) a los países vencedores. En Riad ha comenzado la creación de un nuevo orden tripolar que se podría calificar como los nuevos Acuerdos de Yalta 2.0, pero en los que ha desaparecido el Reino Unido y ha emergido China. Ahora son Donald Trump, Vladímir Putin y Xi Jinping.

La encrucijada histórica a que se refiere Starmer es sobre el sueño de Macron; es decir, ahora que EE.UU. amenaza (con la boca pequeña) con abandonar la OTAN, es el momento idóneo para que Europa continental (la Unión Europea) tenga un ejército propio que le dé verdadera autonomía estratégica frente al poder omnívoro de EE.UU. y de su comparsa británica. Esta idea es compartida por más miembros de la UE, pero supone un gran peligro para el Reino Unido, que siempre está haciendo el papel de bisagra entre EE.UU. y la UE, con el objetivo básico de dividir a los miembros de la UE. Y esta reunión en Londres (con la excusa de ayudar a la paz en Ucrania), lo único que busca es desunir a la UE y convencer a todos sus miembros de la imperiosa necesidad de aumentar el gasto en defensa; o sea, comprar más armas a EE.UU. y seguir dependiendo de ellos, es decir, nada de autonomía estratégica. Así, el futuro que desde Londres se está programando es el de mantener la Guerra de Ucrania hasta el último ucraniano, como ya se dijo, mientras EE.UU. se enriquece aún más con la guerra y Gran Bretaña intenta por todos los medios sentarse en la mesa de los mayores.

Teniendo en cuenta que Trump no va a mandar soldados estadounidenses a morir en Ucrania, la “brillante idea británica” es mandar unos 30.000 soldados de varias naciones europeas (eso no es nada en términos militares), pero que estén “protegidos” por EE.UU.; es decir, que si son atacados por la Federación de Rusia o por un atentado de Bandera Falsa, EE.UU. se vería obligada a luchar frente a frente contra la Federación de Rusia. Este es el viejo sueño británico que se perpetúa de generación en generación, me explico: justo al final de la II Guerra Mundial (mientras se estaban realizando los mencionados Acuerdos de Yalta), Churchill propuso a Roosevelt en secreto un plan denominado “Impensable”, que consistía en aprovechar que Rusia estaba débil tras la II Guerra Mundial para terminar definitivamente con ella entre EE.UU. y el Imperio Británico. Roosevelt no mordió el anzuelo de Churchill, pero como se puede ver, los británicos lo siguen intentando. Eso sí, siempre envuelto en bonitas palabras de Paz. Así pues, el título de la reunión de Londres, SECURING OUR FUTURE (Asegurando nuestro futuro), me parece realmente muy sincero, porque efectivamente Gran Bretaña añora sus tiempos imperiales y necesita que la UE se desangre en una guerra que no puede ganar, y que los grandes actores internacionales se peleen hasta el final entre ellos, para que así se quede el camino libre para la reedición de su añorado imperio colonial. Y si para eso es necesario que sus enemigos (que lo somos todos) nos enfrentemos entre nosotros hasta que no quede ninguno en pie, pues mejor que mejor, así el camino quedará despejado —piensan sus mentes abyectas—.

Von der Leyen (a quien nadie ha votado, y seguimos presumiendo de ser mejores que otros países, porque nosotros somos democráticos…), ya ha dicho que se necesitan 800.000 millones de euros para “ayudar a Ucrania” y para que la Federación de Rusia no invada toda Europa hasta llegar a las Azores. ¿Cómo podemos tragarnos semejantes mentiras? ¿Qué gana la Federación de Rusia con desencadenar la III y última Guerra Mundial? ¡Es mucho más probable que nos invadan los extraterrestres!Lo que es evidente, y ya lo han anticipado en varias ocasiones, es que esos importes van a salir del “Estado del Bienestar” que tenemos en Europa; o sea, de las escasas coberturas sanitarias, de los sueldos de empleados públicos, de las pensiones, de los impuestos, de la inflación, etc. Como siempre, las clases más necesitadas de ayudas serán las más perjudicadas. ¿Hasta cuándo vamos a seguir ciegos, mudos y sordos ante semejantes robos de soberanía, dinero, salud y libertad?Para hacer verdad el lema SECURING OUR FUTURE, necesitamos cambiar inmediatamente de líderes-peones y que desde el pueblo llano surjan verdaderos patriotas que luchen por las personas que alguna vez creyeron en el sueño europeo. Si no lo hacemos pronto, la pesadilla de la guerra y la pobreza volverán a una Europa que desaparecerá por el sumidero de la historia: de nosotros depende.